En comparación
con el concepto taoísta de equilibrio, la idea occidental de una «dieta
equilibrada» resulta simplista y superficial. Los médicos occidentales
recomiendan a todo el mundo que «tome un poco de todo en cada comida»,
mezclando elementos tan dispares como la carne, la leche, féculas, grasas y
azúcar. Un consumo de comida tan indiscriminado no es muy distinto a llenar el
depósito de un automóvil con una combinación de gasolina, gas, alcohol y
azúcar. Una mezcla así no podrá arder eficazmente, proporcionará poca potencia
y no tardará en atascar el motor a tal punto que le será imposible seguir
funcionando.
En nuestro
idioma, el Yin/Yang de la dieta se conoce como «trofología», una palabra que
probablemente ni usted ni su médico han oído hasta ahora. La enseñanza de la
medicina en Occidente, sobre todo en los Estados Unidos, deja mucho que desear
en cuestión de nutrición, si bien actualmente existen en América y en Europa
unos cuantos científicos nutricionales que, a pesar del desdén de sus colegas
de la clase médica, están realizando grandes adelantos en la ciencia de la
trofología.
El
equivalente científico occidental del equilibrio Yin/yang en las combinaciones
de alimentos es algo que todos aprendimos en la escuela en las clases de
química elemental: el equilibrio ácido/básico, o «pH». Todos sabemos que si
añadimos una medida de ácido a una medida igual de álcali, la solución química
resultante es tan neutra como el agua corriente. De ahí la idea de tomar
bicarbonato (una sustancia muy alcalina) para aliviar la «acidez» del
estómago.
Está
científicamente comprobado por la medicina occidental que para iniciar la buena
digestión de cualquier proteína animal concentrada, el estómago debe secretar
pepsina. Pero también está demostrado que la pepsina sólo puede actuar en un
medio sumamente ácido, que debe mantenerse durante varias horas hasta la
completa digestión de las proteínas. Otro hecho igualmente comprobado por la
ciencia es que, cuando masticamos un pedazo de pan, de patata o de cualquier
otro hidrato de carbono/fécula, las glándulas salivales segregan de inmediato
ptialina y otros jugos alcalinos. Después de tragada, la fécula alcalinizada
necesita hallar en el estómago un medio alcalino para acabar de ser digerida
por completo.
Todo el mundo puede comprender lo que ocurre, pues, cuando se ingieren simultáneamente féculas y proteínas, el estómago, en respuesta a la presencia de las proteínas y las féculas, segrega al mismo tiempo jugos ácidos y alcalinos que se neutralizan entre sí y dejan una solución acuosa incapaz de digerir correctamente ni una cosa ni otra. Lo que sucede a continuación es que las proteínas se pudren y las féculas fermentan, debido a la constante presencia de bacterias en el canal digestivo.
La putrefacción y la fermentación son las causas principales de todo tipo de problemas digestivos, como gases, ardor, hinchazón, estreñimiento, heces fétidas, hemorroides sangrantes, colitis y demás.
Todo el mundo puede comprender lo que ocurre, pues, cuando se ingieren simultáneamente féculas y proteínas, el estómago, en respuesta a la presencia de las proteínas y las féculas, segrega al mismo tiempo jugos ácidos y alcalinos que se neutralizan entre sí y dejan una solución acuosa incapaz de digerir correctamente ni una cosa ni otra. Lo que sucede a continuación es que las proteínas se pudren y las féculas fermentan, debido a la constante presencia de bacterias en el canal digestivo.
La putrefacción y la fermentación son las causas principales de todo tipo de problemas digestivos, como gases, ardor, hinchazón, estreñimiento, heces fétidas, hemorroides sangrantes, colitis y demás.
Muchas de las llamadas «alergias» son también
consecuencia directa de la mala combinación de los alimentos: la corriente
sanguínea absorbe toxinas de la masa fermentada y putrefacta que llena los
intestinos, y estas toxinas a su vez provocan erupciones, urticaria, dolores de
cabeza, náuseas y otros de los síntomas que habitualmente se catalogan como
«alergias». Los mismos alimentos capaces de desencadenar una reacción alérgica
cuando están incorrectamente combinados muchas veces no producen ningún efecto
nocivo cuando se consumen de acuerdo con las leyes de la trofología. La
cuestión se reduce a lo siguiente: cuando inmoviliza su estómago y perturba sus
funciones digestivas con el consumo de alimentos indiscriminadamente
combinados, las bacterias del canal digestivo se dan una fiesta. Aprovechan
todos los nutrientes y se multiplican, mientras usted se queda con los desechos
y padece.
Las bacterias y hongos se
alimentan de las mismas sustancias de las que se alimenta nuestro
cerebro.
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La Acidez en el pH de los
tejidos de nuestro cuerpo suele ser el sello distintivo del cáncer y de otros
desequilibrios de la salud tales como: enfermedades cardiovasculares,
problemas cerebro vasculares, patologías del riñón, trastornos inflamatorios
y enfermedades respiratorias.
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El estado gravemente séptico del tracto intestinal
humano constituye un caso único en la naturaleza, y aun así, los médicos
occidentales lo toman como normal e incluso insisten en que resulta inofensivo
para el resto del organismo. La realidad es otra. A fin de protegerse de la
irritación tóxica crónica causada por las comidas mal combinadas, el colon
segrega grandes cantidades de mucosidad para envolver las partículas tóxicas
antes de que dañen su sensible mucosa. Cuando esto sucede en todas las comidas,
todos los días, todas las semanas del año (como es lo habitual en las modernas
dietas occidentales) el colon termina segregando un flujo constante de moco que
se acumula y se incrusta en los pliegues del colon. Esto produce una reducción
de la luz del colon y un constante filtrado de toxinas al torrente sanguíneo,
por ósmosis. Cuando la incrustación de mucosidades tóxicas en el colon alcanza
una presión crítica, produce una bolsa que se hincha como un globo hacia el
exterior,, provocando lo que se llama una diverticulosis. La colitis y el
cáncer son las siguientes etapas de deterioro del colon debido a estas
condiciones.
Hay personas que poseen una
naturaleza muy fuerte y, concretamente, un aparato digestivo muy fuerte; pero
hay que tomar en cuenta que los órganos se resienten con el abuso y aunque no
lo notemos, el desgaste se va acumulando progresivamente, hasta que se
declara la enfermedad y nos priva de vivir con salud y en armonía.
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Tras haber establecido una correspondencia entre el
Tao de la alimentación y la terminología científica occidental, pasemos ahora a
examinar con detalle el aspecto práctico de la trofología mediante algunos
ejemplos concretos de combinación de alimentos.
Las combinaciones enumeradas a continuación incluyen la mayor parte de los «crímenes culinarios» contra la ley de la naturaleza que se cometen a diario en todo el mundo. Esta lista se basa fundamentalmente en los trabajos del Dr. Herbert M. Shelton, uno de los más distinguidos terapeutas nutricionales de los Estados Unidos y autor de la «Biblia» de las combinaciones culinarias correctas, Food Combining Made Easy:
Las combinaciones enumeradas a continuación incluyen la mayor parte de los «crímenes culinarios» contra la ley de la naturaleza que se cometen a diario en todo el mundo. Esta lista se basa fundamentalmente en los trabajos del Dr. Herbert M. Shelton, uno de los más distinguidos terapeutas nutricionales de los Estados Unidos y autor de la «Biblia» de las combinaciones culinarias correctas, Food Combining Made Easy:
- Proteína y fécula: Es la peor combinación de
alimentos que se puede dar en una misma comida, y aun así constituye el plato
fuerte de las modernas dietas occidentales: carne con puré, hamburguesa con
patatas fritas, huevos con pan, etc. Cuando se consume una proteína y una
fécula al mismo tiempo, la enzima alcalina ptialina se mezcla con la comida al
mascarla en la boca. Cuando la comida masticada llega al estómago, prosigue la
digestión de la fécula con otras enzimas alcalinas, lo cual impide que la
proteína sea digerida por la pepsina y otros jugos ácidos. Esto permite que las
bacterias siempre presentes en el estómago ataquen la proteína, con lo que se
desencadena la putrefacción. Los nutrientes de la comida proteínica se vuelven
casi inaprovechables para usted y producen desechos tóxicos y gases fétidos, en
los que se encuentran venenos como el indol, el escatol, el fenol, el sulfuro
de hidrógeno, el ácido fenilpropiónico y otros.
NORMA: Consuma
las proteínas concentradas como carne, pescado, huevos o queso, separadamente
de las féculas concentradas como el pan, las patatas y el arroz. Por ejemplo,
coma tostada o huevos para desayunar, la hamburguesa o el panecillo para
almorzar, carne o patatas para cenar.
Los alimentos incompatibles
deben tomarse en comidas diferentes, de tres a cuatro horas de diferencia con
respecto a la anterior.
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- Proteína y
proteína: Las proteínas distintas presentan distintas exigencias digestivas.
Por ejemplo, la mayor acción enzimática sobre la leche se produce durante la
última hora de la digestión, mientras que en la carne se produce durante la
primera hora y en los huevos hacia la mitad de la digestión.
NORMA: Consuma únicamente una clase principal de
proteína en cada comida. Evite combinaciones como carne y huevos, carne y
leche, pescado y queso. Asegúrese de que asimila todos los aminoácidos
imprescindibles variando el tipo de proteína concentrada que consume en cada
comida.
- Fécula y ácido: Cualquier alimento ácido
consumido al mismo tiempo que una fécula o almidón interrumpe la secreción de
ptialina, dato bioquímico en el que todos los médicos están de acuerdo. Por lo
tanto, si come usted naranjas, limones u otras frutas ácidas o ácidos como el
vinagre junto con una fécula, no habrá ptialina en la boca para iniciar la
primera fase de la digestión de la fécula. En consecuencia, la fécula llega al
estómago sin los jugos alcalinos imprescindibles para una correcta digestión y
se produce la fermentación bacteriana, para inhibir por completo la digestión
salival de las féculas en la boca basta con una sola cucharadita de vinagre, o
su equivalente en otros ácidos.
NORMA: Consuma ácidos y féculas en comidas
separadas. Por ejemplo, si come tostada o cereales para desayunar, prescinda
del zumo de naranja (igual que de los huevos). Si va a tomar una comida
compuesta básicamente de féculas (arroz o cualquier clase de pasta), prescinda
del vinagre y de todas las proteínas concentradas.
- Proteína y ácido: Puesto que la correcta
digestión de las proteínas exige un medio ácido, sería lógico suponer que los
alimentos ácidos facilitan la digestión de las proteínas; sin embargo, no es
éste el caso. Cuando los alimentos ácidos llegan al estómago, inhiben la
secreción de ácido clorhídrico, y la pepsina (enzima que digiere las proteínas)
solamente puede actuar en presencia de ácido clorhídrico, no de cualquier
ácido. Por lo tanto, el zumo de naranja inhibe la correcta digestión de los
huevos, y un vinagre fuerte en la ensalada inhibe la digestión del bistec.
NORMA: Evite combinar ácidos y proteínas
concentradas en la misma comida.
- Proteína y
grasa: Durante las dos o tres horas siguientes a la ingestión de grasa, la
concentración de pepsina y ácido clorhídrico en el estómago se ve
considerablemente reducida. Esto retrasa la digestión de cualquier proteína que
se haya ingerido junto con la grasa, permitiendo que las bacterias inicien la
putrefacción de la proteína. Por eso las carnes grasosas como el tocino, los
bistecs con grasa o las carnes magras fritas en grasa resultan tan pesadas en
el estómago durante varias horas después de haberlas comido.
NORMA: Consuma las grasas y las proteínas
concentradas en distintas comidas. Cuando no pueda evitar mezclarlas,
acompáñelas de abundantes verduras crudas para facilitar su digestión y su paso
por los intestinos.
- Proteína y azúcar: Todos los azúcares sin
excepción inhiben la secreción estomacal de jugos gástricos. Esto se debe a que
los azúcares no se digieren en la boca ni en el estómago, sino que pasan
directamente al intestino delgado para su digestión y asimilación. Cuando se
consumen en combinación con alguna proteína, como un pastel después de un
bistec, no sólo inhiben la digestión de las proteínas al inhibir la secreción
de jugos gástricos, sino que los propios azúcares quedan atrapados en el
estómago en lugar de pasar rápidamente al intestino delgado, y esta demora
permite que las bacterias fermenten el azúcar liberando toxinas y gases nocivos
que aún perjudican más la digestión.
NORMA: Evite el
consumo de azúcares y proteínas en la misma comida.
- Fécula y azúcar: Se ha demostrado que, cuando el
azúcar llega a la boca acompañado de una fécula, la saliva segregada durante la
masticación no contiene ptialina, lo cual sabotea la digestión de la fécula
antes de que alcance el estómago. Además, esta combinación impide que el azúcar
pase más allá del estómago hasta que termina la digestión de la fécula,
provocando así fermentación. Los subproductos de la fermentación del azúcar son
ácidos, cosa que aún inhibe más la digestión de las féculas, que necesitan un
medio alcalino. El pan (fécula) con mantequilla (grasa) es una combinación
perfectamente compatible, pero cuando se le añade una cucharada de miel o
mermelada se están introduciendo azúcares en la mezcla y eso perjudica la
digestión de la fécula contenida en el pan. El mismo principio se aplica a los
cereales del desayuno endulzados con azúcar, a los pasteles muy azucarados, las
tartas dulces y demás.
