Cada vez escucho más la expresión: “todo está cambiando”. Y es verdad, vivimos en una época de mucho cambio, una época en la que las realidades más o menos estables en las que nos habíamos acostumbrado a vivir están disolviéndose a la velocidad de la luz. Todo está cambiando, y el cambio es rápido. Puede que los Mayas tuvieran razón cuando situaban el fin del mundo en estos años. Estamos asistiendo, con mayor o menos consciencia de ello, al fin de un mundo y al comienzo de otro nuevo. Los Mayas hacían sus predicciones basándose en el movimiento de los planetas y en una sabiduría ancestral de la conexión que existe entre todo. Pero no necesitamos remontarnos a sus predicciones, la evidencia está ahí, el mundo tal y como lo conocíamos hace apenas unos años desaparece a alta velocidad y el nuevo mundo se está creando.
¿Cómo será el nuevo mundo? No lo sabemos, nadie lo sabe. Ni tan siquiera los gurús que hacen sesudos análisis de las tendencias tecnológicas, sociales, políticas y económicas saben cómo será la realidad en que vivamos dentro de veinte años. Pero yo quiero en este post hacer una predicción: en el nuevo mundo la espiritualidad se abrirá paso con una gran fuerza. Y no me refiero a la religión, sino a la consciencia y el conocimiento de los planos profundos de la existencia. De hecho, la palabra religión viene de re-ligare, es decir, de volver a unir al hombre con su esencia.
Hay una nueva espiritualidad que se está abriendo paso a gran velocidad. Una nueva espiritualidad que es menos dogmática y más experiencial. Una espiritualidad que busca el conocimiento y la consciencia más que el seguimiento. Una espiritualidad íntima e individual, pero con un profundo impacto en lo colectivo. Cada vez hay más personas que tienen sed de esta conexión y de este conocimiento.
Esta nueva espiritualidad no es tan nueva, de hecho, está en la base de todas las religiones. Aldux Huxley la llamó la espiritualidad perenne. Paradójicamente, igual que fue el advenimiento de la época de la razón y la ciencia lo que sacó la religión de la vida de muchas personas, han sido la razón y la ciencia las que han traído de vuelta a esta espiritualidad ancestral, más sencilla, menos dogmática y más experiencial.
Y tenemos sed de ello. Cada vez más personas tienen sed de esa conexión y ese conocimiento. Quizá porque es parte del proceso evolutivo. El Neanderthal dio paso al Homo Sapiens, y éste dará paso a otro estadio de la evolución del hombre que podríamos llamar Homo Espiritual. Quizá porque en un mundo tan cambiante en el que las realidades se disuelven tan rápidamente, necesitamos algún pilar sólido en nuestra vida, y ese pilar lo encontramos dentro de nosotros. Pero el hecho es que la espiritualidad ha pasado a formar parte de la vida de cada vez mas personas.
¿Qué hacer si tienes esta sed? Cierra tus ojos, saca la atención de fuera y pásala dentro de ti y estarás ahí, en el centro de tu ser. Si tu mente te pide conocimiento, lee libros como El poder del Ahora de Eckhart Tolle o cualquier otro autor que encuentres y te atraiga. La espiritualidad no es un destino sino un viaje.
Que tengas un gran día.
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