jueves, 9 de mayo de 2019

Aprender a gestionar emociones


Las emociones son reacciones naturales que nos permiten ponernos en alerta ante determinadas situaciones que implican peligro, amenaza, frustración, etc. Los componentes centrales de las emociones son las reacciones fisiológicas (incremento de la tasa cardíaca y de la respiración, tensión muscular, etc.) y los pensamientos. Las emociones tienen un sentido biológico de supervivencia, una función evolutiva.

La amígdala es la parte del cerebro encargada de disparar las emociones, como si fuera una respuesta automática en forma de agresión o huida frente una amenaza. Por eso es tan difícil controlar mediante la fuerza de voluntad el origen de tus emociones: significaría anular esta respuesta para la que estás programado genéticamente.

¿Por qué es importante saber manejar las emociones?

Es necesario adquirir ciertas habilidades para manejar las emociones ya que una intensidad excesiva puede hacer que las personas las vivan como estados desagradables o les lleven a realizar conductas indeseables.

Este tipo de respuesta emocional es por lo tanto, necesaria. Sin embargo, en algunas personas no está correctamente regulada y puede ocurrir que:
Se dispare en situaciones donde no existe una amenaza real (provocando la ansiedad)
Sea incapaz de desactivarse con el paso del tiempo (como en la depresión). Por algún motivo, el cerebro entra en modo de supervivencia y se queda anclado ahí.

Cuando estás en fase de lucha-huida y la amígdala ha tomado el mando de tus actos, normalmente ya es demasiado tarde. Por eso debes aprender a actuar antes.

Tienes que acostumbrarte a detectar aquellas señales que te indican que vas camino de no poder dominar tus emociones.

Es necesario adquirir ciertas habilidades para manejar las emociones ya que una intensidad excesiva puede hacer que las personas las vivan como estados desagradables o les lleven a realizar conductas indeseables.

Únicamente nosotros podemos llevar a cabo nuestro propio entrenamiento emocional.
La Inteligencia Emocional ayuda a…
Mejorar el conocimiento de uno mismo y de sus emociones
Tomar mejores decisiones
Mejorar el rendimiento en el trabajo y la productividad
Reducir y protege contra el estrés, ansiedad y la depresión
Favorecer las relaciones interpersonales y la empatía
Mejorar el desarrollo personal
Mejorar la capacidad de influencia y liderazgo
Favorecer el bienestar psicológico
Aumentar la motivación y ayuda a alcanzar las metas
Dormir mejor

Las técnicas de gestión emocional nos facilitan mecanismos adecuados para canalizar la tensión cotidiana, las presiones y ese estrés que merma por completo nuestro potencial, así como la calma y la creatividad. No olvidemos que, aunque las emociones sean parte de nuestra vida, saber regularlas es clave para dar forma a una realidad más satisfactoria y creciente en oportunidades.
Siete técnicas de gestión emocional que han demostrado ser eficaces

1. Situaciones que evitar, situaciones que afrontar


Las emociones suelen ocurrir porque un estímulo externo las dispara.

No siempre podemos controlar todo aquello que acontece en nuestras jornadas. Sin embargo, hay situaciones que sí están bajo nuestro control y que podríamos evitar para ganar en bienestar e integridad personal.

Ejemplo de esto es que te vayas de un lugar o situación si alguien te está provocando, o que planifiques tu tiempo para lograr cumplir tus compromisos y no estar luego preocupados y corriendo contra el reloj.

2. Dirige tu atención a otro sitio

Debemos aprender a desplazar nuestra mirada del entorno inmediato y su complejidad para dirigirla hacia nuestro interior. Evita la rumia mental y quedarte imaginando los peores escenarios.

3. Mejora tu autocontrol situando tu mirada en el futuro inmediato

Piensa en mañana, en la semana que viene. Si sitúas en el futuro inmediato objetivos fáciles, positivos y enriquecedores, hallarás mayor motivación en el presente. “Quiero sentirme bien, quiero conseguir esto, quiero que ocurra aquello otro y sentirme más válido, más seguro de mí mismo”.

Haz uso de la reafirmación, recuerda tus virtudes y tus éxitos del pasado para situar en ese futuro inmediato todas tus esperanzas.

4. Nota mental: las preocupaciones quedan relegadas a un solo momento del día

Los pensamientos vienen cuando ellos quieren, y no cuando nosotros desearíamos. Nietzsche

Cada vez que una preocupación aparezca en la “bandeja de entrada” de tu mente, posponla. Déjala para más tarde y opta por establecer un momento del día cuando estés en calma y relajado, una hora donde, papel en mano puedas reflexionar y dar solución a esos problemas.

5. Pregunta con respuesta: ¿Qué es lo peor que puede ocurrir?

A todos nos ocurre. En ocasiones nos obsesionamos con determinados hechos hasta el punto de darnos la cabeza contra la pared y nos quedamos atrapados sin salida. Preguntémonos qué puede ocurrir si nuestro temor acontece, pero hagámoslo de la forma correcta, añadiendo una solución.

6. La meditación como forma de relajar cuerpo y mente

La meditación es otra buena técnica de gestión emocional; no obstante, para dar frutos es una estrategia que requiere de la práctica frecuente.

La meditación es eficaz para regular los pensamientos intrusivos, reducir el estrés, mejorar la atención y canalizar la ansiedad del día a día.

La clave para verlos está en la paciencia, de la que se deriva la constancia.

7. Encuentra tu vía de escape, tu canal de expresión

Hay quien encuentra su refugio y canal de expresión emocional mediante la escritura. Otros dibujan o pintan mandalas como técnicas de gestión emocional. Hay quien sale a correr, quien necesita abrazarse por el silencio o un entorno natural. Los hay que encuentran mejoría al tomar un café con las buenas amistades, otros leen libros, escuchan música, pasean con sus mascotas o buscan preciados instantes de soledad.

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