viernes, 31 de mayo de 2019

UNA EMOCIÓN NOS PUEDE ENFERMAR



Entevista a Christian Flèche padre de la descodificación biológica, una técnica complementaria a la medicina que descifra el trauma o el choque emocional que se esconden tras cada patología.

La descodificación biológica desactiva el programa cerebral que ha iniciado una enfermedad. “Es una terapia emocional complementaria de los abordajes médicos”, asegura Flèche.
Entevista A Christian Flèche

¿La descodificación biológica comprende el origen de la enfermedad?
Sí. Es una nueva forma de comprender la causa de la patología, que se apoya en la función del órgano dañado al cual la enfermedad le es útil. Si me están insultando continuamente y no lo soporto, desarrollo una sordera. Así evito seguir en contacto con el estrés. La enfermedad es una solución del cuerpo a un conflicto al que no encuentro otra salida. Tener mucho miedo a morir puede llevar a la persona a desarrollar un tumor en los pulmones, es decir, a fabricar más alvéolos, más pulmón, para evitar la muerte de forma simbólica.

¿Siempre hay un desencadenante?
Es un instante explosivo que puede durar menos de un segundo y, sin embargo, revoluciona nuestra biología: el bioshock. El tiempo se detiene. La descodificación biológica permite una actualización.


¿Cómo se define el bioshock previo a la enfermedad?
Hay numerosas contrariedades en la vida, pero no todas producen enfermedad. Esta aparece cuando ha habido previamente un bioshock, que se caracteriza por: ha pasado algo muy preciso en el tiempo y en el espacio, ha sido imprevisto y subjetivamente muy dramático, la situación se ha vivido en soledad y no existe una solución para la persona. No estamos ante una situación vaga o difusa, sino que, aunque el paciente lo haya olvidado a nivel consciente, tiene que haber sucedido algo concreto: ha recibido una llamada, ha habido un drama…


Es una nueva forma de comprender una patología: si me insultan siempre y no lo soporto, desarrollo una sordera

¿La descodificación biológica favorece la curación?
Mi trabajo no es curar la enfermedad, sino sanar lo que estuvo en su origen. Como decía Jung, “la enfermedad es el esfuerzo de la naturaleza por curar el cuerpo”. Cuando no hay una solución exterior a esa necesidad, el cuerpo encuentra una solución interior, que es la enfermedad. Trabajo sobre el sentido de la enfermedad; el médico tiene su papel, el psicólogo tiene el suyo… y el papel del descodificador psicológico es complementario.

¿Es el arte de saber comunicarse con el inconsciente?
Esta es la especificidad de la descodificación biológica. Nada de lo mental y consciente nos interesa. He inventado unos protocolos para escuchar la célula y el inconsciente –que para mí es biológico– y mantener un diálogo con él, teniendo en cuenta que el inconsciente es como un capullo de rosa: hay que ser delicado y sutil y no puede accederse a él solo con un conjunto de técnicas. También requiere una actitud.


Parece complicado. ¿Puede ponerme un ejemplo…?
Es una creencia decir que el inconsciente es complicado…

¡Perdón!
Cuando se disculpa, su inconsciente ya se está expresando. Cree que ha cometido una falta y cae en la culpabilidad. Hay un preconflicto: “Creo que hay que hacerlo bien, que hay buenos y malos comportamientos”. El inconsciente se expresa constantemente. Solo hay que escucharlo, abrir los ojos y los oídos… Es como aprender un idioma nuevo, el lenguaje del inconsciente.

¿Cómo empezamos el diálogo?
Un ejemplo de protocolo sería hacer visualizaciones de un órgano o poner un órgano sobre la mesa, dibujarle una boca o unas orejas y hacerle preguntas, induciendo un estado de relajación y de prehipnosis. El órgano nos da respuestas. He obtenido un montón de sanaciones a través de este simple protocolo de diálogo con el inconsciente que hay en un órgano.


Cuando no hay una solución exterior a una necesidad, el cuerpo encuentra una solución interior: la enfermedad

Dice que es un trabajo de detective. ¿Qué herramientas le resultan más útiles?
La primera herramienta del terapeuta es él y todo el trabajo que ha hecho sobre sí mismo, su capacidad de introspección para investigar en su propia biología y emociones. El terapeuta también tiene que saber estar muy presente… Si tengo a un niño ante mí, me siento en el suelo para estar a su altura y convertirme en niño. La capacidad de “convertirse” en un pulmón, en un hígado, y “diluirse” como terapeuta permite poder dialogar con este inconsciente.

¿Y cómo se asocia cada órgano a una emoción?
Cada órgano tiene una función biológica. La piel está hecha para tocar y ser tocada. Así, cuando sus necesidades de contacto y respeto no se satisfacen, empiezan a aparecer las emociones. El estómago está diseñado para acoger la comida. Es su sentido biológico. Si no hay comida, aparece el hambre y nace la emoción porque la función del órgano no ha podido satisfacerse. Y eso ocurre con cada parte de nuestro cuerpo. Esta emoción es la huella consciente de que esta función no ha sido satisfecha.


