El vacío emocional es una consecuencia, no una causa, y compete a cada uno gestionarlo. Ese vacío es una de las señales más claras de incoherencia entre lo que sentimos y lo que decimos, pensamos y hacemos en la vida.
El síntoma de vacío puede darnos mucha información: puede indicarnos que nos estamos desconectando y no somos honestos con nosotros mismos. Nos muestra que estamos buscando fuera lo que está dentro. Además, en los casos más acusados, también puede ser indicativo de un profundo desamor hacia uno mismo y escaso autorespeto.
Muchas personas combaten este vacío de distintas maneras pensando que así podrán sentirse “completos” o ser más felices, entre ellas tenemos:
1. Acumulación compulsiva
Es una conducta que se caracteriza por la acumulación de objetos sin valor aparente; quien presenta esta condición no puede desprenderse de ninguna de sus pertenencias. La acumulación se puede presentar en aspectos que van desde la normalidad hasta un extremo patológico donde el almacenamiento de objetos inútiles dificulta las actividades diarias o motiva problemas de salud pública.
La presencia de estos objetos tiene la finalidad de mitigar la angustia del acumulador, para ellos supone una fuente de comodidad y seguridad. Sus pertenencias son extensiones de ellos mismos, si alguien intenta tocarlas o cambiarlas de lugar, se sienten violentados.
El acumulador generalmente acumula por miedo y por inseguridad, es decir, por temor a necesitar ese objeto más adelante y por apego emocional, según explican los expertos.
2. Compras compulsivas
Todos hacemos compras, así obtenemos elementos necesarios como ropa y alimento. No obstante, para algunos, siempre es el momento ideal para hacerse un regalo a sí mismo. Es común oír la frase “cuando estoy triste, me voy de compras”, así cubrimos nuestra propia insatisfacción. Encontramos algo que nos gusta, lo adquirimos y llenamos el vacío… un rato.
No está mal que alguna vez nos demos un capricho para sentirnos mejor, sin embargo, no hay que confundir un capricho eventual con una acción recurrente. Las compras no nos aportan más que un alivio momentáneo tras el que recaeremos añadiendo, además, el sentimiento de culpa por haber comprado.
3. Consumo de sustancias
Algunas personas, ante momentos de zozobra, deciden consumir sustancias nocivas para la salud, como alcohol, tabaco o incluso drogas. Puede empezar como un consumo experimental o para integrarse a un círculo social. Estas sustancias tienen propiedades inhibidoras del sistema nervioso central, por lo que es común que el efecto sea de relajación.
Para muchos, esto es una buena vía de escape ante un sentimiento amargo, por lo que es más fácil el consumo que enfrentar la situación.
4. Comer en exceso
Muchos de nosotros alguna vez hemos tenido un atracón de comida, eso no quiere decir que seamos comedores compulsivos. Cuando estamos tristes, deprimidos o aburridos, muchas veces comemos para aliviar la tensión. Es como si los alimentos pudiesen llenar ese vacío emocional que no sabemos cómo gestionar.
Es importante tener en cuenta que cuando intentamos llenar un vacío emocional con comida tendemos a elegir alimentos pocos saludables o comer en exceso, y todo esto con la consecuente sensación de culpabilidad.
5. Adicción al trabajo
Existe adicción al trabajo cuando somos incapaces de interrumpir nuestra actividad laboral, llevando a cabo jornadas interminables, cargándonos de ocupaciones hasta acabar extenuados, todo esto como una manera de alimentarnos, aliviarnos o desconectarnos de otros ámbitos de nuestra vida.
Sí, ser incapaces de apagar el ordenador y marcharnos de la oficina, seguir enviando e-mails a altas horas de la noche o durante los fines de semana, llenar voluntariamente las páginas de la agenda con compromisos y responsabilidades que habría que realizar entre tres o cuatro personas, son señales a las que conviene prestar atención.
Es muy probable que estés utilizando el trabajo de manera descontrolada para no afrontar otros ámbitos de tu vida.
6. Relaciones sexuales sin control
Cuando una persona está bajo los efectos de la compulsividad en la búsqueda de afecto, se puede producir una adicción al sexo o a la conquista perpetua. Es muy gratificante seducir, pero hay que tener cuidado para no terminar envuelto en patrones de conducta nocivos.
En cualquier caso, las relaciones sexuales sin control son una conducta adictiva. No hay enriquecimiento emocional mutuo, y se brinda solamente escape a la ansiedad por lo novedoso, por la conquista. Se busca llenar un vacío afectivo muy profundo que produce ansiedad.
Las personas buscan y buscan pero no encuentran, no están satisfechas del todo. Pareciera que no pueden saciarse, entonces tienen una pareja sexual y otra más. Su actitud se debe a una carencia emocional.
Los vacíos emocionales entorpecen nuestra calidad de vida, nos hacen sentir insatisfechos y nos impiden disfrutar de la experiencia humana; hay medidas que podemos tomar para combatirlos: la psicoterapia, el arte, el deporte y otras actividades enriquecedoras.
Nunca es tarde para otorgar un significado profundo a nuestra existencia y construir la felicidad.
Phrònesis
Atrévete a ser feliz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario