El estrés es una respuesta psicosocial y psicológica a cualquier situación. Puede ser positivo cuando éste te motiva a vencer obstáculos, pero cuando el estrés es extremo o dura mucho tiempo, puede ser perjudicial. El mejor nivel de estrés es la cantidad que puede ayudar a desarrollarte sin producirte ningún daño.
También el hombre primitivo estaba estresado en su lucha por la supervivencia, pero el mundo contemporáneo nos desborda de exigencias y reclamos que incrementan la tensión diaria hasta superar nuestra capacidad de adaptación y la ponemos a prueba constantemente por el acelerado ritmo de vida actual.
La enfermedad de la era moderna
El estrés afecta a todo el organismo y se puede afirmar que es la enfermedad de la era moderna. Todo el organismo se puede ver afectado: El sistema nervioso, el cardiovascular y el sistema inmunológico se ven alterados por esta patología que sufre más del 20% de la población activa.
Si se mantiene la situación de estrés de forma crónica puede manifestarse una depresión clínica y otras enfermedades que suponen un riesgo importante para la salud de las personas que lo padecen, tales como la diabetes, hipertensión arterial, colon irritable, angina de pecho, deterioro de la inmunidad (lo que conlleva mayor tendencia a padecer infecciones), etc.
Tipos de estrés
ESTRÉS POSITIVO: ESFUERZO QUE SE DISFRUTA.
ESTRÉS NEGATIVO: DURA MUCHO Y AFECTA LA SALUD.
¿Cómo saber si padecemos estrés?
Se dice que una persona está estresada o que tiene estrés, cuando se produce un estado de ánimo interno como consecuencia del enfrentamiento de la persona con una serie de demandas ambientales, que superan su capacidad de hacerles frente afectando todos sus recursos bio-psico-sociales.
El gran problema del estrés es que te lleva a experimentar sensaciones físicas de dolor y sufrimiento que ocupan el lugar de experiencia positiva de salud y emocionalmente gratificante. La gente puede reaccionar ante estresantes físicos, psicosociales y simbólicos.
factores estresantes
Los estresantes son factores que pueden ser identificados como origen o causa de estrés. Pueden ser eventos, circunstancias, lugares, gente, sentimientos, actitudes y pensamientos.
Se pueden clasificar en:
Estresantes físicos
Un ambiente ruidoso, caliente, frío o contaminante.
Enfermedad física.
Llevar una vida sedentaria y/o comer más de lo adecuado.
Cambios por la edad.
Estresantes psicosociales
Situación social muy concurrida o encerrada.
Falta de contacto social (soledad)
Saturarse o sobrecargarse – muchas demandas o demandas que no pueden realizarse.
Frustraciones al hacer cosas y no alcanzar metas.
Demasiada estimulación, o muy poca.
Cambios de vida, como matrimonio, divorcio, vacaciones, pérdida de empleo, etc.
Problemas en la comunicación, manejo de conflicto y asertividad.
Estresantes del pensamiento
Desagrado con las memorias del pasado.
Mezcla de sentimientos por algo o alguien.
Sentimiento de miedo o duda acerca del futuro.
Pensamiento acerca de algún evento desagradable.
Patrones negativos o de pensamiento, como: impotencia, pesimismo, etc.
Fases del estrés
ALARMA
Elegir entre el combate o el abandono.
RESISTENCIA O ADAPTACIÓN
Ajustarse a la presión. Tomar conciencia de la vida, el trabajo, los hábitos y transformarlos.
AGOTAMIENTO
Si la resistencia se prolonga por mucho tiempo se genera agotamiento acompañado de: cansancio, depresión, poca energía, irritabilidad, enfermedad, envejecimiento prematuro y se requiere un cambio urgente de la situación.
No hay que olvidar que cierto grado de ansiedad es adaptativo, si su intensidad no es excesiva, ya que nos ayuda a enfrentarnos a los requerimientos de la vida diaria. Cuando este proceso de adaptación a la realidad tiene éxito, la tensión que provoca es vivida por la persona como motivadora y satisfactoria. Sin embargo, si la ansiedad es muy intensa y/o dura mucho tiempo, se producen manifestaciones físicas importantes, que, a la larga, constituyen el núcleo de la patología psicosomática
El estrés producido por una situación depende más
de la percepción de la persona hacia la situación,
que de la situación misma.
