Esta es una mediación técnicamente muy simple pues utilizamos soportes que están siempre presentes en nosotros y no tenemos que crearlos a partir de la visualización u otros medios.
Es importante que no busquemos nada en concreto y que estemos abiertos a lo que surja. También es conveniente seguir las etapas sin prisa ni ganas de pasar a la siguiente. Necesitamos profundizar en cada una de ellas porque cada una nos llevará a la siguiente sin necesidad de ir a buscarla.
PRACTICA
Empezaremos sentándonos en posición de loto, semiloto o la postura de rodillas y la espalda bien recta. Ojos ligeramente entreabiertos y mandíbula relajada.
En esta posición iniciaremos la sesión con la respiración de fuego (Kapalabhati) (mínimo 80 veces). Con ello, relajaremos el diafragma y podremos realizar la meditación con una respiración relajada.
Finalizada la respiración de fuego, suavizaremos nuestro aliento y realizaremos durante 5 minutos una respiración completa con la espiración más larga que la inspiración. Atentos al aire que entra y sale por la nariz, sintiendo como el aire que entra esta más frió que el que sale, sintiendo el roce del aire en nuestras aletas nasales. En este punto, ya podremos estar sintiendo “el primer pilar del presente” que es la vibración que envuelve nuestro cuerpo, la energía etérica vibrando.
Pasados estos 5 minutos, bajaremos la profundidad de nuestra respiración, manteniendo una respiración de meditación. Nuestra atención seguirá concentrada en el aire que entra y sale por la nariz durante, aproximadamente, 15 minutos. Aparecerán pensamientos, imágenes y los dejaremos pasar, sin luchar con ellos, sin enfadarnos por tenerlos, volveremos inmediatamente nuestra atención al aliento entrando y saliendo de nuestra nariz. Poco a poco nuestro cuerpo y nuestra mente se irán relajando. En todo momento estaremos atentos a las sensaciones. Este aliento en que apoyamos nuestra concentración, es el “segundo pilar del presente”.
A medida que nos vamos relajando percibiremos el sonido interno o nadam, que se percibe como un pitido entre las sienes o eventualmente como campanas. No lo busquemos, dejemos que aparezca a medida que nos vamos relajando. No llevemos la atención al sonido interno en cuanto aparezca. Pasaremos unos minutos atentos al aliento aunque de fondo atentos también al sonido interno. Una vez consolidada la percepción del nadam, nos dejaremos envolver por este sonido, permitiendo también las percepciones visuales. Podremos sentirnos envueltos en un entorno de luz y sonido que todo lo abarca y en el que podremos sentirnos una mota de polvo flotando en un mar de luz y sonido o sentir que todo lo abarcamos y que somos uno con todo lo quenos envuelve. Permaneceremos unos 15 minutos en esta atención. Este sonido interno es el “tercer pilar del presente”.
Con nuestra atención en el sonido interno y una respiración de meditación, poco a poco iremos sintiendo los latidos del corazón. Como en la anteriores fases seguiremos concentrados en el nadam, notando cada vez más consolidado el latido del corazón, es entonces cuando dirigiremos nuestra atención principalmente a estos latidos. Este es el “cuarto pilar del presente”.
En este punto procuraremos visualizar el corazón. Visualizaremos los detalles del corazón, el movimiento del latido, e iremos, poco a poco, visualizando y sintiendo el corazón en su conjunto.
Nos dejaremos envolver por esta visión y este sentimiento, hasta que nos iremos fundiendo con el corazón, con sus latidos.
En este punto, trataremos de voltear el corazón dejando la parte interna en el exterior. En este punto, se abre un portal multidimensional, un túnel oscuro y al final un gran resplandor blanco.
©Juan Bombi
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