Para energizarse es necesario desarrollar la capacidad
de prestar atención con máxima intensidad en cada momento. Una de las mejores
maneras de desarrollar esta capacidad consiste en practicar el antiguo arte de
la conciencia plena, propugnado ya desde el año 500 antes de Cristo por
Shakyamuni Buda, fundador del Budismo.
Es una disciplina en la que mantienes
una clara conciencia de lo que está sucediendo en cada momento, tanto externa
como internamente, en lugar de colorear tu interpretación con tus emociones o
dejarte llevar por los pensamientos.
La conciencia plena es más que una simple
concentración, y requiere que vigiles aquello en lo que te estás concentrando y
mantengas esta concentración en el presente. Con la práctica, serás capaz de
silenciar el parloteo constante de tu mente y concentrarte en tu experiencia
sensorial, por muy banal que sea, comer algo, abrazar a tu hijo, sentir dolor,
etc. Es como ser un padre benévolo con tu mente, eligiendo aquello en lo que ha
de concentrarse y luego trayéndola de vuelta cuando pierde el rumbo.
Con el
tiempo, la meditación de la conciencia plena agudizará tu percepción visual y
evitará que te insensibilices ante las experiencias de la vida cotidiana. Una
de las dificultades de incorporar la conciencia plena a las actividades del día
a día es que ésta generalmente se enseña en retiros espirituales, donde los
participantes se pueden dar el lujo de meditar durante muchas horas al día y
practicar la conciencia plena realizando actividades como a «cámara lenta». Sin
embargo, hay maneras de adaptar muchas prácticas tradicionales para que las
puedas usar en tu meditación.
COMO ENERGIZARSE
Para «energizarte» y
lograr un estado de máxima intensidad, primero debes ralentizar tus ondas
cerebrales hasta un estado «alfa» de meditación poco profunda o de ensoñación
—cuando el cerebro emite frecuencias (medidas por un EEG) de 8-13 hercios
(ciclos por segundo).
*Siéntate y adopta una posición cómoda. A muchos les gusta
sentarse erguidos en una silla de respaldo duro, con las manos sobre las
rodillas. También puedes hacerlo en el suelo con las piernas cruzadas.
*Comienza
respirando lenta y rítmicamente, inspirando por la nariz y espirando por la
boca, de modo que ambos ciclos tengan la misma duración. Relaja la barriga y
luego contráela lentamente como si quisieras que tocara la espalda. Esto hará
que respires con el diafragma. Repite esto cada quince segundos, pero asegúrate
de no estar esforzándote demasiado. Sigue durante tres minutos y mantente
concentrado en el ejercicio. Aumenta la duración hasta cinco o diez minutos. Comienza
a centrar tu atención únicamente en la respiración. Practica esto de manera
repetida, ya que constituirá la base de tu práctica meditativa.
*Para acceder a
un estado alfa, el factor más importante, como sabe cualquier budista, es el de
acallar la mente, aunque a menudo resulta prácticamente imposible no pensar en
nada. Después de que hayas accedido a este estado por medio de la concentración
en la respiración o en algún otro objeto, la mayoría de las escuelas de
meditación recomienda utilizar algún tipo de «ancla» que te permita acallar el
parloteo de la mente y estar más abierto a la información intuitiva.
*Las
anclas más habituales consisten en concentrarse en: — El cuerpo y sus
funciones, o la respiración. — Tus pensamientos, pero como si fuesen nubes
flotando por el cielo, de modo que no sean «tú». — Un mantra, como usan los
practicantes de la meditación trascendental, generalmente una palabra, como om
(«El Campo» en el Budismo), ah (la verdad universal) o hum (la manifestación
física de la verdad; el universo mismo); a inicios de la década de los setenta,
muchos practicantes recibieron el mantra ah-om. —
Números; contar en silencio
sea hacia atrás o hacia delante. — Música -generalmente algo repetitivo, como
Bach o un cántico. Practica hasta que puedas concentrarte cómodamente en tu
«ancla» durante veinte minutos o más.
Una vez hayas accedido al estado
«alfa», observa con precisión todo aquello que se manifieste en tu mente y en
tu cuerpo. Presta atención a lo que es, en lugar de, a lo que te dicen tus
emociones, lo que te gustaría que sucediera o únicamente aquello que es más
agradable. No reprimas o deseches los pensamientos negativos si son auténticos.
