Amados…
Sabemos que el perdón hacia uno mismo y hacia los demás es el gran sanador de toda situación dolorosa, pero perdonar y perdonarse, no nos exime de sentir dolor y sufrimiento por la situación vivida, que lo originó
El dolor nos impacta en nuestras vidas y cuando sucede algo que nos mueve nuestros cimientos de seguridad y estabilidad, como puede ser el fallecimiento de un ser amado, la ruptura del matrimonio o la pérdida del trabajo…
Ese gran dolor, genera un sufrimiento posterior, cada vez que evocamos o recordamos el dolor sufrido, es decir el sufrimiento es como un escenario donde el dolor reaparece, aunque perdonemos, regresa en los recuerdos, o en acontecimientos que surgen espontáneamente y de alguna manera los conectamos con ese dolor.
El dolor se transforma en un cuasi personaje y el sufrimiento es la emoción que lo sostiene.
Se produce una simbiosis, el dolor genera sufrimiento y el sufrimiento, mantiene vivo ese gran dolor.
Cuando hay una ruptura de amistad o de matrimonio, en el momento del corte, se produce un gran dolor, aunque se comprendan las causas de dicha separación y logremos perdonar, seguramente que al ir a los lugares que compartíamos con el que fue nuestra pareja, ver fotos en común, comer aquellas comidas que compartíamos… nos produce sufrimiento o malestar.
A veces sucede, que creemos que superamos la situación, pero en realidad la olvidamos parcialmente, la negamos o la tapamos y cuando menos lo esperábamos… Salta el dolor que se manifiesta en negación, rechazo o aparente indiferencia…
Entonces…
¿Cuándo estamos realmente seguros que el dolor y el sufrimiento ya no existen en nuestras vidas????
¿Cómo hacer para disolverlos definitivamente?
Si bien cada uno de nosotros somos Seres individuales, vivimos procesos interconectados unos con los otros, pero la resolución de nuestro dolor es nuestra tarea personal que se debe resolver a través de nuestro propio esfuerzo y trabajo interior.
De mi parte trataré de compartir mis sentires del tema en cuestión.
Recurrir a terapias naturales, profesionales en psicología o psiquiatría son senderos de sanación, pero sin nuestra actitud de trabajo interior responsable y cotidiano, hasta el profesional más brillante nada puede resolver sin nuestra firme decisión de soltar el dolor que nos produce tanto sufrimiento cotidiano.
La Humanidad aún no aprendió el valor de Amarse a sí mismo y en ese amor infinito aprender a respetarse, por eso le cuesta tanto soltar el dolor y el sufrimiento, cree que es “lógico” y lo acepta como parte de la vida.
Es inevitable sentir dolor por el fallecimiento de un ser amado, pero podemos optar por continuar viviendo la vida con ese dolor o sanarlo definitivamente.
El tiempo del dolor, puede variar en cada uno de nosotros, pero no así el sufrimiento, que es la prolongación indefinida del dolor original, que puede causarnos más complicaciones que el hecho vivido en sí.
¿Cómo resolver el sufrimiento, cuando creíamos que ya estaba superado, pero regresa nuevamente?
Sugerencias…
*El perdón es el sendero que nos libera del dolor inicial.
*El perdonarnos por sentir tanto dolor es un paso muy importante, pues es el reconocimiento que no necesitábamos el sufrimiento para justificar el dolor sentido hace un tiempo atrás y es el comienzo para respetarnos a nosotros mismos.
*Dicen que el paso del tiempo, cura el dolor, pero en realidad no es tan así, el tiempo, tapa el dolor, pero no sana las heridas, que vuelven aflorar cuando se recuerda por alguna circunstancia, los hechos que nos causaron tanto dolor.
Entonces… ¿Qué hacer con el dolor y cómo resolver ese sufrimiento que se origina con el dolor???
Se sana el dolor y nos liberamos del sufrimiento, cuando logramos sentir el panorama global de la situación que lo originó.
Si logramos sentir a los participantes que intervinieron en ese dolor como si los viéramos en una película, incluidos a nosotros mismos.
Quizás al principio reconstruir los hechos, sentirlos desde cada uno de los integrantes, poniéndonos en el lugar del otro, sea una cuestión un tanto difícil, pero debemos trabajarlo diariamente hasta llegar a un punto donde realmente se sienta todo como una filmación, donde se puede describir a cada personaje, sin involucrarnos con el dolor, comprendiendo que cada quien actuó como sabía, podía y sentía, como nosotros también lo hicimos en ese instante.
Liberarnos del dolor y el sufrimiento posterior, es madurar, es crecer espiritualmente, es… evolución.
Pero no se confundan, no significa que nos volvemos más fríos o indiferentes, por el contrario, somos más sensibles, más intuitivos, más reflexivos, más compasivos, más comprensivos tanto de nuestro dolor como del dolor ajeno, pero ese dolor que sentimos no nos produce un martirio de sufrimiento.
Es pararnos frente a los hechos con una mirada de amor ilimitado, que no juzga a nadie, comenzando a nosotros mismos.
Comprendemos que cada quien actúa según sus propios parámetros… que posteriormente los hechos nos hayan herido, queda bajo nuestra total responsabilidad.
Nos dolerá el tiempo, que nosotros se lo permitimos…
Somos los dueños de nuestro sufrimiento y somos tan poderosos que podemos darle fin al mismo, cuando nosotros lo determinamos.
Debemos ser conscientes que el dolor debe fluir, no tiene sentido retener el dolor, porque nos abandonaron, porque perdimos un empleo o porque lo que creíamos que iba a suceder no fue…
El dolor y el sufrimiento no son fijos o para siempre, lo único eterno es el AMOR!!!!!
Todo aquello que no sea amor, se disuelve con nuestra fuerza de propia voluntad.
Entonces...
Manos a la obra!!!
Regresen a los hechos con otra mirada, obsérvese a sí mismos desde el amor, sin juicios ni culpa, simplemente siéntase como son o fueron en ese momento, rectifiquen el dolor por comprensión, la culpa por perdón, la ira o el enojo por compasión y respeto.
Ese mismo trabajo reflexivo, sin juicios pre establecidos háganlo con las otras personas que participaron en los hechos.
El dolor existe, pero el sufrimiento se puede soltar y con él disolver el dolor que lo originó.
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