¿Es importante expresar las emociones para mantenerse sano?
Sí, pero las auténticas… Hay emociones de superficie, sociales, que son una mentira. Un hombre puede hacer creer que está rabioso porque le han echado del trabajo y expresar ira, lo que no sirve de nada porque en el fondo está triste y deprimido, pero no se da permiso para llorar. El foco de la descodificación biológica son las emociones celulares y centrales.

¿Y cómo sabemos que son estas las emociones que expresamos?
Siempre digo que hay muchos caminos en la sanación y muchas vías de expresión y de transformación. El arte puede ser un modo maravilloso de expresar nuestras emociones. Pero alguien que llora todos los días o que escribe poemas tristes no se cura. En terapia lo que buscamos es la expresión definitiva, conseguir que la tristeza desaparezca para siempre. Por eso cada vez más estoy trabajando con los preconflictos y creencias limitantes. El hombre que ha perdido su trabajo está muy bien que exprese su tristeza. Pero a veces es suficiente y a veces no lo es. Entonces habrá que buscar dónde está su preconflicto. Puede ser, por ejemplo, que esté completamente identificado con su trabajo.

¿Hay un signo que revela que se ha producido la desprogramación?
No, no siempre. El ser humano es a la vez universal y único. Hay muchas y muy distintas manifestaciones de la sanación: una risa, la serenidad o nada especial…


Las alergias están relacionadas con un conflicto del recuerdo. El eccema, con uno de separación

Para investigar el origen de un cáncer, ¿se tiene en cuenta la función del órgano o el propio cáncer?
Todo es importante. Sobre todo, hay que escuchar el lenguaje de la persona. Miraré cuál es el órgano enfermo, cuáles son los síntomas particulares que se expresan, si hay una inflamación o no la hay… Vamos a descifrarlo todo y todo es relevante: si la enfermedad ha aparecido en el pecho derecho o en el izquierdo; si estamos ante un reuma, cuál es la articulación afectada; si hay un sobrepeso, de cuántos kilos estamos hablando, cuándo apareció… Todos los detalles tienen un sentido.

¿Me da algún ejemplo de conflicto escondido tras la enfermedad?
Las alergias están relacionadas con un conflicto del recuerdo; las enfermedades del aparato locomotor revelan una desvalorización; las enfermedades de vejiga problemas del territorio; en el eccema suele haber un conflicto de separación; el colon corresponde a un conflicto podrido; los riñones, con la pérdida de puntos de referencia, y la boca, con el hecho de poder atrapar lo que es mío.


¿La persona no puede sentirse peor al responsabilizarla de la enfermedad?
Puede ser difícil de digerir para quienes tienen la culpabilidad en su interior, porque este es su patrón de conducta. Pero otros dirán: “¡Esto es genial: puedo hacer algo para curarme! Ya no me siento impotente ni soy un objeto pasivo, sino que puedo convertirme en actor de mi sanación, en actor de mi vida”.

Ahí entra en juego la prevención…
Esto forma parte de mis más recientes investigaciones. Se trata de estar atentos a los primeros signos de la enfermedad. Antes de desarrollar el cáncer, por ejemplo, la persona puede haber tenido síntomas previos como cansancio, un aliento diferente, dolores de cabeza… Es importante prestar atención a estos pequeños signos previos que tienen lugar en nuestro interior y preguntarnos: “¿Qué es lo que no funciona?”, “¿De qué no estoy hablando?”. Desde luego, es una forma de prevenir.

Y luego hay que escucharse…
Cuando ya sé qué no funciona, intentaré averiguar cuál es la emoción. La pregunta clave es: “¿Qué me ocurre a mí con esto? ¿Qué emoción me produce?”. Después tengo que expresar a fondo esto que me pasa, ya sea con un terapeuta, con un amigo…, hasta sentirme aligerado, tranquilo y bien. Esa es la secuencia: escucho mi cuerpo, encuentro lo que no va bien, investigo qué emoción ha quedado bloqueada y la expreso hasta recuperar la serenidad. La enfermedad expresa una necesidad no satisfecha. Nos hemos ido disociando de nosotros mismos.

Es un proceso por etapas…
Hay que entenderlo como si tuviéramos tres oportunidades. Cuando aparece un problema, podemos aceptar la realidad. Es decir, si mi mujer me ha dejado, lo acepto. Si no aprovecho esta oportunidad, llegan emociones como tristeza, miedo, ira… Sin embargo, tengo una segunda oportunidad, que es expresar estas emociones. Si no lo hago, esta emoción pasa al cuerpo y se produce el pródromo (síntoma inicial), el cual puedo escuchar para encontrar el acontecimiento y la emoción que lo acompaña. Y si, finalmente, tampoco presto atención a mi cuerpo, se desarrollará la enfermedad, que me llevará más tiempo y energía poder detener.

