Muchas veces nuestro ser
se manifiesta de múltiples maneras, implorando porque tomemos acciones, que
tomemos las decisiones que nos posicionen donde queremos realmente estar. Y
nosotros muchas veces dejamos pasar este clamor por múltiples factores, pero principalmente
por miedo.
Muchas veces tenemos claro cuándo ha sido
suficiente, cuándo ya tenemos que partir, que cambiar de trabajo, cuando
tenemos que mudarnos o tomar alguna acción de cambio que nos conduzca en otra
dirección. Pero postergamos la decisión por muchas variables.
Debemos considerar que si bien es cierto que
todo cambio trae consigo un riesgo, también es cierto que si no nos arriesgamos
nos limitamos la posibilidad de ganar… Sí, también de perder, pero en este caso
es relativo, porque ya quedarnos en nuestra zona de relativo confort es en sí
mismo una pérdida.
Todos los cambios, aún los más ansiados, llevan consigo cierta
melancolía; porque aquello que dejamos es una parte de nosotros mismos: debemos
morir una vida para entrar en otra. Anatole France
Nadie debería tomar las decisiones
trascendentales de nuestra vida por nosotros, esto debe ser de absoluta
responsabilidad propia y por ello no debemos sentarnos a esperar por la
aprobación o el consentimiento de alguien para irnos tras lo que nos haga feliz,
por grande o minúsculo que parezca.
Nuestro tiempo es limitado en este tránsito y un
malgasto de él es el peor atentado que podemos hacer en nuestra contra… Por lo que si no estamos haciendo lo que nos gusta, lo que nos nutre o
las cosas hacemos van perdiendo valor, tenemos que generar cambios, cambios que
comienzan en nosotros mismos.
Debemos ser capaces de entender cuándo y cómo
generar cambios, a veces tenemos la vida
que soñamos y nos sentimos inconformes y esto es el resultado de la forma en la
cual estamos viendo la vida, en qué nos estamos centrando, muchas veces tenemos
mil bendiciones y nos enfocamos en el minúsculo punto que nos falta y allí
comenzamos a sentirnos infelices.
Ver la vida desde el agradecimiento nos hace tomar
decisiones más ligadas al corazón y no aventurarnos a seguir nuestro ego. A veces no queremos dar
más, queremos librarnos de responsabilidades y queremos cambios que nos hagan
la vida más sencilla, pero por lo general en estos casos los cambios que
debemos hacer es de creencias y de pensamientos. Afrontar situaciones no
siempre es una tarea grata, pero no debemos evadirlas, sino cambiar la
perspectiva que tenemos de nuestra participación.
Los cambios que generemos en nuestra vida deben
estar tomados desde la consciencia, no desde la comodidad. Beneficiarnos y
beneficiar a la mayoría de los involucrados debe ser considerado. Los cambios son sinónimo de oportunidad, de apertura,
procuremos que los que escojamos siempre sean para mejor y estemos conscientes
de que podemos equivocarnos, que puede salir mal, pero que el que no se atreve,
no conquista.
Es importante aprender a distinguir entre los
caprichos del ego y lo que está asociado a nuestro propósito, que está guiado desde
nuestro corazón. Evalúa tus pensamientos, canaliza tus rechazos, hazte
consciente de cómo inviertes tu tiempo y tus energías y decide desde tu
esencia, prestando especial atención a tu intuición. Y si sientes de corazón,
que necesitas darle un giro a tu vida, no lo dudes y toma el mando.
Rincón del Tibet
No hay comentarios.:
Publicar un comentario