Hay tres razones para ese comportamiento: perfecciona la depredación mientras también se defienden contra los predadores y mejora la manera de encontrar compañeros. La humanidad constantemente tiene esas conductas: emigramos en masa de lugares peligrosos, vamos hacia países prósperos, atacamos en grupo a víctimas solitarias, chismoseamos y denigramos a los que no nos gustan, buscamos relaciones en discotecas y playas, etc. Si pusiéramos en velocidad rápida nuestros movimientos a través del tiempo, seguramente pareceríamos manadas humanas.
Un tema es básico en esta táctica: el miedo. Las posibilidades aumentan en grupo pero el asunto es que los impulsa el temor de ser cazados o de no cazar o de quedarse solos. Como a nosotros… Es parecido a otro estímulo: el del cambio. Nos asusta salirnos de lo conocido y nos negamos o lo rechazamos hasta que se torna inevitable. Entonces, es complicado porque hemos acumulado dolor, resistencia, errores, angustia y eso aumenta el esfuerzo del inicio.
Por miles de años, nos hemos movilizado por miedo, reaccionando a él. Hemos evolucionado a través del sufrimiento, esperando a caer al fondo del pozo para despertar, transformarnos y salir. Hemos percibido los indicios de peligro y buscado aliados para luchar juntos, aun cuando esas señales hayan sido manipuladas por otros para su propio provecho. Vamos por la negativa, no por la afirmativa: nos mueve el miedo a algo, no el amor a algo.
La Energía está cambiando. Muchos percibimos que las viejas estrategias ya no sirven o son sumamente desgastantes y dolorosas. Ahora, tenemos disponible la conciencia: podemos darnos cuenta de que la vasija nos está quedando chica y de que necesitamos expandirnos, de que ese lugar o persona ya no vibra con nosotros y que es preciso movernos. En lugar de esperar la proverbial caída en el pozo, vamos haciendo los cambios internos que habiliten los externos, sin tanta lucha ni resistencia.
Muchos notamos cómo los políticos, los medios, las religiones, agitan los fantasmas del miedo para captar seguidores y para llevarlos a hacer lo que les conviene. Poco a poco, vamos abriendo los ojos a la realidad de las masas y buscando pensar por nosotros mismos, actuar por decisión propia, elegir otros caminos.
¿Una nueva era está gestándose? Depende de nosotros. La Energía está disponible. ¿Seguiremos reaccionando temerosos; luchando la vida; dañándonos al igual que a los demás y al planeta; actuando ciegamente, sin conocernos y adaptándonos a modelos sociales inhumanos; resistiendo con un NO en lugar de encontrar el SÍ?
Elijamos afirmarnos, como seres humanos divinos, aceptando nuestro diseño original, interactuando solidariamente con todo y todos. Soltemos el control (la herramienta del Ego en contra del miedo) y aprendamos a confiar. Entreguémonos a la Vida, al Ser, a Dios/Diosa. Que nos impulse el Amor y la Conexión. Seamos ejemplos de lo que queremos vivir. Volemos como pájaros libres, que eligen moverse en grupos para compartir sus mejores cualidades y evolucionar desde la conciencia y la valoración.
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