Una buena forma de anclar tu mente en el presente consiste en «volver a tu
cuerpo», y sentir tu postura corporal. Es vital que sepas distinguir la
conciencia plena de la simple concentración. La diferencia más importante es
una falta de juicio o de punto de referencia acerca de la experiencia. Prestas
atención a cada momento presente sin colorearlo con tus preferencias o
aversiones, y sin siquiera identificar la experiencia como algo que te está
sucediendo a ti. En resumen, no hay ni «mejor» ni «peor». —
Toma conciencia de
todos los olores, colores, texturas y sensaciones que estés experimentando. ¿A
qué huele la habitación? ¿Qué sabor tienes en la boca? ¿Qué sensaciones te
produce tu asiento? —
Presta atención a lo que esté sucediendo tanto interna
como externamente. Cada vez que adviertas que estás juzgando lo que ves, dite a
ti mismo «estoy pensando», y vuelve a la posición de observador. — Cultiva el
arte de escuchar simplemente todos los sonidos de tu habitación: el ruido de
una tubería, el sonido de una bocina, el ladrido de un perro, un avión…
Acéptalos todos—el ruido, el caos o el silencio— sin emitir ningún juicio. —
Percibe otras sensaciones: el «color» del día, la luz en la habitación,
cualquier movimiento que se produzca frente a ti, la sensación del silencio… —
No intentes lograr nada. Elimina tus expectativas y tu lucha por alcanzar
ciertos resultados. —
Acepta sin juzgar todo lo que suceda. Esto implica dejar
de lado todas las opiniones e interpretaciones sobre lo que está ocurriendo.
Detecta cada vez que te aferres a ciertas opiniones, ideas o pensamientos, y
rechaces otros. Acepta tus propios pensamientos y experiencias, incluso los
desagradables. — Intenta no apresurarte nunca. Si tienes que hacerlo, que sea
con plena conciencia. Siente conscientemente esa prisa.
DESARROLLAR LA
CONCIENCIA PLENA EN TU VIDA COTIDIANA
La evidencia sugiere que si desarrollas
la conciencia plena en tu vida cotidiana estarás moldeando tu cerebro para que
sea más eficaz en el uso de la intención. El psicólogo Charles Tart, uno de los
mayores expertos del mundo en los estados alterados de conciencia, tiene varias
sugerencias al respecto: — Haz pausas periódicas a lo largo del día para que
dispongas de un tiempo en el que puedas tomar conciencia de lo que está
sucediendo tanto interna como externamente. —
Cada vez que sientas que estás
perdiendo la concentración en tus actividades del día a día, presta atención a
tu respiración; te ayudará a centrarte. — Presta atención a las actividades más
banales, como lavarte los dientes o comer algo. —
Comienza con un pequeño
ejercicio, como por ejemplo dar una caminata, en el que te mantengas totalmente
concentrado en aquello que estás haciendo. — Usa etiquetas mentales para las
actividades que estés realizando. Por ejemplo, «estoy poniéndome el abrigo»,
«estoy abriendo la puerta», «estoy atándome los zapatos»… — Usa la conciencia
plena en cada situación de la vida diaria. Cuando estés preparando la comida o
incluso lavándote los dientes, presta atención a todos los olores, texturas,
colores y sensaciones que experimentes. —
Aprende a mirar realmente a tus seres
queridos y a tus hijos, a tus mascotas, amigos y colegas de trabajo.
Obsérvalos detalladamente durante cada actividad —cada aspecto de su ser, pero
sin juzgarlos. — Durante alguna actividad, como el desayuno, pide a tus hijos
que presten atención a cada detalle. Concéntrate en el sabor de tu comida.
Observa los colores y la textura. ¿Qué sensaciones te produce el zumo al bajar
por tu garganta? — Toma conciencia de los olores v sonidos a tu alrededor.
Mientras estás observando todo esto, ¿qué sienten las distintas partes de tu
cuerpo? — Atiende a los miles de sonidos que te rodean cada día.
Cuando alguien
te esté hablando, escucha el sonido de su voz además de las palabras. No
pienses en una respuesta hasta que haya dejado de hablar. — Practica la
conciencia plena en todas tus actividades: caminando por la calle, conduciendo
al volver a casa, en el jardín…etc. — Usa la conciencia plena cuando estés
extremadamente ocupado o bajo mucha presión. Obsérvate a ti mismo en una
situación así. ¿Cómo afecta a tu equilibrio? ¿Puedes permanecer centrado en tu
cuerpo cuando estás trabajando duro? — Practica la conciencia plena mientras te
halles en una fila.
Experimenta la sensación de estar a la espera, en lugar de
centrarte en aquello que estás esperando. Toma conciencia de tus movimientos
físicos y de tus pensamientos. — No pienses en tus problemas futuros. Ocúpate
únicamente de la situación que vives ahora.
Artículo publicado originalmente en: http://cienciacosmica.net/energizate-el-arte-de-la-consciencia-plena/
Artículo publicado originalmente en: http://cienciacosmica.net/energizate-el-arte-de-la-consciencia-plena/
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