viernes, 29 de junio de 2018

INGREDIENTES DEL ÉXITO: MOTIVACIÓN, PACIENCIA, DISCIPLINA


19 enero, 2015 Luis Fernando Martínez Gómez Aceptación, Ansiedad, Artículos, Éxito, Bert Hellinger,Claves para la felicidad, crecimiento personal, Disciplina y autodisciplina, Frustración, Libros, Mindfulness, paciencia,Proceso de cambio, Psicoterapia Gestalt, Recientes, Recomendaciones y reseñas, Resientes, Terapia GestaltDeja un comentario


En la época actual vivimos de manera vertiginosa, siempre con prisa; la mayoría de las personas de nuestra sociedad se desespera y quiere lograr las cosas con el menor esfuerzo posible; sin embargo, los éxitos que más se disfrutan son aquellos a los que le ponemos toda nuestra pasión, trabajo, entusiasmo y cuidado para lograrlo. El desarrollo de este proceso toma tiempo y requiere mucha paciencia.

La paciencia es una virtud que nos enseña a ser más tolerantes y que nos capacita para entender y saber manejar los contratiempos y las adversidades con inteligencia y fortaleza, reconociendo que sólo el actuar con serenidad nos da la posibilidad de utilizar nuestros conocimientos adquiridos a través de nuestra experiencia en el pasado y a reconocer las oportunidades disponibles, lo que nos ayudará a actuar de la manera correcta frente a las diversas situaciones que se nos presenten en el camino hacia el logro de nuestros objetivos.

La impaciencia, la desesperación, la apatía y la falta de voluntad o disciplina serán nuestros más difíciles obstáculos en el logro de nuestros propósitos.

Las personas que aprenden a ser pacientes disfrutaran con más frecuencia de los frutos que su actitud ofrece en las diferentes áreas de la vida: las relaciones humanas y de pareja, en los estudios o en el trabajo, en los deportes, en la superación de las dificultades; en los logros de las metas financieras, en síntesis, en toda situación en la que es indispensable esperar, sin dejar de trabajar, para lograr lo que se anhela.

De igual manera las personas pacientes logran desarrollar la sensibilidad para afrontar las dificultades y adversidades conservando la calma y el equilibrio interior y están más preparadas para comprender la naturaleza compleja de las circunstancias, sin que esto las desmotive o las desaliente, generando paz y armonía tanto en su interior como a su alrededor, conspirando con ello, al logro de su éxito.

Antes de continuar te recomiendo ver el siguiente video:


De acuerdo, ya nos quedó claro que para triunfar, un requisito importante es la paciencia y la tolerancia a la frustración, pero te preguntas cómo empezar. Tal vez una buena manera de hacerlo es reconocer que es mala idea querer comerte el elefante entero pues sería muy indigesto, por tanto tal vez es mejor idea aprender a:
Dividir algo complejo en una secuencia de tareas sencillas

Supongamos que tienes que contar mil billetes de un dólar, mientras tienes que enfrentarte a interrupciones periódicas. Es muy probable que si no estás concentrado perderás la cuenta constantemente teniendo que volver a empezar una y otra vez. De esa manera, algo que podría ser muy sencillo, como contar mil billetes, puede resultar bastante frustrante. Pero, atención, esto sólo ocurrirá si te planteas contar las mil billetes de una sola vez, pero, ¿qué pasaría si decides contar los billetes de diez en diez y luego estos grupos los reúnes también de diez en diez formando montoncitos de cien?. El recuento final será sencillo: concentrarás tu atención en contar sólo diez en vez de mil. Si te pierdes por una interrupción no tendrás que volver al principio. La probabilidad de completar tu tarea de manera fácil y rápida será mucho mayor con tan sólo cambiar el procedimiento porque:

Dividir una tarea compleja en fragmentos pequeños, factibles y concretos nos permite alcanzar el éxito a corto plazo, lo que genera confianza y optimismo. Conseguir un pequeño logro nos motiva para conseguir otro pequeño logro. Comerse un elefante no es imposible, sólo tienes que dividirlo en porciones digeribles y masticarlas de una en una.

Es lo mismo con los retos: si te planteas obtener resultados demasiado altos con tal de comprobar que eres capaz o por demostrar a otros que no eres una persona ineficiente es más probable que te enfrentes a fracasos y tropiezos que te hagan dudar de ti o de tus capacidades.

Por el contrario, si te planteas objetivos más realistas y acorde a tus capacidades, sin darle tanta importancia a la opinión de los demás (comerse el elefante en pequeñas porciones), iras cosechando pequeños éxitos, ganando más batallas y eso te producirá mayor seguridad y confianza personal, y con ello tendrás más posibilidades de ver al final del proceso coronado tus esfuerzos con el éxito.
Motivación y disciplina: elementos indispensables para alcanzar el éxito.“


“La paciencia es amarga pero su fruto es dulce”.

Aunque no te guste esperar y seguir intentando con nuevas opciones hazlo, porque el triunfo puede estar más cerca de lo que imaginas y, aunque no lograras lo que anhelas, te sentirás satisfecho y contento por haberlo intentado, en cambio, si ni siquiera lo intentas, siempre te sentirás con la duda y con la culpa de no haberte arriesgado.

Muchas personas confunden paciencia con conformismo, puesto que hay muchas personas que son pacientes pero no insisten en lograr algo el tiempo suficiente para obtenerlo, sino que dejan a un lado sus metas y sueños porque ven que hay un esfuerzo a largo plazo que implica disciplina, es decir, comprometerse y ser persistentes más allá de las dificultades y, entonces, se instalan en una zona de confort conformándose porque no están dispuestos a esforzarse más allá de lo ya conocido.

Aunque al inicio de todo plan o proyecto necesitamos sentirnos motivados internamente, con un fuerte deseo de alcanzar la meta, pero, después de determinado tiempo, la motivación de forma natural se agota, pues su función es sólo darnos la energía necesaria para iniciar un camino o proceso hacia algo que deseamos obtener, cuando la motivación se empieza a desgastar, muy seguramente porque se presentan los obstáculos y dificultades en las que muchas veces no pensamos en un principio, será el momento de recurrir a otro importante ingrediente del éxito: la disciplina, para poder alcanzar nuestros objetivos.

Lo primero que tenemos que hacer en esta etapa del proceso es aprender a reconocer de qué tipo de disciplina estamos hablando, para no confundirnos con la disciplina que teníamos que obedecer en la época escolar, cuando éramos niños, y teníamos que hacer las cosas por obligación, por ganar un premio o evitar un castigo. En esos casos la disciplina resultaba aburrida, incómoda o amenazante, pero si le damos un nuevo enfoque, viéndola como autodisciplina, reconociendo que ahora la podemos utilizar voluntariamente no como imposición, como una herramienta que nos ayude a alcanzar aquello que realmente nos importa y deseamos lograr, no por obligación sino por iniciativa propia, la disciplina se convierte en algo que disfrutemos en grande y que nos ayuda a sentirnos fuertes y capaces, un recurso que refuerza nuestra confianza personal.
Ante la ansiedad y la prisa en el proceso terapéutico

Ahora me gustaría relacionar lo que estamos diciendo con lo que ocurre en el proceso terapéutico: Si la persona quiere resolver en unas cuantas sesiones lo que le ha llevado construir durante años en relación a sus comportamientos, actitudes y sentimientos lo más probable es que la persona se bloqueé, se sienta confundida y desmotivada.

Pero si su terapeuta le ayuda a ver los pequeños logros que va conquistando sesión con sesión y a reconocer la importancia que esto tiene en su proceso para poder alcanzar los cambios que desea en su vida es muy probablemente que la persona no se desaliente ni se deje dominar por la ansiedad de no alcanzar esos “cambios mágicos” que esperaba su ser neurótico y estará más dispuesto a tolerar su frustración por no lograr sus objetivos inmediatamente.

Si un consultante se está queriendo comer el elefante completo y se desespera de no poder hacer lo que quiere, es una posibilidad para el terapeuta para ayudarle a comprender que eso no es posible ni es real y que lo más inteligente que puede hacer es soltar sus altas expectativas, la prisa y sus juicios negativos, pues de lo contrario, lo más probable es que se desilusione y desista, abandonando su proceso antes de alcanzar las metas y objetivos.

Es mejor ayudarle a tomar consciencia de que se trata precisamente de eso, de un proceso y no de una carrera ni de una competencia; también podemos apoyarlo a darse cuenta del estrés y de los sentimientos que le genera el querer correr para alcanzar los objetivos de manera automática y no de manera paulatina, paso a paso, lo que genera la indigestión de querer comerse todo el elefante entero en vez de dividirlo en partes.
Las verdaderas transformaciones se dan cuando trabajamos desde lo profundo hacia la superficie y no a la inversa

Hace ya mucho tiempo que tuve la oportunidad de leer el libro titulado El trabajo como práctica espiritual, una metáfora que dejaba más claro aquello de lo que estamos hablando. De lo que nos habla el libro es acerca del proceso de la práctica de la meditación, pero se puede utilizar para cualquier otro caso en el que estemos realizado algo en busca de resultados y por eso creo que es pertinente el compartirla, La metáfora con el trabajo espiritual que nos menciona el autor de este libro es la siguiente:

Si colocas sobre una mesa un montón de arena de mar seca y todos los días acudes a depositar en ella dos cucharadas de agua, sólo dos cucharadas, no notarás ningún cambio de un día para otro o de una semana a otra. Pero si persistes disciplinadamente agregando cada día dos cucharadas de agua sobre la montaña de arena, tarde o temprano se humedecerá por completo y se transformará cuando menos lo esperes.

Así son los procesos en los cuales trabajamos desde nuestro interior. Los efectos no son evidentes de inmediato en lo externo, pero si tienes fe, disciplina, compromiso, determinación, para continuar sin importar que “no esté pasando nada”, en apariencia, tarde o temprano los efectos se verán reflejados cuando tengan que verse, no antes ni después, y serán cambios más profundos, pues son transformaciones que se dan desde lo profundo, no sólo desde lo externo, ya que lo que se trabaja de esta manera, genera transformaciones verdaderas que perduran en el tiempo.
Elementos para desarrollar la paciencia
La paciencia se puede lograr ejercitándola.
Autocontrol es la clave.
Dejar ir las preocupaciones y disfrutar de cada momento por pequeño que sea el logro o el avance.
Identifica y conoce las cosas que logran impacientarte, reflexiona porque te impacientan y trata de distribuir responsabilidades entre otra personas o de salir de lo que no puedas manejar con serenidad, tu puedes dominarlo, es sólo un plan.
Recurrir a la meditación, oración y ejercicios de respiración, caminatas, lecturas y conversar con personas conocedoras del tema.
No perder el foco el objetivo.
Identifica los beneficios de lograr un estado de paz interior y mantener el equilibrio.
Elementos claves para obtener éxito en lo que deseas emprender
Tener claridad de lo que quieres hacer.
Tener conocimiento de cómo lograrlo.
Hacer un plan de cómo desarrollar las acciones para conseguir lo que quieres.
Identificar los mejores momentos para emprender el camino hacia la meta.
Concentrarte en el logro de la meta, nunca dispersarte.
Trabajar para lograrlo.
Mirar soluciones, no problemas.
Identificar las oportunidades y aprovecharlas de la mejor manera.
Ama y apasionate por lo que quieres.
Aprende de las experiencias que vas viviendo en el proceso.
Mírate a ti mismo obteniendo lo que quieres.
No te rindas, y si te rindes porque descubres que aquello que deseabas no es realmente importante, renuncia de verdad a ello y enfócate en la nueva meta.
La serenidad, hermana de la paciencia
Sereno es aquel que es capaz de soltar. Por ejemplo, una preocupación, la revuelta del corazón tras una ofensa, una humillación, una calumnia. Sereno es también aquel que es capaz de dejar atrás viejos sueños, viejas pretensiones, viejos reproches, aquel que libera así el corazón de forma que esté sosegado, pronto y dispuesto para lo posible y lo regalado.
Sereno es por tanto también aquel que perdona, en el sentido de “lo pasado, pasado”, de no guardar rencor por nada, esa serenidad es fuerza sin emociones, disposición concentrada del alma a lo venidero y al ahora.

