Si miro a un árbol enorme y frondoso que da a mi ventana, veo el baile de sus hojas y cómo el sol se refleja en ellas creando un bonito destello, es un magnifico despliegue, el despliegue del presente indiviso que sin fronteras se muestra bello y desnudo !que pocas veces nos paramos a mirar! Que pocas veces nos paramos a maravillarnos de él. Mi corazón está latiendo y la vida me está atravesando de vitalidad desbordante, mis pies tocan el suelo y el silencio de este presente toca una bonita canción, la canción de la ausencia de los conflictos.
Todo un bonito despliegue que enriquece este presente enloqueciendo por su absoluta fragancia a libertad: veo en el cantar, en el árbol, en el sol, y en el fresco parque algo tan extraordinario que en lo profundo recojo una alegre sonrisa de estar absolutamente vivo. La unidad danza cuando la ves, el uno indiviso solo puede ver belleza por doquier ¡está por todas partes dios mio! Mi existencia ya es inmensa y vibrante. ¿Porque no es suficiente con esto, te lo has preguntado?
Sin hacer nada el presente me ha hecho un regalo, el universo está apareciendo enfrente de mí, soy tan importante que el universo me utiliza para aparecer, así es como me siento cada mañana al levantarme.
Y así es como te invito a ti que te sientas, te invito al baile de la atemporalidad presente donde los hechos hablan por sí solos, ya que la mente inventa e imagina, pero el hecho es absolutamente desbordante. Reconocer nuestra naturaleza una más allá de los opuestos dentro o fuera, encontrar la esencia vibrante del Ser es la naturaleza del despertar al presente.
En el presente siempre te encuentras pero no lo sabes, no tienes que buscar el presente, ya estás en él, no das por hecho que existe este presente en el cual puedes nadar en la más absoluta libertad, quizás es posible, si ya has emprendido el camino del autoconocimiento, que sepas que hay una posibilidad de librarte de la mente egotista que te infringe gratuitamente tanto dolor y aversiones.
Para que esto ocurra, para que descubras la presencia consciente que te pertenece por derecho propio, has de darte cuenta de los benéficos que tiene la capacidad de entrar en el presente, para que puedas enamorarte de este vacío ausente de problemas y preocupaciones y descubras quién eres realmente.
Haz del presente tú amigo y aliado, sin divisiones esto es evidente, el presente y tú sois una misma cosa, es así desde siempre, acéptalo plenamente como si lo hubieras elegido, maravíllate de lo más insignificante y descubrirás de lo que hablo. Entra en él y siéntelo, profundiza en ello, si antes estabas siempre pensando en el futuro o en el pasado, ahora tómate la determinación de entrar en el presente tantas veces como puedas durante el día, siente la unidad con la vida, eres vida, encontrarás en el presente algo muy hermoso, un acuerdo de cordialidad contigo mismo.
Entra en la dimensión del ahora para poder detener por un momento los asuntos de la vida, y observar la corriente de vida autentica, la única corriente verdadera en la que estás justo ahora en este momento, da la absoluta realidad a este momento y en él dale un pequeño lugar a los acontecimientos y decisiones que tengas que tomar. Toma el presente como inicio, como referencia del vivir, y cuando hayas de pensar en ciertas situaciones futuras hazlo consciente-mente y no te duermas, hay una gran diferencia entre el pensar consciente y el dejar llevarse por las preocupaciones y adicciones de la mente que vaga errante y a la deriva con preocupaciones que no sabemos si van a ocurrir.
El tiempo y la mente que son inseparables, son una herramienta y no hay por qué negarlos, no hay por qué decir que el tiempo no existe, pero si lo miras claramente, si adviertes con claridad lo que te estoy diciendo, esto puede trasformar ampliamente tu vida. El tiempo solo es un problema cuando basas tu sentido de identidad en él, pero cuando tú eres y lo sabes, el tiempo ya no será un problema....
El presente no tiene enseñanza
Es evidente que la espiritualidad es el refugio de miles de personas, que saben que a través de ella pueden tener la oportunidad de ser felices sin la necesidad del mundo y de sus circunstancias. También saben que si se conocen, si crecen pueden encontrar un lugar para abrigarse del frío de la separación, donde ellos se sienten indefensos y sufren por las heridas de la mente y de sus emociones.
La espiritualidad parece ser el trampolín hacia el fin del sufrimiento (como dijo el Buda), es evidente que debamos de crecer y encontrar valores más profundos y no tan superficiales como nos ofrece la mente. Encontrar un verdadero contacto con el presente y un verdadero compromiso con el vivir, sin ir a la deriva en el navío errante de la identificación individual con una mente egóica que va a la deriva abrigando tensión, estrés y ansiedad.
El amor es un destello atemporal que te abraza cuando la mente se detiene es sus pretensiones personales, por ello sabemos en lo más profundo, donde la mente no es capaz de mirar, y donde la mente no está, que nosotros podemos respirar el aire fresco de la unidad, que explosiona como una brisa fresca en un día agobiante de verano cuando entras en el reino presente.
El buscador agobiado por el conocimiento de saber que el presente es su salvación, se retuerce en sus expresiones mentales indagando como puede cazar el instante, para refugiarse del tiempo psicológico que le infringe un ruido mental impidiéndole ser él mismo con absoluta integridad. El miedo, el caos y la separación son justificadas por razones y parámetros de la mente pensante, y esto el buscador lo sabe con certeza.
Aun así y en el intento de evadirse de la mente, el esfuerzo es en vano pues debemos de entender que el presente es un lugar atemporal, y solo en la ausencia del yo individual se puede saborear lo eterno y libre.
El buscador perdido en el laberinto de conocimiento, se ha perdido en la filosofía e intenta plasmar las enseñanzas, intenta aplicarlas para saborear lo que dicen los sabios ya muchos miles de años, pero el presente no tiene enseñanza que te lleve a él, el presente es tal cual se presenta, y por ello por más que el esfuerzo parece que pueda acercarte a él, es la rendición, la quietud y la entrega lo que te pone en contacto con la suave brisa de amor que acaricia la atemporalidad, cuando decides tomarte un té con ella.
Por ello un amor presente solo necesita de una ausencia de acción, una ausencia de pretender ser lo que no eres, pues aun cuando el agobio pueda aparecer, y por más simple que esto parezca, el presente está al alcance de una sola y minúscula respiración.
La mente, que no está acostumbrada a pensar en la simpleza, no entiende que pueda ser tan sencillo. Buscando en el conocimiento y aturdida por la búsqueda, pasa por alto la inmediatez de este sencillo y ordinario instante, pero detrás del telón de la sencillez se encuentra el gozo de lo sublime.
16 de julio de 2015
Fuente: Blog de Sergio Noguerón
https://www.nodualidad.info
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