jueves, 13 de junio de 2019

Alejarse para tomar perspectiva, el arte de reflexionar desde la distancia


A veces, vale la pena alejarse para tomar perspectiva y distanciarnos de forma temporal de lo que nos es cercano, para decidir mejor, para clarificar ideas, deseos, emociones. Lograrlo no siempre es fácil, ya que la mayoría de nosotros estamos muy apegados a esa realidad inmediata tan llena de estímulos y presiones. Sin embargo, llevar a cabo este ejercicio puede ser altamente beneficioso.


Hay un hecho que, sin duda, resulta curioso. Las personas somos hábiles expertas en distanciarnos casi a cada instante, pero eso sí, lo hacemos a través de esa mente hiperactiva pero errante, la misma que se pierde a menudo en su propio laberinto de preocupaciones, pensamientos rumiantes y recuerdos. Este tipo de procesos mentales no ayudan, no son útiles y nos sitúan a menudo en estados de gran agotamiento.

Daniel Goleman nos recordaba en su libro Focus la necesidad de entrenar la atención. Así, y por llamativo que nos parezca, un modo de lograrlo es aplicar otro tipo de distancia. Nos referimos a esa en que el cerebro es capaz de alzar el ancla del rumor mental inútil e inmediato, para situarse en una atalaya de silencio en el que poner la mirada ahí donde es importante.

Veamos a continuación cómo conseguirlo.

«El control de la vida emocional y su subordinación a un objetivo resulta esencial para espolear y mantener la atención la motivación y la creatividad».
-Daniel Goleman-

Alejarse para tomar perspectiva, clave para decidir mejor

Desde el campo de la psicología está surgiendo un nuevo término que vale la pena tener en cuenta: nos referimos al autodistanciamiento. Es un concepto interesante que revierte, por ejemplo, en un mejor manejo del estrés y la ansiedad, en una toma de decisiones más efectiva e incluso en un modo excepcional de potenciar el proceso creativo.

Esta técnica cuenta ya con varios estudios, como el llevado en el Departamento de Psicología de la Universidad de California en el 2018. Los doctores Michael Duckworth y Al Kross señalaron que el simple hecho de descansar la mirada en un escenario relajante pero atractivo, nos ayuda a distanciarnos psíquicamente de la realidad inmediata para conectar con nosotros mismos. Es una estrategia de autosugestión.

Por tanto, alejarse para tomar perspectiva no implica, obligatoriamente, tener que hacer las maletas. No es necesario recorrer varios kilómetros para establecer una separación física de nuestra cotidianidad y de nuestro entorno. A veces, aprender a entrenar la distancia mental nos ofrecerá, sin duda, un gran número de beneficios casi inesperados.

El arte de ver el mundo en segunda persona

Si hay algo en lo que solemos incidir a menudo desde el campo de la psicología es en la necesidad de aprender a estar presentes. También en la importancia de sintonizarnos con nuestros pensamientos y necesidades. Ahora bien, en ocasiones, es necesario alejarse para tomar perspectiva y un modo de hacerlo es viéndonos a nosotros mismos y al mundo en segunda persona.

¿Y qué sentido tiene? Nos preguntaremos. Es un mecanismo idóneo para reducir el ruido de las emociones. Es poder hablarnos con amabilidad, pero de manera directa. A su vez, nos permite analizar nuestro mundo interno con objetividad, calma y conciencia plena. Para lograrlo, nada mejor que acudir a un lugar tranquilo y tener un diálogo interno que puede seguir estas pautas:

¿Qué es lo que te preocupa a (diremos nuestro nombre)?
Entonces ¿qué crees que es lo que más te conviene ahora?
¿Qué puedes hacer para solucionarlo?
Recuerda que mereces ser feliz, tienes que ser valiente. Todo va a salir bien.El autodistanciamiento es un modo de desactivar por un instante la charla egocéntrica y evaluar así nuestra realidad en un estado emocional más sosegado y distanciado del «yo» central.

La distancia psicológica como herramienta de bienestar

Quien elige alejarse para tomar perspectiva no necesita poner muchos kilómetros de por medio. A veces, ni marcharnos a la otra punta de un continente nos ayuda a evadir preocupaciones y problemas; eso lo tenemos claro. Ahora bien, lo que de verdad nos será de gran ayuda es ejercitar la distancia psicológica.

Este término, el de la distancia psicológica, cuenta con varios estudios que avalan su beneficio en cuanto a la salud mental. El doctor Yaacov Thope, profesor de psicología de la Universidad de Nueva York, realizó un interesante trabajo en el que explica lo siguiente:
En ocasiones, es necesario trascender nuestro ‘yo’ más allá del aquí y ahora. Se trata de llevar nuestra mente a un estado de calma que nos permita relativizar instantes de estrés y presión elevada. Es un modo también de que determinadas circunstancias, comportamientos o estímulos, no nos afecten demasiado.
Esa distancia psicológica nos permite a su vez tener un diálogo más saludable con nosotros mismos. Es decirnos frases como ‘no dejes que esto te afecte’, ‘piensa que es lo mejor para ti, decide algo que te genere bienestar’…

Para concluir, en ocasiones, alejarse para tomar perspectiva revierte de manera directa en nuestro equilibrio psicológico. Podemos hacerlo mentalmente y, de hecho, si nos entrenamos en esta práctica lograremos manejar mucho mejor las situaciones estresantes del día a día. No obstante, y como bien sabemos, de vez en cuando la distancia física, como puede ser un viaje, también resulta tan terapéutico como enriquecedor.

Valeria Sabater

Atrévete a ser feliz.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario