Las conversaciones interesantes generan cambios en nuestro cerebro. Son una inyección directa de serotonina, además de un modo excepcional de conectar desde las emociones, la complicidad y la confianza. Pocas dinámicas son más enriquecedoras para el ser humano que ese espacio único donde crear alianzas, donde aprender, sorprendernos, hallar alivio y energía…
Judith E. Glaser, antropóloga y experta en inteligencia conversacional, solía decir algo muy interesante. Nuestro cerebro no habla inglés ni español ni francés, el cerebro habla a través de las emociones, y son ellas, las que dan significado a cada cosa que hacemos. Las conversaciones, el diálogo que tenemos en nuestro día a día con las personas que nos rodean, pueden mejorar nuestro bienestar o por el contrario, debilitarlo.
De algún modo, todos habremos experimentado alguna vez lo siguiente. En ocasiones, al pasar un instante de tiempo conversando con alguien, percibimos como nos quedamos sin energía, sin motivación e impregnados a veces de cierto negativismo. Por otro lado, puede suceder todo lo contrario. De pronto conocemos a alguien y surge una conexión inmediata, el diálogo fluye, la charla es vivaz, espontánea y hallamos una gran cantidad de dimensiones y gustos afines.
El cerebro adora este último tipo de experiencias. Nos regala endorfinas, oxitocina y serotonina, se reduce el estrés y el mundo, casi sin saber cómo, adquiere un sentido trascendente y revelador. Procurarnos de forma regular este tipo de experiencias con personas que nos son significativas supone ganar en calidad de vida.
«Las buenas conversaciones deben agotar el tema, no a los interlocutores».
-Winston Churchill-
Las conversaciones interesantes cambian nuestro cerebro
Decía Carl Rogers, célebre psicólogo humanista, que pocas cosas le gustaban más que hacer surgir nuevas ideas y perspectivas en las personas durante la terapia. Algo así solo puede lograrse mediante el diálogo, mediante una serie de procesos clave que para Rogers encuadraban la terapia: eran la aceptación del otro, la empatía y la autenticidad.
Esas dimensiones eran esenciales no solo para conectar con el otro, sino también eran decisivas para generar avances y mejoras clínicas. Así, algo que saben bien los expertos en comunicación humana es que las conversaciones son algo más que compartir un determinado tipo de información. En realidad, las conversaciones interesantes tienen la virtud de provocar cambios emocionales de gran intensidad.
Nuestras preciadas charlas, una alquimia neuronal de sensaciones y ondas cerebrales
Admitámoslo, esos diálogos enriquecedores en los que crear espacios seguros, dejarnos llevar entre confidencias, aprendizajes, descubrimientos e intimidades no se dan con mucha frecuencia. Es posible que apenas podamos contar con los dedos de una mano las personas con quienes tenemos verdaderas conversaciones interesantes. Pero cuando nos reunimos con ellas, salimos fortalecidos, llenos de positividad y entusiasmo.
No es casualidad. Esa sensación de bienestar es el resultado de una alquimia neuronal fascinante. Ese estado de ánimo reconfortante viene modelado por unos niveles más altos de lo normal de dopamina, oxitocina y endorfinas. Aún más, algo que también sabemos gracias a un estudio llevado a cabo en el Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje (BCBL) en España, es que durante esas conversaciones interesantes, nuestro cerebro se ‘sincroniza’ con el de nuestro interlocutor.
¿Qué significa esto? Básicamente que la actividad eléctrica cerebral de esas dos personas que están manteniendo una charla, comparten una misma sincronía neural para facilitar la conexión entre ambas. Las ondas cerebrales, trabajan a un mismo nivel.
Con las conversaciones interesantes se construye la confianza
La confianza es el pegamento social que une a las personas. Nuestro cerebro, por decirlo de algún modo, está diseñado para favorecer ese tipo de alianza con nuestros semejantes, es una dimensión que necesitamos sentir y que nos es muy preciada. Sin embargo, como bien sabemos, la confianza se gana y necesitamos varias señales para construir este vínculo con alguien.
Un modo de construirla, es a través de las conversaciones interesantes. Esos instantes de diálogo enriquecedor que tenemos junto a un amigo, nuestra pareja, un compañero de trabajo, etc., van cableando el lazo neural de la confianza. En estos procesos entra en acción la oxitocina, nuestra hormona prosocial por excelencia, la cual, favorece el que nos sintamos seguros, relajados y conectados con quien tenemos enfrente.
Diálogos de entusiasmo y positividad que nos transforman
Las conversaciones interesantes también tienen otra virtud: son capaces de transformarnos. Esos intercambios de información, emociones, ideas y sensaciones creadas a través de la palabra, originan una transformación conjunta. Son dinámicas donde descubrir otras perspectivas, donde contagiarnos entusiasmo, sabiduría, apoyo y confianza. Nadie sale indemne de estos momentos creados entre dos o más personas donde ganamos no solo en desarrollo persona, también lo hacemos en salud física y psicológica.
Para concluir, algo que nos señalan desde el campo de la neurociencia es que dos cerebros conectados son mejor que uno. Cuando las personas disfrutamos de esos instantes junto a alguien que nos es significativo, la mente trabaja a otro nivel. La comunicación diádica o pareada reduce el estrés, potencia la creatividad, refuerza nuestros lazos emocionales y sociales y nos nutre de entusiasmo.
No dudemos por tanto en buscar en nuestro día a día ese instante en el cual deleitarnos de conversaciones interesantes. Nada es tan enriquecedor que conectarnos a otras personas, que navegar en conjunto y crecer como seres humanos.
Valeria Sabater
Atrévete a ser feliz.
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