Hombre actual y estrés
El hombre del nuevo siglo está saturado de mensajes, información y estímulos afectivos, por lo que su equilibrio se ve seriamente comprometido. Recientemente se ha demostrado que el estrés destruye la memoria, daña la orientación espacial y otras funciones cognitivas, perdiendo un mayor número de neuronas.
Consecuencias por falta de prevención
Las consecuencias de no prever el estrés pueden ser múltiples: insomnio, cansancio, agotamiento, depresión, ansiedad, mareos, molestias físicas que se manifiestan en cualquier zona del organismo como cefaleas, palpitaciones, dolores abdominales, dolores musculares, estreñimiento y diarreas, alteraciones en la piel, caída del cabello, etc.
Los efectos del estrés
El estrés puede conducir de manera indirecta para que el cuerpo no pueda defenderse de las enfermedades, además de que puede causar el desarrollo de algún problema muscular, úlcera y alta presión.
Síntomas o conductas asociadas al estrés
Ansiedad y depresión.
Dependencia a los tranquilizantes.
Incremento en el fumar, beber o consumir medicamentos o drogas.
Disfunción tiroides.
Comer poco o demasiado; indigestión.
Dormir mucho, padecer insomnio, tener pesadillas.
Persistentes infecciones o resfriados frecuentes.
Erupciones de la piel o resequedad.
Irritabilidad y tensión.
Apatía y desmotivación.
Rechinado de dientes.
Dolores musculares y de espalda.
Disfunción sexual.
Ciclos menstruales irregulares.
Falta de condición física y fatiga crónica.
Afectaciones del corazón.
Conducta irracional compulsiva.
Problemas de lenguaje, memoria o aprendizaje.
Migraña y dolor de cabeza.
Hipertensión y muchas otras.
Ansiedad
La consecuencia estrella del estrés, su núcleo fundamental es la ansiedad: siempre que haya estrés, aparecerá la ansiedad.
Sin embargo, no hay que olvidar que cierto grado de ansiedad es adaptativo (si suintensidad no es excesiva) ya que nos ayuda a enfrentarnos a los requerimientos de la vida diaria. Cuando este proceso de adaptación a la realidad tiene éxito, la tensión que provoca es vivida por la persona como motivadora y satisfactoria. Sin embargo, si la ansiedad es muy intensa y/o dura mucho tiempo, se producen manifestaciones físicas importantes, que, a la larga, constituyen el núcleo de la patología psicosomática.
Conductas ante el estrés
Las conductas que adoptamos usualmente, suelen incluirse en estas cuatro formas:
Conductas Adaptativas, que se orientan a la anulación de la “amenaza” y tratan de atajar el estímulo estresor.
Las conductas de lucha y huida que intentan hacer frente a la situación real, pero que superan nuestra capacidad física, incrementando los niveles de activación fisiológica, hasta la aparición de la sintomatología del estrés.
Conductas sustitutivas que quieren disminuir la activación fisiológica pero que no enfrentan la solución del problema (comer, dormir, consumir bebidas alcohólicas)
Conductas de inhibición de la respuesta que no reduce la activación fisiológica ni afronta el estímulo estresor.
Conductas Adaptativas
Las conductas adaptativas suelen ser las más aconsejables para mantener el equilibrio interno ya que implican la resolución de los problemas que nos plantean las demandas de la realidad. Un determinado grado de estrés estimula al organismo y permite que éste realice su objetivo, volviendo después a la normalidad cuando el estímulo ha cesado.
Por ejemplo, si alguien es atleta e intenta conseguir una buena marca en una competición, estará sometido a un estrés que implicará un aumento de la actividad muscular (mayor frecuencia cardíaca, mayor irrigación) y eso le ayudará a correr más de prisa, pero cuando vuelva a casa y el estímulo (presión) haya cesado se producirá un descenso de las constantes y el su organismo volverá a su estado inicial de tranquilidad.
¿Qué ocurre cuando se mantiene el estado de presión y se entra en un estado de resistencia?
Ante la situación de estrés reacciona todo el organismo.
Formación o destrucción de proteínas.
Formación de glucosa.
Formación de grasa.
Acción antinflamatoria.
Liberación de hormonas: Eliminación de agua; retención de sodio; eliminación de potasio.
Secreción gástrica.
Estrés en el trabajo
Uno de los causantes principales de estrés el trabajo por eso debemos aprender a controlar los problemas que tenemos en él, aislarlos y entender que el trabajo es parte de nuestra vida, pero no toda ella. Haciéndolo conseguiremos que esta ansiedad que nos causa no influya en nuestra vida familiar, nuestras relaciones y cómo no… en nuestra dieta.
