Especialmente dedicado a padres, tutores y maestros.
Los niños son seres muy impresionables y muy
abiertos a la dirección e influencia de los adultos. Aun así, cualquier intento
de introducirles en la meditación se debe hacer con suma prudencia y
sensibilidad, y no sólo les tiene que capacitar para meditar, sino también para
apreciar, por sí mismos, la utilidad de la meditación.
La meditación es
milenaria y en casi todas las culturas existen huellas
Esa capacidad de
evaluación es la que les permitirá decidir si estas técnicas les resultan o no
positivas. De entre todas las actividades, la meditación quizá sea una de las
pocas en que el éxito depende principalmente de la participación voluntaria.
Por otro lado, dado que cada cual tiene que trabajar con su propia mente, los
niños deben tener el derecho de aceptarlo o rechazarlo según su criterio.
Este espacio pretende ayudar a introducir a los niños en la meditación de una
forma fácil, eficaz y con la actitud correcta. No es, ni mucho menos,
prescriptivo, sino que proporciona una amplia gama de técnicas y conocimientos.
Cada cual podrá elegir, con plena libertad, los que sean más apropiados para
sus hijos y sus circunstancias.
En la mayoría de los casos que citamos en este espacio hablamos de los niños
como un grupo, pero casi todo lo que decimos resulta igualmente aplicable a los
padres y a otras personas que trabajen con un solo niño. Como ya hemos
indicado, esta espacio está destinado tanto a los padres (familias biparentales
o monopa-rentales) como a los maestros y profesores que trabajen con grandes
colectivos.
Tenemos muy presentes tres objetivos generales:
1) Que seas capaz de transmitir el valor intrínseco de enseñar a meditar a los
niños.
2) Que facilites los conocimientos básicos necesarios para trabajar con niños
desde, aproximadamente, los siete años hasta los dieciocho, y ofrecer un
abanico, lo más amplio posible, de ejercicios prácticos para que puedas
seleccionar los más adecuados para llevar a buen término tu labor docente.
No todos los ejercicios se adaptan a todas las situaciones, y lo que funciona
bien en un grupo reducido de niños puede que no sea útil con una clase muy
numerosa. Serás tú quien mejor juzgue cuándo debes utilizar los ejercicios tal
cual se proponen y cuándo hay que adaptarlos de una u otra forma para que se
ajusten al contexto en el que trabaja. La edad de los niños es otra variable
muy importante; hablaremos de ella más adelante.
La cualidad imprescindible del profesor es, en realidad, doble: estar
interesado en la enseñanza y sentir un profundo afecto por los niños.
Por más que te esfuerces en conseguirlo, nadie que carezca de esta doble
cualidad puede enseñar satisfactoriamente a los niños, y eso es válido tanto si
se trata de meditación como de matemáticas o cualquier otra disciplina. Un buen
profesor no ordena ni obliga a los niños a hacer las cosas, sino que trabaja
con ellos y sabe que, con un conocimiento sensible y cooperativo de sus
necesidades y de sus vulnerabilidades, se consiguen excelentes resultados ahí
donde los gritos y el exceso de autoritarismo suelen fracasar.
El buen profesor también es consciente de que no basta con enseñar algo
al niño, sino que lo ideal es conseguir que éste se interese al máximo por lo
que está aprendiendo. De este modo, es más fácil que lo siga apreciando durante
el resto de su vida y que entienda y valore, en su justa medida, la verdadera
utilidad de los conocimientos que posee.
A pesar de todo, no hay que extraer la falsa conclusión de que enseñar a
meditar requiere un desmesurado esfuerzo por parte del profesor, sino que, en
realidad, la meditación es una de las disciplinas más agradables de impartir.
Tanto si se trabaja con niños o adultos, es muy reconfortante observar cómo un
grupo de personas encuentran la serenidad y la paz en sí mismos, afrontando los
retos, las dificultades y los placeres de la vida con una energía y entusiasmo
renovados.
Confiamos en que disfrutes enseñando a meditar a los niños. Si es así, es muy
probable que ellos también se lo pasen en grande aprendiéndolo.
Fuente
anterior: http://www.proyectopv.org/2-verdad/105marcosensmeditar.htm
Acerca de Anapana, un
método de Meditación adaptado a los niños:
La Meditación Anapana adaptado para niños y adolescentes, es una forma de
mantener la mente en calma, concentrándose en la respiración y en un objeto
elegido previamente, que le reporte paz.
El niño se relajará más y le ayudará a
la concentración en clase y demás actividades cotidianas.
Tu propia respiración es
un punto de atención natural que siempre está contigo. Simplemente sintiendo la
respiración tal y como entra y tal como sale, la mente se vuelve más calmada y
tranquila.
No creas que es complicado o muy profundo de entender, todo lo contrario,
dentro del niño ya existe y se da esa conexión con su Ser divinidad interna en
naturalidad, puedes que te lleves alguna sorpresa cuando veas con la seriedad
que se toma esta tarea de meditar.
La misión del adulto
responsable es hacerle recordar e invitarlo con toda sencillez, pero sin
forzarlo y mucho menos violentarlo.
Dialogar luego de meditar, también les animaría para que expresen sus
inquietudes, pues no se trata de imponer nada.
EL NIÑO YA ESTÁ PREPARADO POR NATURALEZA, SOLO DEBEMOS AYUDARLES Y
GUIARLES UN POCO.
Con suficiente práctica,
la meditación les ayudará a reemplazar poco a poco los pensamientos y
sentimientos negativos por otros positivos, agresividades, inquietudes o
hiperactividad. Les dará más poder de concentración y relajación durante las
horas de clase y recreo.
http://rolypolanco.blogspot.com.es/
Mindfulness para adultos tiene beneficios muy buenos para los mayores pero no creo que sea una buena técnica para aplicar en niños. No le veo cosas positivas.
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