Bert Hellinger
La práctica de mindfulness ayuda a fortalecer la paciencia

El Mindfulness nos ofrece técnicas efectivas para desarrollar la paciencia y liberarnos de la autoexigencia dándonos permiso de ser más pacientes y aceptantes con nosotros mismos, de ser más tolerantes con su frustración cuando no logramos los cambios mágicos ni automáticos, creyendo que estos se logran tan sólo con desearlos y no a base de mucho esfuerzo y paciencia.

Tal vez, dentro de este mismo proceso de aceptar las cosas como son y de ir caminando paso a paso, el consultante encuentre la paz, la tranquilidad y la satisfacción que está buscando y pueda utilizar las mismas herramientas que está aprendiendo en la terapia, en los asuntos que a él le interesa modificar de su personalidad y en su vida:consciencia de sí mismo, autoaceptación, autocompasión, actitud realista, disciplina, compromiso, paciencia, flexibilidad… Cuando logramos deshacernos de la autoexigencia, de la necesidad de perfección, de las prisas y de la necesidad de reconocimiento, podemos aprender a caminar más despacio y, al mismo tiempo, a disfrutar de nuestro camino, descubriendo que la mayor felicidad no está en la meta sino en el camino.
Para ahondar en el tema de este artículo te recomiendo El libro de la paciencia:

“El objetivo principal de este ensayo es abordar el tema de la paciencia y, su contraparte, la emoción aflictiva del enojo. El autor enumera una serie de preguntas y aforismos para despertar una sana curiosidad y animar a emprender la aventura de investigar a partir de su propia experiencia.

La Paciencia: ¿Es ésta una utopía?
La Paciencia: ¿Es debilidad o virtud?
La Paciencia: ¿Es un remedio contra el estrés?
La Paciencia: ¿Desarrollarla conlleva a mejorar nuestra calidad de vida?
La Paciencia: ¿Es una tarjeta de crédito las 24 horas del día?
La Paciencia: ¿Es ésta un arte?
La Paciencia: Es un filtro para las emociones aflictivas.
La Paciencia: Cuerpo enfermo en mente sana; esta se torna en un don.
La Paciencia: Antídoto del enojo.
La Paciencia: El mejor regalo que te puedas dar.
La Paciencia: La persona que te daña, maestra por excelencia para practicar.
La Paciencia: Cualidad para afrontar la adversidad sin miedo.
La Paciencia: Cuando es auténtica antecede al enojo.
La Paciencia: Elemento medular de la espiritualidad.
En realidad lo que se acaba de describir son solamente ideas que nos pueden hacer pensar con cual de estas propuestas nos identificamos o, por el contrario disentimos. Lo cierto es que tarde o temprano enfrentaremos situaciones que nos remitan a lo anterior.

“La decisión de publicar este libro en nuestra Editorial es justamente la relevancia que tiene la paciencia como un posible antídoto al incendio de violencia que vivimos actualmente en nuestro mundo y país. Hoy más que nunca necesitamos de una herramienta que nos de equilibrio, una cierta paz interna que nos permita acceder a un dominio ejemplar sobre nosotros mismos, como un freno de mano que ayude a disminuir la velocidad de nuestras vidas y que en esa pausa nos permita responder a situaciones de una manera apropiada y compasiva, en lugar de impactarnos con nuestras propias emociones y problemas. Es de vital importancia aprender a ser pacientes así como mostrar este valioso camino a otros. Por ello, Alberto ha llamado así a este manual: “el libro de la paciencia”, estructurado como una excelente guía. Sin duda, será de beneficio para cualquiera que esté buscando progresar en el sendero hacia la madurez espiritual”.
—Marco Antonio Karam

¿Cómo se puede lograr la autodisciplina?

Si deseas conocer estrategias para desarrollar la autodisciplina puedes consultar el siguiente enlace:


Siete reglas para tener disciplina

Fuentes consultadas:

libro: Pensamientos en el camino. Autor: Bert Hellinger

El libro de la paciencia. Autor: Alberto Atala.

El trabajo como práctica espiritual. Autor: Lewis Richmond.

http://www.educando.edu.do

amazón.mx
https://gestaltsinfronteras.com

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