Después, a lo largo de la infancia y de toda la vida esas expectativas se suman a las propias e irán marcando nuestro camino. Pero, ¿cuánto influye todo esto en nuestras decisiones y elecciones de vida? En el presente artículo te contaremos qué son las profecías autocumplidas y qué efecto tienen en nuestra vida.
EL EFECTO PIGMALIÓN Y LAS PROFECÍAS AUTOCUMPLIDAS
Llamamos profecías autocumplidas a todos aquellos pensamientos predictivos que las personas tienen y que, una vez emitidos, se transforman en la causa de que esto se realice. Así se genera una expectativa que se termina cumpliendo.
El efecto Pigmalión se relaciona directamente con el concepto de profecía autocumplida, ya que implica tener una creencia sobre alguna persona que, por el solo hecho de existir, moldea y facilita un comportamiento que hace que esta se termine cumpliendo.
Las profecías autocumplidas y las expectativas del comportamiento de alguien pueden ser positivas o negativas. Si creemos que vamos a fracasar en cierto examen o cierta actividad, es muy posible que nuestra conducta se vaya modificando para que esto sea lo que termine pasando, ya que esta creencia va condicionando nuestras respuestas y nuestra manera de leer la realidad.
El investigador Robert K. Merton se dedicó a investigar esta temática, dándole una estructura al concepto y a sus consecuencias. Merton descubrió que esta creencia es tan determinante en la conducta, que incluso puede haber comenzado no teniendo fundamento.
Se han realizado muchas experiencias relativas al efecto Pigmalión en los niños. Así, se descubrió que si un educador tenía una baja expectativa de sus alumnos, estos rendirían pobremente y, al contrario, si se mantenían expectativas altas, los niños obtenían resultados sorprendentes.
“Trata a una persona como es y permanecerá como es. Trata a una persona como puede ser y podría ser y se convertirá en lo que puede y podría ser.”
-Stephen R. Covey-
EL PESO DE LAS PROFECÍAS AUTOCUMPLIDAS EN LOS NIÑOS
Modificar algo de las profecías que uno hace de su propia vida es difícil, pero no imposible, ya que el aparato psíquico es fuerte y tiene más recursos. Sin embargo, en el caso de los niños, las creencias y expectativas de los padres y mayores son determinantes y pueden cambiar el curso de su comportamiento.
Con estas expectativas limitadoras o potenciadoras, los niños salen al mundo a hacer frente a diversas situaciones. Si un niño es etiquetado rápidamente como “rebelde”, “vago” o “tonto”, probablemente su desarrollo sea pobre, dificultoso y complicado. Es sumamente importante prestar atención a estas cuestiones, ya que los niños absorben todo del ambiente que los rodea: su grupo familiar.
El desarrollo del autoconcepto y la autoestima está directamente ligado a las expectativas y creencias que nuestros padres tengan de nosotros y cómo estos nos valoren.
Solo hay que mirar el interior de una familia para ver cómo cada miembro va ocupando un lugar. Así tenemos a la hermana inteligente, a la linda, a la buena, al hermano deportista, etc. Es necesario ser muy cuidadoso con estas etiquetas, pues los marcarán de por vida.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
¿Puedes pensar en situaciones personales en las que te hayas visto afectado por el efecto Pigmalión y por tus propias profecías autocumplidas? Es necesario que aprendas a desligarte de estos pensamientos, tanto sobre ti mismo como de los demás.
¿Qué puedes hacer para ello? Ten en cuenta los siguientes puntos:
• Detecta estos pensamientos. Si te encuentras en situaciones cuyo final puedes predecir de manera negativa, intenta pensar que nada está determinado, que podría salir bien y que tienes potencial para resolverlo.
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• Presta atención al lenguaje que usas y qué dices alrededor de tus hijos. Recuerda que ellos están ávidos de absorber lo que proviene de otros.
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• Analiza qué creencias limitantes hay detrás de estas profecías. Seguramente la próxima vez que aparezcan, te será más fácil darte cuenta del mecanismo que estás usando.
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• Busca y atesora experiencias que te permitan comprobar lo contrario a tu profecía.
Como vemos, no solo es posible reconocer el efecto Pigmalión en nosotros mismos, sino que también se pueden contrarrestar sus consecuencias en nuestra vida a partir de una reflexión consciente y como individuos maduros que somos .
¿Qué lograríamos con ello? Nada más ni nada menos que una existencia más plena, libre de ataduras y conceptos negativos que limitan el potencial infinito que como seres humanos poseemos.
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