Si con frecuencia nos sentimos agotados y abrumados, es hora de actuar para que el sistema nervioso vuelva a estar en equilibrio. Podemos protegernos aprendiendo a reconocer los signos y síntomas del estrés y tomar medidas para reducir sus efectos nocivos.
Hay numerosos trastornos emocionales y físicos que se han relacionado con el estrés, incluyendo la depresión, ansiedad, ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, hipertensión, trastornos del sistema inmunológico que aumentan la susceptibilidad a las infecciones, una serie de trastornos relacionados con virus que van desde el resfriado común y el herpes, ciertos tipos de cáncer, así como enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple.
Además, el estrés puede tener efectos directos en la piel (erupciones cutáneas, urticaria, dermatitis atópica) en el sistema gastrointestinal (úlcera péptica, síndrome del intestino irritable, colitis ulcerosa) y puede contribuir al insomnio y trastornos neurológicos degenerativos como la enfermedad de Parkinson.
De hecho, es difícil pensar en cualquier enfermedad en la que el estrés no puede desempeñar un papel agravante.
La buena noticia es que el estrés brinda señales de alarma antes de llegar al punto de no retorno; se trata de una serie de signos que nos indican que debemos hacer un alto y relajarnos, antes de que la tensión sea excesiva.
Por eso, debemos estar atentos a distintos síntomas que nuestro cuerpo va poniendo de manifiesto y que podemos dividir en las siguientes áreas:
1 – Síntomas cognitivos
Problemas de memoria
Incapacidad para concentrarse
Falta de criterio
Ver solo lo negativo
Tener pensamientos ansiosos
Estar constantemente preocupados
2 – Síntomas emocionales
Depresión o infelicidad general
Ansiedad y agitación
Mal humor, irritabilidad o enojo
Sentirse abrumado
Tener una tendencia a la soledad y al aislamiento
Otros problemas de salud mental o emocional
3 – Síntomas físicos
Molestias y dolores
Diarrea o estreñimiento
Náuseas, mareos
Dolor torácico, frecuencia cardíaca rápida
Pérdida del deseo sexual
Resfriados frecuentes o gripe
4 – Síntomas de conductas
Comer en abundancia o por el contrario no comer poco
Dormir demasiado o demasiado poco
Alejarse de los demás
Dedicación extrema o por el contrario descuido de responsabilidades
Usar alcohol, cigarrillos o drogas para relajarse
Hábitos nerviosos (por ejemplo, mordedura de las uñas, estimulación)
Si algunos de estos síntomas aparecen con frecuencia o combinados, quizá ha llegado el momento de hacer un alto en la ajetreada y extenuante rutina y valorar el nivel de estrés al que nos estamos sometiendo.
En la vida, hay situaciones inevitables y momentos difíciles, pero la manera en que lidiemos con ellos y la actitud con que nos enfrentemos a ellos pueden ayudarnos a reducir el nivel de estrés.
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