Hay
dichos populares para todo, especialmente cuando hablamos de las relaciones que
establecemos entre los seres humanos, desde amistades superficiales hasta
matrimonios consumados, que tienden a explicar movimientos energéticos con
frases tipo “los opuestos se atraen” o “Dios los cría y ellos se juntan”. En
estudios ocultistas, esotéricos, místicos y metafísicos, se le da mucha
importancia a este tipo de energías que se mueven entre las personas cuando se
inicia una relación entre ellas, ya que son de suma importancia para entender
porque unos se atraen, otros se repelen, unos son felices durante 80 años y
otros no se aguantan más que tres días.
En
este tema, hay que abrir la mente para entender que no solo están en juego las
atracciones puramente sexuales y de carácter, sino que las relaciones
establecidas entre dos personas se producen y existen a nivel de los siete
cuerpos sutiles que poseemos, y la relación tendrá una connotación distinta
según el número de capas o cuerpos que se hallen conectados entre esas dos
personas.
Una
fuerza vital, dos polaridades
Decía
Dion Fortune en varios de sus escritos que, para el sostenimiento de la vida
basta con una fuerza única, la fuerza vital de la Creación, a través de nuestro
SER y espíritu, pero que para expandir esa creación hacen falta dos fuerzas:
una dinámica, activa y actuante, y otra inertemente potencial y pasiva. Una que
se considera el aspecto masculino de la energía, y otra que se considera el
aspecto femenino de la misma. Allá donde estas dos fuerzas o polaridades se
encuentren e interactúen, se puede dar por asegurado la puesta en marcha de
movimientos energéticos que, entre otras cosas, dan lugar a la continuidad de
la vida misma.
En
el plano físico, todos tenemos un cuerpo orgánico que determina nuestra
polaridad energética principal, somos hombre o mujer, masculino y positivo o
femenino o negativo. Las fuerzas vitales y sexuales que actúan en el primer
cuerpo del ser humano están determinadas puramente por la actividad química del
sistema endocrino, y las hormonas generadas, produciendo así la estimulación de
nuestros sistemas reproductores, que varia según la composición química de
estas hormonas que circulen por la sangre. Cuando en una relación entre dos
personas de distinto sexo interactúan fuerzas que involucran solo el primero de
los cuerpos que poseemos, sin ninguna añadidura por parte de las fuerzas de
cuerpos sutiles superiores, tenemos el sexo físico, puro y duro, desprovisto de
todo acompañamiento o relación energética superior. Es cuando en una relación
entre dos personas se empiezan a involucrar al resto de cuerpos sutiles, que
empezamos a entender de donde viene la sabiduría de los refranes anteriores.
La
polaridad de los cuerpos sutiles
Como
ya sabéis, cada capa o cuerpo energético hace de contenedor para el cuerpo o
capa inmediatamente inferior. Las capas impares (1, 3, 5 y 7) son estructuradas
mientras que las pares (2, 4 y 6) son amorfas y fluidas. Los diversos cuerpos,
entonces, son alternativamente positivos y negativos en sus relaciones mutuas,
siendo el más sutil positivo respecto con el más denso. Es decir, el cuerpo
emocional, es de polaridad positiva respecto al cuerpo físico, que es negativo,
siendo el cuerpo físico el estimulado siempre por la acción de las emociones
“activas” de la persona. En otras palabras, cuando el cuerpo emocional está
involucrado en la relación entre dos personas, es este quien pone en marcha el
sistema físico para que se produzca el intercambio energético en estos dos
primeros niveles.