Cómo saber si estás estresado y decir ¡Alto!
Te mareas con frecuencia.
Te sientes agotado.
Duermes mal.
Sufres de sobrepeso o falta de apetito.
Sientes tensión, dolor, malestar.
Te sientes deprimido, ansioso, irascible o de mal humor.
10 consejos para mejorar tu estilo de vida laboral
Disfruta tu trabajo siendo organizado y marcando prioridades.
Agradece tu trabajo y no olvides que el trabajo es sólo una parte de la vida.
Proponte generar buenas relaciones.
Se claro. Enfrenta los problemas. Cuando tengas algo pendiente no permitas que este se vaya a casa y duerma contigo.
Utiliza técnicas de relajación en la oficina. No basta con conocerlas hay que usarlas para que funcionen.
Apaga tu celular. El mundo no se acaba si no estás ahí para resolverle los problemas a todos.
Aprovecha tus fines de semana y vacaciones para descansar.
No aceptes un trabajo que no sabes hacer. No eres menos competente por decir que no sabes.
Aprende a decir que no, a poner límites, a ser asertivo.
Al salir del trabajo desconéctate y has cosas que te relajen y se conviertan en rutina para que tu cuerpo aprenda también a diferenciar situaciones.
En definitiva, tienes que conseguir por un lado integrarte en tu espacio de trabajo, hacer que te parezca cómodo, que puedas relacionarte con tus compañeros, evitar al máximo posible los problemas y aprender a desconectarte. Olvidarte del trabajo para casa, de las horas extras y de lo que tienes que hacer mañana. Si lo consigues, todo te resultará más fácil.
Cómo liberarse del agobio que genera estrés.
Restablecer los ritmos de sueño y alimentación.
Reducir el consumo de sal, café, alcohol y cigarro.
Focalizar esfuerzos en objetivos a corto y mediano plazo. Evitar dispersión.
Involucrarse en actividades realistas con verdaderas posibilidades de éxito.
Focalizar las actividades que nos generan tensión y no generalizarlas en el resto de nuestra vida.
Adoptar una postura correcta y eficaz en todas nuestras actividades (incluso en el reposo) es esencial para una vida sana, libre de dolores, estrés y fatiga.
Redescubrir los placeres sencillos: escuchar el silencio, amigos, pasear.
Discernir lo que compramos: ¿lo necesito de verdad o es consumismo?
Recuperar el contacto con la naturaleza.
No ser esclavos de agendas apretadas.
Usar menos el carro y caminar más.
¿Perfeccionismo? ¡No, gracias!
Recomendaciones finales si te has descubierto presa del estrés.
Poner atención a ti mismo y a tu entorno.
Observa tu cuerpo, tu estado de ánimo, tus hábitos o signos de estrés todas las semanas. Deja el piloto automático y vive más consciente para que sepas reconocer las señales de tu organismo a tiempo.
Fomentar tus vínculos sociales.
Somos animales sociales. No nos podemos aislar. Mantente en contacto con amigos y familiares regularmente. Realiza actividades dentro de un club, iglesia o alguna otra institución.
Disminuir el estrés como hábito.
Dedica tiempo suficiente para relajarte diariamente, haz ejercicio regularmente y mantenerte activo. Practica actividades que disfrutes y te desconecten de las preocupaciones. Duerme suficiente. Ni de más ni de menos.
Llevar un estilo saludable de vida.
Practica un saludable estilo de vida, incluyendo ejercicio aeróbico, comida saludable y un balance emocional en tu vida diaria. También se recomienda otro tipo de prácticas que te permiten recuperar la paz y el equilibrio como la yoga, prácticas de relajación y meditación Mindfulness.
Gestionar la mente y los pensamientos.
Aprende a relativizar y a no adelantarte a los hechos. No sobre dimensiones la gravedad de las cosas.
Organizar la vida.
Distribuye bien tu tiempo y tus actividades para que no dejes lo importante por lo urgente. Intenta lograr un buen equilibrio entre todas las áreas de tu vida.
Pedir ayuda.
En caso de que el estrés se haya vuelto un problema en tu vida, te esté generando problemas de salud física o emocional, no esperes a que el problema se agrave y ni te pongas en riesgo, acude a terapia con un profesional para que te oriente y te ayude a restablecer el equilibrio y a proteger tu salud.
Recuerda que el manejo de estrés puede dar más vida a tus años y más años a tu vida.
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