NORMA: Consuma féculas y azúcares por separado.
- Melones: El melón es un alimento tan apropiado
para el consumo humano que no requiere ninguna digestión en el
estómago, sino que pasa rápidamente por el estómago hacia el intestino delgado,
donde es digerido y asimilado. Pero esto únicamente puede suceder cuando
el estómago está vacío y el melón se consume solo o acompañado
exclusivamente por otras frutas crudas. Cuando se consume junto con, o
después de otros alimentos que exigen una compleja digestión estomacal, el
melón no puede pasar al intestino delgado hasta después de terminada la
digestión de los otros alimentos. Eso hace que quede retenido, fermente
rápidamente y produzca toda clase de molestias gástricas.
NORMA: Coma el melón solo o no lo coma.
- Leche:
Llegamos ahora a una de las cuestiones más polémicas y peor comprendidas de
toda la dieta occidental. Los orientales y los africanos evitan
tradicionalmente el consumo de leche, excepto como purgante. Pero en el mundo
occidental, la gente se acostumbra a tomar leche a diario durante toda su vida.
Aunque la leche
es un alimento proteínico completo cuando se consume al natural, también
contiene grasa, lo cual quiere decir que combina mal con cualquier otro alimento,
salvo ella misma. Sin embargo, muchos adultos tienen la costumbre de acompañar
sus comidas con leche fría. La leche se cuaja nada más llegar al estómago, de
modo que si hay otro alimento presente, los grumos se coagulan en torno a las
partículas de comida y las aíslan de la acción de los jugos gástricos,
retrasando su digestión el tiempo suficiente para que comience la putrefacción.
Por consiguiente, la primera y más importante norma a tener en cuenta sobre el
consumo de leche es: «Bébala sola o no la beba».
NORMA: Elimine completamente de su dieta la
leche homogeneizada y pasteurizada. Si puede encontrar leche al natural,
consúmala como una comida completa por sí misma, nunca combinada con otros
alimentos.
La leche
entera es una fuente innecesaria de grasas y puede llevarlo a tener sobrepeso
y colesterol alto, lo cual le acarreará en el futuro trastornos del corazón
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Las
proteínas animales como carne, huevos, lácteos o cualquiera de sus derivados:
queso, mantequilla, etc., contrario a lo que se piensa, absorben el calcio de
nuestros huesos para luego ser eliminado a través de la orina. Lo que sucede
es que al consumir estos alimentos, la sangre se vuelve ácida, lo que ocasiona
que el cuerpo
reaccione tomando calcio de
los huesos como una especie de barrera para neutralizar el pH de la sangre.
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- Postres: Hay que evitar toda clase de postres
dulces tras una gran comida, pues esta clase de alimentos combina mal con todo.
Incluso las frutas frescas deben evitarse tras una gran comida, pues se
acumulan en el estómago y fermentan en vez de digerirse. Si le tientan las
golosinas y le apetece comer tartas, dulces y pasteles, puede darse el gusto de
vez en cuando y hacer una comida completa a base de ellos. No es que así vayan
a hacerle mucho bien, pero al menos si los consume solos no le provocarán
tantas molestias gástricas ni producirán tantos subproductos tóxicos como si
los consume después de una comida.
NORMA: Evite los postres dulces feculentos, así
como las frutas después de una gran comida a base de proteínas o hidratos de
carbono.
Las compatibilidades se han de tener en cuenta en función de la
cantidad que se toma de dos alimentos determinados. Una pequeña cantidad de dos
alimentos incompatibles puede ser que no dificulte la digestión.
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La correcta combinación de los alimentos tiene una
importancia decisiva para la buena digestión y metabolización. Sin una
digestión completa, el cuerpo no puede extraer ni asimilar bien los nutrientes,
ni siquiera de los más saludables alimentos. Además, la digestión incompleta y
la insuficiente metabolización son las causas principales de la acumulación de
grasas y colesterol en el cuerpo.
El investigador Sang Whang, con 50 años de experiencia
en el estudio del balance acido–alcalino, sostiene que:
Es el exceso de ácido en nuestro cuerpo lo que
cultiva el cáncer.
Y formula los siguiente postulados:
1) Las células saludables son alcalinas.
2) Un ambiente ácido contiene menos oxígeno que un
ambiente alcalino.
3) Las células saludables mueren en un ambiente
ácido, mientras que las células cancerosas mueren en un ambiente ALCALINO.
Sugiere que todo tratamiento contra el cáncer
debería comenzar cambiando el ambiente ácido a un ambiente alcalino.
Publicado por Mariam Bolet
Guerrero Espiritual
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