A este sexto sentido, solemos llamarlo intuición, es parte de nosotros, como nuestro sentido de la vista o el olfato, pero muchos de nosotros solemos ignorarlo. Puede que no estemos acostumbrados a que algo que no entendemos nos empuje a un sitio, nos retire de otro, nos haga callar en un momento dado o nos haga devolvernos sin motivos aparentes.
Solemos no tener suficiente sensibilidad ante aquello que no proviene de la razón y no puede ser explicado bajo los términos usuales. Es por ello que muchas veces pretendemos no sentir nada y decidir tomando en consideración solo la razón. Y es allí cuando vamos perdiendo las facultades de escuchar esa guía interior. Ocurre algo similar en los casos en los cuales algunas personas que tienen un bebé cerca y lo dejan llorar (cabe acotar que es algo con lo que no estoy de acuerdo), terminan por acostumbrarse a ese llanto, sin que tomen ningún tipo de acción al respecto.
Podemos acostumbrarnos a escuchar esa voz y hacer caso omiso de su existencia, por lo que no importa qué tan alto se manifieste, no responderemos a su llamado, sencillamente porque nos hemos adaptado a no hacer nada, a ignorarla.
Caso contrario, si nos permitimos escuchar nuestra guía interior, solo con la declaración de disposición de escucharnos, de ver las señales, de estar atentos, comenzaremos a ver cómo actúa esta maravillosa referencia. No queremos decir con esto que vamos a buscar notas en los billetes o mensajes ocultos en las nubes, ni que mucho menos consultaremos un tarot virtual, simplemente es una invitación a callar por momentos la mente y ver a nuestro alrededor con los ojos del corazón.
En el silencio de la mente, la intuición se hace presente, nuestra guía natural se manifiesta y nos refuerza nuestro propósito, nos da las respuestas que hemos venido esperando, nos llena de luz los caminos desconocidos, nos permite ver cada señal que la vida nos envía… Pensemos que quien se manifiesta a través de esa guía no es otro, sino nosotros mismos, en nuestra forma más esencial, más sublime, con la sabiduría de una historia que va más allá de lo que podemos recordar y que nos invitará a actuar y a decidir sin miedos, sin rabia, sin limitaciones… Por nuestro bien y especialmente por nuestra felicidad.
RINCON DEL TIBET.
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