Es posible que, en algún momento, sintamos que no estamos
haciendo bastante para poder alcanzar todos los objetivos de crecimiento
personal que parece que tenemos que conseguir si queremos dar grandes saltos y
pasos hacia adelante en nuestra vida.
Hemos leído tantas cosas sobre tantos posibles beneficios,
potenciales y recompensas de lo que tenemos por delante cuando consigamos
llegar a otros niveles de la realidad, a esa “matrix 15,6Hz”, que ahora mismo creamos más
formas energéticas de agobio por el “no
puedo hacerlo”, “no
llego a todo”, que formas positivas de “tranquilo, estoy en el camino, y todo llegará en su debido
momento”.
No hay nada que reprocharnos en
este aspecto, el inconsciente colectivo se nutre de las proyecciones de todos
nosotros, y de ahí nace la realidad consensuada en la que vivimos, teniendo en cuenta
que, además, contiene las formas mentales provenientes de las manipulaciones que nos insertan aquellos en el poder,
para que pensemos en ciertas direcciones o tengamos ciertas ideas sobre ciertos
temas.
Puesto que, de momento, no tenemos más remedio que seguir conectados a
este inconsciente colectivo, hasta que no lo limpiemos entre todos con nuestras
propias proyecciones a partir de la autoconsciencia y de la responsabilidad por
lo que emitimos, los egregores de este “agobio colectivo” que flota sobre
nosotros presionan con fuerza a nuestro inconsciente, terminando, en algunos
casos, de desconectarnos por completo de los esfuerzos por ir recuperando
nuestro poder, potencial y libertad, y terminando por generar, muchas veces,
sin que uno mismo se de cuenta, sensaciones de pesadez y apatía sobre las
acciones que cada uno debe tomar para seguir con sus octavas y procesos en
curso.
Y es que cuando algo que, a
priori, está orientado a un crecimiento con un sustrato de alegría y bienestar
se convierte en una carga con sustrato de agobio, hay que frenar y reorientar
las cosas. Todos queremos vivir mejor, estar mejor, sentirnos mejor, aprender,
crecer, disfrutar de la vida y aprender con ella. Si esto se convierte en un
lastre, porque uno está saturado de técnicas, recetas, informaciones y
contradicciones de todo tipo sobre como estar mejor, como vivir mejor, y cómo
evolucionar, la psique se colapsa, al menos en ciertos aspectos, y el proceso
alquímico interior se ralentiza, pues las energías que lo nutren a veces son
fuerzas contrapuestas.
Dicho esto, la idea es simplemente
“no agobiarse”, todos llegamos a donde tenemos que llegar en el momento en el
que nos toca llegar, y los conceptos de tiempo, para los procesos que rigen esos pasos hacia la transformación de
cada uno, no son determinantes para nada. Hasta los procesos macro-evolutivos a nivel del planeta,
que están siendo monitorizados, apoyados y ayudados por razas, grupos y fuerzas
exo-planetarias para que no frenemos nuestro avance como especie, se rigen y se
ajustan a los pasos que nosotros, como humanos, desde dentro, vamos dando para
conseguir los cambios que necesitamos.
Repasando
la creación del yo observador
Cambiamos de tercio para seguir
explicando cosas sobre el funcionamiento de la psique, que nos ayude a
comprendernos mejor en todos los aspectos. Ya hemos explicado como se crea el “yo observador”, esa
sub-faceta de nuestra personalidad que hace de puente entre la mente consciente
y el ser o Yo Superior. No es que ningún otro “yo” no pueda hacerlo, todos los
sub-caracteres que tenemos tienen esa posibilidad, pero no les toca, o mejor
dicho, no tienen la constitución energética para ello. Si pones en control de
tu personalidad a tu “yo
analítico”, a tu “yo
celoso”, a tu “yo
valiente” o a tu “yo
triste”, esos rasgos de tu personalidad aflorarán y tendrán el
control del conjunto de lo que muestras al mundo, pero serán dependientes de
las emociones y formas mentales a las que están asociados, por lo que no
estarán, por constitución, “hechos” para hacer de interlocutores con nuestro
ser o Yo Superior con la misma facilidad que un “yo” que ha sido creado, por
nuestra voluntad de auto-observarnos y mirar hacia dentro, con las características
de comunicar diferentes partes de nosotros mismos.
