Hace unos días cayó en mis manos un artículo que me pareció
cuanto menos curioso y me gustaría compartirlo con vosotros. El autor del
artículo original es David Jungle.
Lo primero que me llamó la atención fue su título: “Miopía
emocional: por qué las personas no son lo que parecen”, y es que, a quién
no le ha ocurrido que, pasado un tiempo se ha dado cuenta que aquella persona a
la que tenía idolatrada en realidad ¡no era tan fantástica! , ¿A qué se debe
esto?
La razón es que las percepciones sobre aquellas
personas que conocemos en ciertos momentos de nuestras vidas, depende del
estado emocional en el que nos encontremos.
Ceguera emocional:
Percepción de la realidad distorsionada por las emociones
Tal y como hemos comentado al final de la introducción,
dependiendo de, en qué estado emocional nos encontremos en un momento dado,
tendemos a distorsionar la realidad, y consecuentemente, creamos en nosotros
una imagen de la otra persona que corresponde a una realidad subjetiva (aquella
que creamos teniendo en cuenta nuestras percepciones de la realidad).
Por naturaleza somos seres que nos gusta vivir rodeados de
personas que nos hagan sentir valorados, que nos hagan sentir bien; pero hemos
de tener cuidado por lo que hemos comentado, podemos estar viviendo en
una realidad subjetiva y puede que esas emociones positivas no sean reales o
que valoremos a una persona mucho más de lo que se merece hasta cegarnos.
Es decir, en el momento de conocer o entablar mayor relación
con una persona, puede pasar que se ensalcen las emociones positivas que le
genera a uno, y así, puede que le resulte más agradable, más sincera, más buena
persona que lo que en realidad es, se alaban sus cualidades.
Una
situación, por ejemplo, de una persona que está pasando una mala racha, bien
sea emocional, económica, de salud y que da con una persona que le preste su
ayuda, y que le colma de detalles. Debido a las circunstancias emocionales en
las que se encuentra, ensalzará sus cualidades más de lo debido, y esto puede
llevar a situaciones nefastas a largo plazo.
Pueden
llegar a darse situaciones, por ejemplo, de dependencia emocional, o también
puede ocurrir que tras mucho tiempo, uno se de cuenta de que esa persona con la
que ha estado ciega, no sea lo que estaba buscando y se hayan perdido
verdaderas oportunidades.
Montaña
rusa emocional
En todo ser humano los estados emocionales se encuentran en
continuo vaivén, y esto se traduce a que no somos los mismos cuando todo va
bien y cuando todo marcha mal. Hasta aquí nada nuevo.
Esto es algo normal, pero tenemos, que hay personas en las
que las emociones fluctúan cual montaña rusa, es más, ¿os suena la siguiente
situación? Parejas que ahora están bien y de repente pasan a estar mal.. ¿cuál
era el contexto emocional cuando ambos se juntaron?
He llegado a oír a gente decir que esta situación es algo
normal, pero en mi opinión, esto sería normal si no se diese de forma continua
y por motivos insignificantes, por lo contrario estaríamos hablando de
relaciones tóxicas que no llevan a nada, (véase artículo relaciones tóxicas donde
se explican sus características y qué se recomienda para “deshacerte” de ellas),
no nos hacen felices, nos desgastan física y emocionalmente, y nos privan de
encontrar a alguien con la que realmente encajamos. Son relaciones que uno no
ve, pero todo tu alrededor de está advirtiendo de ello.
Esto
me recuerda a cuando padecemos de miopía óptica, resulta que hay cosas que a
cierta distancia no ves bien, pero lo achacas a que estando lejos es normal no
verlo. Resulta que estando con un grupo de gente, ellos comentan que
esas cosas a esa distancia las ven perfectamente. Entonces, decides ir a una
óptica a que te revisen la vista y si es necesario, te pongan lentes.
En el
momento en el que te pones las gafas, respiras, te relajas y piensas, ¡cuántas
cosas me he perdido por estar distorsionando la realidad!; pues lo mismo
pasa con la miopía emocional.
Hay
cosas que tú no ves por estar distorsionando la realidad, pero cuando tu
alrededor te está advirtiendo que lo que estas viendo no es lo que
realmente es, es bueno que te lo hagas mirar y que te pongas las
lentes para ver las cosas tal y como son; posiblemente te darás cuenta que
has estado viviendo una realidad subjetiva.
Y es que muchas relaciones se crean entre personas que
realmente no se conocen, bien sea por el estado emocional en el que nos hemos
encontrado, bien sea por el papel que haya desempeñado la otra persona para
gustar. Pero pasa que, cuando transcurre el tiempo y ya existe una
confianza, se cae la máscara y nos encontramos con la realidad.
Y, ¿Con qué nos encontramos? Pues puede que nos encontremos
con una versión mejorada de lo que hemos conocido, pues su esencia es todavía
mejor, o por contra, al desenvolver el caramelo puede que nos encontremos con
un caramelo cuyo sabor no es la que esperásemos que fuese.
Ante esta situación, hay personas que piensan, que ya que me
ha llevado mi tiempo y esfuerzo sentimental y emocional, pues me lo llevo a la
boca, aunque no me guste, por lo menos tengo algo. Otra opción sería hacer
que ese caramelo cambiase de sabor, pero esto sería algo prácticamente
imposible, la esencia de la persona es la que es (de aquí seguramente nazca una
relación tóxica con muy poco futuro)
En resumidas
cuentas, tener ceguera emocional provoca que no vivamos la realidad tal y como
es y distorsionemos la forma en que percibimos a las personas con las que
socializamos, pudiendo idolatrar a alguien que en realidad no lo merece.
Por
eso, es importante tener muy claro el contexto emocional en el que te
encuentras en el momento de entablar relación con una persona, para que esta
sea lo más objetiva posible, y no se establezcan relaciones que nos
obstaculicen el camino a dar con la persona que nos complementa.
Ponte
las lentes de visión de la realidad y descubre el verdadero mundo que tienes
delante de ti. No hay que obsesionarse con el control de la gestión emocional,
porque es imposible (y no es sano) estar controlando en todo momento tus
emociones, recuerda que somos seres humanos, no máquinas.
Pero cuando ya tu alrededor te comenta que estas viendo
algo que no es real, que lo estás distorsionando; por lo menos haz el
esfuerzo de revisarlo, porque puede que a partir de ese momento y
empleando las lentes que corrigen tu disfunción, puedes empezar a ser
feliz, disfrutar del presente y vivir el aquí y ahora.
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