Este
mismo esquema se repite en todos los cuerpos, haciendo que, el superior, actué
como fuerza activa sobre el inferior, que entonces reacciona y provoca el
intercambio y unión energética entre ambas personas. A más cuerpos sutiles
están involucrados en una relación, más profunda es esta, pues más partes del
ser humano están implicadas en el intercambio entre ambos. Puesto que no todas
las personas han alcanzado el mismo grado de evolución, en la mayoría de los
casos, las uniones entre parejas se producen solo a nivel del cuerpo físico,
instintivo o etérico y emocional, es decir, se es capaz de realizar la unión
física, de sentir afecto por la otra persona pero no siempre se llega al
compañerismo intelectual, que implicaría la activación mutua del tercer cuerpo
sutil en la relación de pareja y conexiones superiores. Cuando dos personas
tienen ya los cuatro cuerpos o capas energéticas funcionando en paralelo, se
tratarán como compañeros y amigos “espirituales”, además de compañeros
intelectuales, emocionales y físicos. Una persona con más cuerpos energéticos
en activo que otra, reclamará una actividad acorde a ellos en el intercambio
con otra persona, mientras que una persona con menos cuerpos desarrollados se
sentirá plenamente satisfecha en una relación solo con la gratificación de sus
sentidos y pasiones (intercambio físico y emocional, por norma).
Las
leyes que regulan el intercambio energético en una unión entre dos personas
La
unión en cada plano depende de que haya intercambio real de energía en ese
nivel. Así, en el plano físico, la unión depende solo del uso de nuestro cuerpo
en el acto sexual. En el plano emocional, la unión tiene lugar cuando se
intercambian los deseos, emociones y sentimientos, en el plano mental, se
produce cuando existe simpatía emocional e intereses intelectuales comunes, y
en los planos superiores cuando el ideal espiritual es el mismo para ambas
personas.
¿Los
opuestos se atraen o se repelen?
Y
aquí es donde tenemos la respuesta a nuestra pregunta, que depende de la unión
en el plano que tratemos. En el primer plano, a nivel físico, los opuestos se
atraen, a nivel de polaridad, lo masculino por lo femenino y viceversa. En el
segundo plano, el emocional, es al revés, aquello que es igual, atrae a más de
lo mismo, “Dios los cría y ellos se juntan”, dice la sabiduría popular, ya que
la atracción en este segundo plano, a nivel emocional inferior, depende de que
se comparta una pasión mutua y semejante entre ambas personas.
A
nivel emocional superior (el cuerpo emocional tiene diferentes estratos), se
invierte la polaridad de nuevo, y la diferencia es la causa de la atracción.
Los que tienen un gran poder de amar son atraídos muchas veces por aquellos que
necesitan afecto, los que tienen un instinto protector, son atraídos por
aquellos que necesitan a alguien en quien apoyarse, etc.
A
nivel mental inferior o nivel de la mente concreta, el contenido similar de la
conciencia de la persona es el factor que las hace sentirse atraídas, mismos
intereses, valores, simpatías y objetivos, mientras que a nivel del cuerpo
mental superior o abstracto, aquellos
que poseen y se plantean sus problemas intelectuales desde puntos de vista
opuestos son los mejores compañeros, pues se estimulan mutuamente en ese
aspecto.
Luego,
en los planos superiores, que no están prácticamente desarrollados en la
mayoría de los seres humanos, la unión depende del perfil espiritual de cada
uno, uniéndose o sintiéndose atraídos por aquella almas que comparten un mismo
camino, ideales y visión de la vida.
En
conjunto, en una pareja, hay mucho más que la simple relación física o
emocional inferior, y todo depende siempre del desarrollo personal que cada uno
de los miembros tenga. Muchas veces se produce la evolución conjunta, uno
tirando del otro en algunos momentos para ir desarrollando la conexión en todos
los niveles, otras veces, siendo imposible hacerlo, viendo como ambos caminos,
puntos de vista, entendimientos y formas de percibir las relaciones se vuelven
totalmente dispares. Tenemos siete cuerpos que podemos desarrollar y usar para
el intercambio y fluido de energías vitales, espirituales, cósmicas, etc.,
entre nosotros, pero cuando no se usan o no están activos o equilibrados al
mismo nivel entre los dos miembros de una relación, es cuando echamos mano de
nuevo de la sabiduría popular para entender el porqué del refrán que dice: “el
lobo y la oveja, nunca hacen buena pareja”.
¡Saludos!
David
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