A lo largo del artículo se expondrá en qué consiste la aceptación social para entender su contrario, el rechazo. De esta forma, abriremos un marco contextual para profundizar mejor en el rechazo y sus consecuencias más evidentes y las, quizá, menos visibles. Por último, una pequeña reflexión sobre nuestro papel con aquellos que están en nuestro entorno y que tanto podemos ayudar sin saberlo. ¡Comencemos!
Contenido
Aceptación y rechazo social
¿Qué es el rechazo social? Para profundizar en el concepto qué mejor que empezar por definir qué es la aceptación social. El equipo de Sandra Becerra (2016) describe la aceptación social como la función de agradar y pertenecer a un grupo social como necesidad básica del ser humano. Daniel Goleman (1996) asegura que la aceptación social se puede equiparar al desarrollo de una alta capacidad intelectual. Con esto, el autor, está reflejando que la aceptación social es un factor importante en el desarrollo de cada uno de nosotros.
El rechazo social puede pasar factura a cualquier edad, pero si existe un periodo delicado, ese es la infancia. Morrison y Masten (1991) afirman que la calidad de las relaciones que se dan en la infancia están relacionadas con la estabilidad emocional, la autoestima y la capacidad de relacionarse con los demás. De esta forma, se podría decir que mantener relaciones sociales saludables podría potenciar el desarrollo de la inteligencia interpersonal e intrapersonal.
Howard Gardner define la inteligencia interpersonal como la capacidad de relacionarnos con los demás, de conocer su estado anímico y de empatizar. Por otro lado, la inteligencia intrapersonal se define como la capacidad de conocernos a nosotros mismos y de saber manejar nuestras emociones y pensamientos. Así pues, un desarrollo social sano y estable, puede ayudar a fomentar un correcto desarrollo psicológico (intrapersonal) y social (interpersonal).
Consecuencias psicológicas del rechazo social
El rechazo social puede adoptar diferentes formas y se puede dar en cualquier ámbito. Lo podemos encontrar en la escuela, en el instituto, en el trabajo, incluso dentro del mismo grupo de amigos o familia. Cuando somos pequeños, las consecuencias pueden quedarnos impregnadas e influir a largo plazo. Sin embargo, padecerlo a edades más tardías no deja de ser problemático. El rechazo social puede tener consecuencias psicológicas a cualquier edad.
Como afirma el equipo de Estefanía Estévez (2009), el rechazo social en la época escolar puede manifestarse a través de ansiedad y depresión, sentimientos de soledad y estrés y de una baja percepción de satisfacción con la vida. Sin embargo, estos mismos síntomas puede aparecer a cualquier edad en la que se produzca este tipo de rechazo. Hasta aquí se han detallado síntomas característicos de este fenómeno, pero también existen otros como puede ser la pérdida de identidad, las conductas de riesgo, la evitación social y la dificultad en la toma de decisiones.
Síntomas menos evidentes
Entre las consecuencias del rechazo social también se puede encontrar la pérdida de identidad. ¿Por qué se produce esta pérdida? Existe una lucha a nivel interno y externo. Queremos agradar tanto a los demás que nos olvidamos de nosotros mismos. Al estar pendiente de satisfacer las expectativas ajenas e intentar encajar, dejamos de lado nuestras propias motivaciones y, de esta forma, podemos llegar a la cuestión de: ¿quién soy yo en realidad?
Las conductas de riesgo también se pueden encontrar entre aquellos que sufren rechazo. Algunas personas, con tal de ser aceptadas podrían llevar a cabo algunas conductas que pongan en peligro su integridad física y psicológica. Imaginemos que un grupo tiende a consumir sustancias estupefacientes. De esta forma, algunas personas, con tal de sentirse integradas, se adaptarán al comportamiento del grupo.
La ansiedad, el estrés y la baja autoestima fruto del rechazo, también pueden traer como consecuencia la evitación social. El individuo intentará evitar cualquier situación en la que puede sentirse expuesto por miedo a ser ridiculizado o rechazado. Por otro lado, también se aprecia dificultades para tomar decisiones. El rechazo social implica, entre otras cosas, dar la espalda a ideas que haya podido tener el individuo y, de esta forma, se ha creado tanta inseguridad en él que se verá incapaz de tomar decisiones en un futuro por miedo al fracaso.
Conclusión
La infelicidad es otro de los síntomas de aquellos que sufren rechazo social. Como se ha podido ver a lo largo del artículo, sufrir rechazo social no es agradable para quien lo padece. Las consecuencias psicológicas pueden ser varias. Cabe destacar que varía dependiendo del individuo. A veces pueden darse algunas más, a veces algunas menos. De lo que no cabe duda, es que se trata de una experiencia negativa para quien lo vive. Así pues, si acompañamos todo lo expuesto a un estado de infelicidad casi permanente, la vida del rechazado puede volverse un calvario.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario