El miedo provoca más lumbago que todas las
hernias discales, todos los problemas articulares, todos los problemas de
columna, porque el temor hace que metamos, literalmente, el rabo entre las
patas, cerramos el esfínter anal interno, a ese nivel, hay un centro de energía
muy importante y, nos cerramos a la vida, contraemos toda la musculatura
lumbosacra, esa parte queda mal irrigada y nos dan unos lumbagos terribles, y
ese lumbago es el nombre clínico del miedo.
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Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro
observar mi cuerpo y veo que tengo los glúteos y toda esta parte contraída, si
logro respirar hacia esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al
miedo y decirle "tú eres la mejor parte de mi mismo, cuando asciendes y te
revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres
parte de mi amor también".Cuando yo, a través de la respiración, logro
ascender esa energía del miedo, y logro trasmutarla al altar del corazón, que
es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida,
entonces desaparece el lumbago.
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Mi resentimiento, mi odio, frecuentemente,
está anclado en mis articulaciones. Yo estoy así totalmente rígido. A veces,
con el puño apretado en la noche, inconscientemente, dispuesto a pegar y a agredir.
Pues bien, ese dolor articular,es resentimiento congelado en esa parte del
cuerpo.
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Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a
mi sentimiento de ira y a mi resentimiento, y logro comprender que mi
resentimiento es algo que se construye en el plexo solar, que bloquea la
energía aquí y no permite a la energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema
inmune, puedo hacer mucho más que el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para
curar y sanar mi artritis, y yo soy responsable, no tengo que esperar que el
reumatólogo me resuelva el problema.
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Dr. Jorge Carvajal Posada
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Puedes hacer este ejercicio en cualquier
momento, cada vez que sientas miedo.
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Para mejores resultados, es ideal hacerlo en
un lugar privado y silencioso, trabajando con una lista de miedos que haz
escrito previamente.
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Siéntate o acuéstate cómodamente con tu
espalda recta y cierra los ojos.
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Toma aire profunda y lentamente hacia tu
abdomen, luego exhala lo más rápido que puedas.
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Repite, toma aire lentamente, y luego suéltalo
lo más rápido que puedas.
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Y una vez más, inhala despacio, despacio,
luego exhala rápidamente.
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Ahora continúa respirando a tu propio ritmo.
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Escanea tu cuerpo físico desde la cabeza hasta
los dedos de los pies, para encontrar la energía del miedo.
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Busca el miedo. Si no lo puedes encontrar, lee
uno de los miedos de tu lista y escanea tu cuerpo de nuevo.
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Una vez encuentras miedo en tu cuerpo,
simplemente obsérvalo. No lo analices, solo obsérvalo. Deja que esté allí. Deja
que exista. Deja que crezca y sea lo que es.
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Se puede manifestar en una incomodidad física,
como un nudo, un dolor, energía localizada, o a través de un pensamiento o una
memoria, o simplemente puede ser la emoción del miedo.
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Solo míralo.
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Obsérvalo.
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Siéntelo.
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Deja que esté aquí.
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Y dile, “miedo, eres bienvenido aquí.”
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Te doy la bienvenida aquí.
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Dale la bienvenida y permite que crezca.
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Permite que se haga cada vez más grande.
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Permite que crezca y crezca… lo más grande que
le sea posible
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Deja que sea lo más grande que pueda ser.
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Permite que el miedo se exprese para ti.
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pero no analices.
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Simplemente permite que lo que sea, venga.
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Aunque sean palabras,pensamientos,memorias,
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Rastréalo si se transforma en otra emoción,o
si cambia su localización en el cuerpo.
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Sin importar en lo que se convierta, dale la
bienvenida a la nueva expresión. “pensamiento, eres bienvenido aquí … emoción,
eres bienvenida aquí, palabras, memorias, miedo, eres bienvenido aquí.
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Eres bienvenido aquí.
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Míralo, Obsérvalo.
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Ahora, permítete acercarte y abrazar el miedo
en cualquier expresión que este haya escogido.
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Dale Amor y Luz y permite que exista.
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Agradécele por cualquiera que haya sido el
trabajo que tenía para ti, y por estar contigo por tanto tiempo.
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Ahora, suéltalo y entrégalo al Universo.
Permite que vaya libre hacia su fuente.
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Respira profundo ahora.
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Mientras Inhalas, inhala Amor y Luz. Y cuando
exhales, deja que esa Luz y Amor vaya y llene el espacio donde solía estar el
miedo.
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Ahora, simplemente respira despacio y
profundamente.
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Inhalando Luz y Amor, y cuando exhales permite
que la Luz y el Amor se extienda por todo tu cuerpo y fuera hacia tu entorno.
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Ahora, escanea tu cuerpo desde la cabeza hasta
los dedos de los pies para ver si quedó algo de este miedo. Si ha quedado algo,
repite el ejercicio inmediatamente. Si no, puedes usar tu lista para hacer el
ejercicio de nuevo, o terminar ahora abriendo los ojos y estirando bien el
cuerpo.
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Repite este ejercicio a diario hasta que no
tengas más miedo en tu vida.
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