En mi opinión, esa “certeza” que arrastramos -porque la hemos copiado de otros- de que el pasado condiciona y define el futuro es solamente cierta en parte y en casos concretos.
Lo cierto es que el pasado puede aportarnos sus experiencias y enseñanzas de cara al futuro, pero no nos condena a nada que no aceptemos nosotros voluntariamente como condena. Siempre podemos escapar del pasado.
El hecho de que arrastremos cualquier tipo de pasado con cualquier tipo de experiencias, no nos obliga a seguir repitiéndolas ni sufriéndolas; no nos amarra de un modo inevitable a lo que fue. Siempre podemos quitarles el dolor que nos aportan.
A estas alturas ya sabemos que las experiencias desagradables de nuestra vida tienen por objeto aportarnos una enseñanza, y que no son tan inútiles si somos capaces de extraer esa enseñanza. Y sabemos también que si no aprendemos a la primera, la experiencia se repetirá, de uno u otro modo, una y otra vez, hasta que aprendamos.
No sé si esto está bien o no, pero es así, y es lo que la experiencia propia y las experiencias ajenas me han enseñado.
El objetivo del Ser Humano, sea el que sea en cada caso, está hacia adelante y no hacia atrás. Se aprende avanzando y no retrocediendo ni estancándose.
Conviene soltar el lastre que nos amarra a la tristeza, a la rendición, al desencanto, y conviene sentirse libre de todas las ataduras y condicionamientos que nos estancan, porque la vida es presente y no pasado. Ni siquiera es futuro.
El futuro es el modo en que pretendemos alargar el presente.
Si uno se da cuenta de lo destructivo que es lo que le aporta estar enganchado a las malas experiencias del pasado, de lo que le afecta negativamente eso de seguir arrastrando la pena por algo que no fue positivo –o que no se ha descubierto todavía lo positivo que lleva-, dejaría las cosas frustrantes del pasado en su sitio, y se desharía rápida y alegremente de las penas y de la tristeza.
¿Qué tiene de positivo alargar el malestar, el arrepentimiento, el dolor o la frustración?
Si no encuentras la respuesta yo te ayudo: NADA.
¿Qué tiene de negativo alargar el malestar, el arrepentimiento, el dolor o la frustración?
Si no encuentras la respuesta yo te ayudo: TODO.
El pasado hay que dejarlo donde le corresponde estar. No es necesario hurgar en él todos los días para remover la mierda.
Es más efectivo dedicar el tiempo de los lamentos a vivir. A estar en el presente. Aquí y ahora.
Porque uno vive aquí y ahora, no en el pasado.
Porque arrastrar el peso de las “equivocaciones” es volverse a “equivocar”.
El perdón –o sea, la comprensión- hemos de tenerlo activado permanentemente. Y hemos de ser generosos con eso de comprender nuestros desaciertos como algo que es posible que suceda. Es lo que tiene esto de Ser Humano, que te da la oportunidad de aprender aunque ese aprendizaje a veces aporte alguna que otra insatisfacción.
Es conveniente ponerse a salvo uno mismo y de las autocríticas y los autocastigos. Siempre. En cualquier circunstancia.
Es mejor salir indemne de las experiencias, y no permitir que nos marquen a fuego ni que nos anclen en el malestar.
En el pasado está el aprendizaje y en el presente ha de estar la aplicación de ese aprendizaje. Y si lo que aprendimos es a desdramatizar nuestros hechos, aprendimos bien. Y si lo que aprendimos es a estancarnos y ser machaconamente repetitivos en eso de castigarnos sin perdón, pues hemos aprendido mal.
Sólo existe el presente, así que no nos obstinemos en mantener el pasado vivo y poniéndolo en el lugar del presente.
De la bondad y comprensión que nos aportemos en este presente dependerá la calidad y claridad de eso que llamamos futuro.
Te dejo con tus reflexiones…
francisco de sales
http://buscandome.es
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