Una serie de hechos me hizo reflexionar acerca de lo peligroso de ciertas actitudes y valores que la sociedad capitalista viene sosteniendo. En lo más alto de la cadena alimenticia (porque realmente es una cruel carnicería), están los artistas populares; todos quieren ser como ellos, así de hermosos, ricos, exitosos, influyentes, creativos, talentosos.
Desde hace tiempo, ellos están “blanqueando” lo duro que resulta esa exposición. Recurren y/o han recurrido al alcohol, las drogas, la alienación, la exploración sin límites de cualquier experiencia posible, lo que sea para poder aguantar el terrible estrés, la exigencia, el perfeccionismo, y básicamente las enormes proyecciones que reciben y para las que la mayoría no se siente preparado. Si a eso se le suma que casi todos comenzaron muy chicos, cuando todavía no habían madurado lo suficiente, tenemos el coctel perfecto para la autodestrucción.
Fue lo que pasó con Avicii, por ejemplo, un joven al que le explotó la fama, que llegó a actuar 300 veces en un año, y que enfermó gravemente por las sustancias que consumió para poder soportar tanto desgaste. "Tim no estaba hecho para la máquina empresarial en la que se vio inmerso", dijo la familia. Últimamente, unos cuantos se están planteando bajarse un tiempo de semejante locura para volver a sí mismos y a su creatividad (como Natalia Lafourcade).
Esta misma situación la tienen los deportistas de elite, los diseñadores de moda, los genios de internet, cualquiera que esté en alta exposición y gane (y haga ganar) mucho dinero. Los demás miramos y admiramos, sobre todo los jóvenes, creyendo que ese es el “top level” de la vida, que más alto no se puede llegar, sin realmente conocer las consecuencias (enormes y a veces letales) que acarrean.
Es verdad que hay una crisis de valores, pero volver al pasado no la soluciona. Siempre existió esa ilusión de que “todo tiempo pasado fue mejor”, olvidando lo malo en pos de una idealización. ¿Tiramos siglos de evolución para volver a las cavernas o a un campo idílico que nunca existió? Eso parece el deseo de muchos. Pero… esto es lo que hay. Tiene sus pros y sus contras; debemos encontrar una forma actual, con quienes somos ahora, con las condiciones que tenemos, a fin de establecer un objetivo que aúne Materia y Espíritu.
En realidad, esa es la meta de la Nueva Energía: estamos espiritualizando la materia. Por eso, tenemos tantos desafíos en el cuerpo, ya que está tratando de soportar mayores cotas de energía, mientras se deshace de siglos de condicionamientos, karmas, aprendizajes varios y se prepara para una vida totalmente distinta.
Es tan diferente que las referencias del pasado no ayudan. Por ello, los jóvenes parece que no escuchan a los mayores: no les sirven sus experiencias ni las fórmulas con que sostuvieron sus valores: por medio de luchas y esfuerzos de todo tipo. Desde “hay que luchar la vida” y “no pain no gain” hasta la discriminación y la guerra, todavía no encontramos una forma que no sea agresiva, sufrida, limitante, exigente. Irnos al otro extremo, a través del placer instantáneo y el consumo indiscriminado, tampoco sirve.
Estamos tratando de vincularnos con valores espirituales que puedan ser arraigados en la realidad material. Cada uno de nosotros lo busca, aun sin saberlo. La Luz envía sus códigos y los estamos recibiendo todos. El proceso de materializarlos lo hacemos también entre todos. Haz tu parte y descondiciónate del modelo imperante, conectándote con tu diseño original. Busca dentro de ti. Allí están las respuestas. Luego, comparte.
laurafoletto@abrazarlavida.com.ar y abrazarlavida@egrupos.net
Desde hace tiempo, ellos están “blanqueando” lo duro que resulta esa exposición. Recurren y/o han recurrido al alcohol, las drogas, la alienación, la exploración sin límites de cualquier experiencia posible, lo que sea para poder aguantar el terrible estrés, la exigencia, el perfeccionismo, y básicamente las enormes proyecciones que reciben y para las que la mayoría no se siente preparado. Si a eso se le suma que casi todos comenzaron muy chicos, cuando todavía no habían madurado lo suficiente, tenemos el coctel perfecto para la autodestrucción.
Fue lo que pasó con Avicii, por ejemplo, un joven al que le explotó la fama, que llegó a actuar 300 veces en un año, y que enfermó gravemente por las sustancias que consumió para poder soportar tanto desgaste. "Tim no estaba hecho para la máquina empresarial en la que se vio inmerso", dijo la familia. Últimamente, unos cuantos se están planteando bajarse un tiempo de semejante locura para volver a sí mismos y a su creatividad (como Natalia Lafourcade).
Esta misma situación la tienen los deportistas de elite, los diseñadores de moda, los genios de internet, cualquiera que esté en alta exposición y gane (y haga ganar) mucho dinero. Los demás miramos y admiramos, sobre todo los jóvenes, creyendo que ese es el “top level” de la vida, que más alto no se puede llegar, sin realmente conocer las consecuencias (enormes y a veces letales) que acarrean.
Es verdad que hay una crisis de valores, pero volver al pasado no la soluciona. Siempre existió esa ilusión de que “todo tiempo pasado fue mejor”, olvidando lo malo en pos de una idealización. ¿Tiramos siglos de evolución para volver a las cavernas o a un campo idílico que nunca existió? Eso parece el deseo de muchos. Pero… esto es lo que hay. Tiene sus pros y sus contras; debemos encontrar una forma actual, con quienes somos ahora, con las condiciones que tenemos, a fin de establecer un objetivo que aúne Materia y Espíritu.
En realidad, esa es la meta de la Nueva Energía: estamos espiritualizando la materia. Por eso, tenemos tantos desafíos en el cuerpo, ya que está tratando de soportar mayores cotas de energía, mientras se deshace de siglos de condicionamientos, karmas, aprendizajes varios y se prepara para una vida totalmente distinta.
Es tan diferente que las referencias del pasado no ayudan. Por ello, los jóvenes parece que no escuchan a los mayores: no les sirven sus experiencias ni las fórmulas con que sostuvieron sus valores: por medio de luchas y esfuerzos de todo tipo. Desde “hay que luchar la vida” y “no pain no gain” hasta la discriminación y la guerra, todavía no encontramos una forma que no sea agresiva, sufrida, limitante, exigente. Irnos al otro extremo, a través del placer instantáneo y el consumo indiscriminado, tampoco sirve.
Estamos tratando de vincularnos con valores espirituales que puedan ser arraigados en la realidad material. Cada uno de nosotros lo busca, aun sin saberlo. La Luz envía sus códigos y los estamos recibiendo todos. El proceso de materializarlos lo hacemos también entre todos. Haz tu parte y descondiciónate del modelo imperante, conectándote con tu diseño original. Busca dentro de ti. Allí están las respuestas. Luego, comparte.
laurafoletto@abrazarlavida.com.ar y abrazarlavida@egrupos.net
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