Un logro
enorme
Supongamos entonces que el “yo
observador” ya está en construcción, ya existe, y poco a poco somos capaces de
darle el control de nuestra personalidad, todo el tiempo, lo cual equivale a que
todo el tiempo somos lo suficiente conscientes de lo que sentimos, pensamos, y
se mueve en nuestro interior. Esto ya es un paso enorme, y si no fuéramos más
allá de este logro habríamos conseguido lo que una gran parte de la humanidad
no conseguirá jamás, salir del control de los automatismos que nos rigen y ser
conscientes de los mismos. Pero no es suficiente si uno toma en cuenta el
contexto en el que nos movemos ahora mismo, que no es otro que el de un cambio
de realidad para la masa de la humanidad, ya que lo que valía como meta
evolutiva hace cinco siglos, ahora no es sino un pequeño escalón de los muchos
que hay por delante.
Controlar
la consciencia en su totalidad
Una vez este escalón se ha
superado y afianzado, llega el siguiente paso, que es darle progresivamente al
Yo Superior el control de la consciencia artificial (que es la que se forma en
la superficie de la esfera de consciencia y contiene a todos
nuestros “yos”), y a través de ella, luego al programa ego, para que
el piloto automático del vehículo físico que usamos vaya dejando de responder a
sus propias rutinas y parámetros “cargados de fabrica”, y responda a las
ordenes conscientes del verdadero “conductor”, el ser que somos todos y cada
uno de nosotros.
Hacer que este conductor “real”
tome el volante y el asiento de piloto de forma permanente, es algo que,
posiblemente no sucederá hasta bien avanzado el camino evolutivo de cada uno,
pues todavía la parte que media entre las rutinas egoicas y el Yo Superior, la
consciencia artificial dirigida por el yo observador, ha de hacer mucho trabajo
de gestión y preparación para que otro nivel de consciencia muchísimo más
elevada pueda tomar el 100% del control.
Esto quiere decir que no se trata
de perder “la personalidad” que tenemos, o no se trata de que desaparezca la
consciencia “humana” para dejarnos imbuir y dirigir por nuestra consciencia
“elevada”, sino de trabajar para unir ambas paulatinamente, y que la
consciencia “humana” se vea orientada, dirigida y apoyada por la consciencia de
nuestro ser, con el ego bajo su mando y sin automatismos activados
descontroladamente. Aunque ahora esto que estamos diciendo se vaya a quedar
solo como una explicación teórica, será experimentado por todos en algún
momento, y entonces se entenderá, pues es necesario haber realizado y materializado
los pasos anteriores para poder sentir como un “hecho” esto que ahora estamos
simplemente leyendo.
El objetivo, por lo tanto, es
avanzar a nuestra psique los siguientes escalones que vendrán, pues
precisamente solo imbuyendo en el inconsciente de todos nosotros esta
información, tendremos una pequeña brújula que marque por donde van a ir los
procesos y cambios interiores que se van a ir dando. Pudiera parecer una forma
un tanto extraña de trabajar y de ayudar, pero puesto que muchas de las cosas que
rigen las octavas de los caminos particulares de cada uno están programadas en
nuestra mente inconsciente, es a esta a la que tenemos que hacerle llegar parte
de la información que necesita para saber que procesos tiene que gestionar, y
hacia donde debe ir en los pasos de transformación interior que se va a
ir encontrando en el camino y que a todos, sin excepción, nos esperan por
delante.
un abrazo,
David Topí
David Topí
http://davidtopi.com
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