Hay quien considera a la depresión como la gripe de los trastornos mentales. La incidencia en la población no deja de aumentar, es como una “cepa” cada vez más resistente que causa estragos y que a menudo se vive en silencio y en aislamiento. Los datos nos dicen que menos de un 40% de personas dan el paso para pedir ayuda profesional, siendo los hombres el grupo poblacional más resistente a la hora de demandar apoyo experto.
Sin embargo, más allá de los datos y de el hecho de que la OMS considere ya la depresión como una epidemia, existe un factor casi igual de importante. Hablamos de las recaídas. Los estudios nos dicen que la recaída, tras una remisión completa, es del 50%. Es decir, el riesgo es evidente. Así, es prioritario que tanto profesionales como los propios pacientes establezcan un plan de prevención.
Este plan en realidad no es más que dar forma a un estilo de vida mental físico y emocional más saludable. Es aplicar a nuestra cotidianidad una serie de estrategias, enfoques y herramientas con las que minimizar el efecto de los factores estresantes, reconocer disparadores y generar un adecuado enfoque psicológico.
¿Qué suelen hacer las personas que han superado una depresión?
Las personas que han superado una depresión no están hechas de un material especial. No son súper mujeres o súper hombres. Son amigos, familiares, compañeros de trabajo, adolescentes e incluso niños que se han dejado ayudar, que han aprendido del proceso y encaran la vida de otro modo.
Ese aprendizaje obtenido no debe caer en el vacío. Asimismo, algo que comprenden es que la depresión es una enfermedad crónica. Como tal, requiere de inteligencia, compromiso y habilidad en la gestión, tanto de emociones como de pensamientos. Implica aprender a convivir con esa sombra, pero no dejar que ella nos defina en ningún momento. Veamos a continuación qué estrategias aplican las personas que han superado una depresión.
1. Lidian contra la apatía con nuevos intereses
Tristeza, pérdida de interés y apatía. Estas dimensiones configuran la triada oscura de gran parte de las depresiones. Dejarnos atrapar por ella nos llevará de nuevo a la deriva. Quedaremos de nuevo atrapados en la red del abatimiento para darle las llaves una vez más a la depresión. De este modo, aquellas personas que ya han transitado una vez por esta senda y han conseguido salir ya cuentan con algunas estrategias y herramientas que probablemente serán útiles para ellas de nuevo. Así, cuando aparece la apatía, el cansancio que apaga la mente y el cuerpo, hay que reaccionar.
Buscan intereses nuevos: se apuntan a cursos, incorporan nuevas actividades a su rutina.
Hacen cambios en sus hábitos cotidianos para hallar nuevos incentivos.
Comparten su tiempo con personas positivas, con buenos amigos.
2. Saben reconocer los disparadores: no al pensamiento rumiante
El pensamiento rumiante (repetitivo y negativo) es el ovillo que asienta el pilar de una depresión. Son esos momentos en los que empezamos a obsesionarnos con los errores, anticipando hechos, atrayendo fatalidades y nubes oscuras a días luminosos. No es lo adecuado.
Las personas que han superado una depresión saben que en estos casos la terapia cognitiva es de gran ayuda. Hay que cambiar el enfoque, romper el ciclo de la negatividad y establecer salidas para los círculos negativos de pensamientos y conductas.
3. Se levantan con un propósito
Levantarnos sin una meta es dar un día por perdido. Abrir los ojos a esa nueva mañana sin una motivación es iniciar esa jornada con el corazón apagado. Con la mente sin ganas…
Si queremos evitar recaídas hay que hacerlo: establecer propósitos, objetivos concretos. En ocasiones, pueden ser cosas tan simples como tener la tarde para mí, comprar un libro, reservar un viaje, quedar con alguien…
4. Han aprendido a decir “no”
Poner filtros en nuestros entornos más cercanos es clave de salud. Quien deja que todo pase y que todo le llegue queda colapsado. Es más, una de las causas más comunes de la depresión es precisamente el creer que podemos con todo. Pensar que quedar bien con todos es sinónimo de bondad es sin duda otro error que merma por completo nuestro equilibrio interno.
Las personas que han superado una depresión entienden que en su día a día deben establecer límites. Decir “no” cuando así lo sienten y “sí” cuando lo desean, es un ejercicio de bienestar absoluto.
5. Ejercicio moderado cada día
El cuerpo que se mueve con la vida deja a un lado sus tristezas. Quien camina, baila, nada, salta o ejercita sus músculos se regala buenas dosis de endorfinas, mejora su circulación y oxigena el cerebro. Todo ello se traduce en un nivel más alto de serotonina, esa hormona que nos protege de las tristezas…
6. Sí a una buena alimentación
Una buena alimentación no es el antídoto contra los trastornos depresivos. Sin embargo, puede actuar como un buen protector por varios motivos: ponemos interés en algo, nos preocupamos por comprar buenos alimentos, cocinar nuevas recetas…
Asimismo, incorporar a nuestra vida esas dietas balanceadas donde obtengamos un buen nivel de triptófano, magnesio y así como antioxidantes y ricas vitaminas, nos ayudará también a producir más serotonina.
7. El Mindfulness para evitar remisiones en la depresión
Un modo probado de prevenir remisiones en la depresión es practicar la atención plena. Es más, existen numerosos estudios que avalan los beneficios del Mindfulness como estrategia psicológica para reducir el impacto del estrés y la ansiedad en nuestro día a día.
Esta técnica de meditación nos ayuda a ser más conscientes de nuestras emociones.
Rompemos el círculo del pensamiento rumiante.
Se reducen las molestias físicas asociadas al estrés.
Nos permite reflexionar sobre las experiencias inmediatas para tomar mejor decisiones y priorizar.
Con el mindfulness exploramos otras opciones, despertamos nuestra creatividad, nuestra intuición para descubrirnos como personas.
Para concluir, incidir en un punto: cada persona debe hallar su estrategia, su música interna. Es necesario que encontremos nuestro propio motor y esas herramientas que más nos funcionen para dejar a un lado la apatía, el abatimiento y ese malestar del alma que convive en ese demonio llamado depresión.
RINCON DEL TIBET
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