Si echamos un vistazo a las últimas publicaciones un tema se repite con frecuencia: la necesidad de aprender a manejar a las personas difíciles.
Ahora bien, somos conscientes de que esa etiqueta le da nombre a un pequeño cajón desastre, y que por tanto conviene definir, antes de nada, qué entendemos por personalidades difíciles.
Para sobrevivir en nuestros contextos sociales, debemos convivir a la fuerza con unos perfiles de personalidad muy concretos. Nos referimos a las personas pasivo-agresivas y a las narcisistas. Son presencias que pululan en casi cualquier escenario, que hacen uso del abuso verbal, de la manipulación y que en ocasiones, su mera presencia ya nos enturbia.
En los últimos años, gran parte de las publicaciones que tienen como objetivo enseñarnos a manejar a este tipo de situaciones se nutren de las enseñanzas del Tao por varias razones. La primera por su buen manejo de las emociones, la segunda por la adecuada gestión de esos estados con los que podremos, en última instancia, afrontar el abuso del poder, poner límites y mejorar nuestros estilos de comunicación.
No importa que los textos de Lao-Tse tengan tantos siglos de antigüedad. Dicho legado sigue siéndonos muy útil.
1. Controlar a las personas difíciles sin necesidad de luchar con ellas.
Dentro de las enseñanzas del taoísmo se ensalza el símil de que vivir es como fluir por un río. Dejarnos llevar por su cauce sin resistencias es parte de esa armonía de la que todos deberíamos disfrutar.
Ahora bien, conceptos como la lucha, el enfrentamiento o la resistencia son la antítesis de esa idea, de ese concepto donde se nos anima simplemente a avanzar con ánimo y flexibilidad. Así, quien elija, por ejemplo, hacer uso de la discusión, de la afrenta constante con las personas difíciles lo único que conseguirá es mayor desánimo y una tremenda frustración.
Optar por la “no lucha” no significa claudicar o dejarnos avasallar. Significa, por encima de todo, no dar poder a quien no lo merece, elegir la sabiduría por encima de la violencia y optar por la calma antes de abrir las compuertas, de par en par, para que la ansiedad nos inunde.
2. Vacía tu taza de emociones negativas
Las personas difíciles, a menudo, nos estropean el día con una sola palabra o un comentario. No importa lo irracional que sea su mensaje, lo inapropiado de sus acciones nos afecta sí o sí. Uno de los consejos que nos transmite las enseñanzas del Tao es que cuanto menos reactivos seamos más espacio nos quedará para hacer uso del juicio.
Intentemos por tanto controlar la angustia, las emociones negativas. Una vez la persona difícil haya llevado a cabo su maniobra contaremos hasta 10 y respiraremos hondo. Nadie tiene derecho a estropear nuestro día, así que nos vaciaremos de rabias, despechos y mal humor, uno a uno…
La mente debe quedar como una sala despejada, ahí donde el viento contaminado entra por un portal y desaparece al segundo por otro.
3. Sé proactivo, no reactivo
Las personas difíciles a veces nos convierten en víctimas de sus artes malsanas. Poco a poco, acumulamos tanto odio, malestar y frustración que corremos el riesgo de reaccionar de la peor manera. No es lo adecuado. Tarde o temprano nos arrepentiremos de esa reacción y sobre todo de no haber puesto límites con anterioridad.
El Tao nos recomienda aprender a ser proactivos. ¿Qué significa esto exactamente? Quiere decir que debemos aprender a tomar el control de los acontecimientos en lugar de quedarnos mirando cómo suceden las cosas.
Uno consejo que nos propone las enseñanzas del Tao es que cada vez que veamos a una persona difícil, intentemos ponernos en su lugar haciendo uso de la siguiente frase :”no debe ser fácil”.
Esta frase nos puede ayudar a entender muchas cosas: “no debe ser fácil para mi compañero de trabajo caerle mal a todo el mundo, tener tan poca paciencia y tan poco control de sus emociones”. “No debe ser fácil para mi hermano estar sin trabajo, con una deuda y teniendo además ese carácter tan complicado”.
Entender la perspectiva ajena nos permitirá estar preparados para controlar mejor la situación. Hará que cuando nos dispongamos a prestar ayuda… esta sea más oportuna, a que cuando hagamos una crítica constructiva… esta sea más acertada y motivadora.
4. La fuerza del bambú
En ocasiones ocurre, nuestras circunstancias con las personas difíciles llegan a un límite y quedamos no solo arrinconados, sino que nos sentimos doblegados, incluso completamente humillados. En esos instantes, el Tao nos recomienda visualizar un bambú.
También ellos se doblan, también ellos reciben el impacto del viento fiero que desea controlarlos y tenerlos bajo su poder. Sin embargo, esto nunca ocurre, porque el bambú obtiene su fortaleza de su flexibilidad. El hecho de que se doblegue hace que tenga mayor fuerza para reaccionar.
También nosotros podemos hacerlo. Cuando sintamos que hemos llegado al límite es momento de alzarnos con mayor fuerza para generar un cambio.
No haremos uso de la violencia, porque fuerza no es violencia, es capacidad de respuesta, es saber posicionarnos con valentía ante quien osa convertirnos en algo que no somos: personas débiles.
Para concluir, las enseñanzas del Tao contienen maravillosas ascuas de conocimiento que siguen encendiendo nuestra capacidad de aprendizaje, alumbrándonos con su templanza para manejar con mayor sabiduría las complejidades del mundo actual.
Aprendamos de ellas y apliquémoslas siempre que nos sea posible.
¿Conoces alguna persona difícil?
Autor: Valeria Sabater
Fuente: Lamenteesmaravillosa.com
Fuente: Lamenteesmaravillosa.com
http://www.diapordiamesupero.com
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