«Las enfermedades son una tentativa de autocuración, una reacción biológica de supervivencia frente a un acontecimiento emocionalmente incontrolable».

Entrevista realizada en la Revista Cuerpo Mente

https://consejosdelconejo.com

Madurez psicológica: Vivir en paz con lo que no podemos cambiar




La madurez psicológica se puede definir de muchas formas, aunque quizá fue el escritor escocés M. J. Croan quien mejor resumió este concepto: “La madurez es cuando tu mundo se abre y te das cuenta de que no eres el centro de él”.

La madurez psicológica no llega, obligatoriamente, con el paso de los años, es necesario realizar un profundo trabajo interior que muchas veces implica una deconstrucción de nuestros patrones de pensamiento y formas de ver el mundo. No se es más maduro porque pasen los años, se es más maduro porque aprovechamos mejor las experiencias de la vida para comprendernos y comprender el mundo.


¿Qué es la madurez psicológica – y qué no es?


La madurez psicológica no solo implica conocerse bien, sino ser conscientes de que no somos el centro del universo y que necesitamos coexistir con una realidad que a menudo va en contra de nuestros deseos y esfuerzos.

Madurar significa dejar atrás nuestra visión egocéntrica para comprender que existe un mundo más amplio y complejo, un mundo que a menudo nos pondrá a prueba y que no siempre satisfará nuestras expectativas, ilusiones y necesidades.

A pesar de ello – o quizá gracias a ello – cuando maduramos somos capaces de vivir en paz en ese mundo, aceptando todo aquello que no nos gusta pero que no podemos cambiar. Esta frase de Max Stirner resume esa idea: “El hombre maduro difiere del joven en que toma el mundo como es, sin ver por todas partes males que corregir, entuertos que enderezar, y sin pretender moldearlo a su ideal”.

Por tanto, la madurez psicológica no es simplemente adaptarse al medio, la cultura y la sociedad – eso sería exactamente lo opuesto de la madurez – sino encontrar la vía para ser auténticos tomando nota del medio, la cultura y la sociedad en la que vivimos.
Negar la realidad: Un mecanismo de afrontamiento inmaduro y desadaptativo

La negación es un mecanismo de defensa que implica negar fervientemente la realidad, a pesar de que las evidencias y los hechos nos muestren lo contrario. Generalmente este mecanismo se pone en marcha por dos motivos: 1. Porque nos aferramos a unas ideas rígidas que no queremos cambiar o, 2. Porque no contamos con los mecanismos psicológicos necesarios para afrontar la situación.

En ambos casos, negar la realidad nos sirve para reducir la ansiedad ante una situación que nuestro cerebro emocional ya ha catalogado como particularmente inquietante o incluso amenazante. El problema es que la realidad siempre nos gana la partida. No podemos escondernos eternamente de la realidad.

Si un acosador violento nos aborda en medio de la calle, no cerramos los ojos repitiéndonos mentalmente: “¡Esto no está ocurriendo!”. Comprendemos que estamos en peligro y escapamos o pedimos ayuda. Sin embargo, no reaccionamos de la misma manera en muchas otras situaciones de nuestra vida. Cuando algo no nos gusta, nos decepciona o entristece, solemos activar el mecanismo de negación.

Negar vehementemente los hechos no hará que cambien. Al contrario, nos conducirá a tomar decisiones poco adaptativas que pueden terminar causándonos más daño. Debemos tener claro que para adaptarnos a la realidad, cambiarla o sacar provecho de ella, el primer paso es aceptarla.

La persona que ya ha alcanzado cierto grado de madurez psicológica, al contrario, acepta la realidad, no con resignación sino con inteligencia. En este sentido, el psiquiatra alemán Fritz Kunkel dijo que “ser maduro significa encarar, no evadir, cada nueva crisis que viene”.

Madurez emocional: El arte de encontrar el equilibrio en la adversidad

“Érase una vez un hombre a quien le alteraba tanto ver su propia sombra y le disgustaban tanto sus propias pisadas que decidió librarse de ellas.

“Se le ocurrió un método: huir. Así que se levantó y echó a correr, pero cada vez que ponía un pie en el suelo había otra pisada, mientras que su sombra le alcanzaba sin la menor dificultad.

“Atribuyó el fracaso al hecho de no correr suficientemente deprisa. Corrió más y más rápido, sin parar, hasta caer muerto.

“No comprendió que le habría bastado con ponerse en un lugar sombreado para que su sombra se desvaneciera y que, si se sentaba y se quedaba inmóvil, no habría más pisadas”.

Esta parábola de Zhuangzi recuerda una frase de Ralph Waldo Emerson: “La madurez es la edad en que uno ya no se deja engañar por sí mismo”. El escritor se refería a ese momento en el cual somos plenamente conscientes de los mecanismos psicológicos que ponemos en marcha para lidiar con la realidad y proteger nuestro “yo”, a ese momento en el que nos percatamos que la realidad puede ser difícil pero que nuestra actitud y perspectiva son dos variables esenciales en esa ecuación.

Por eso, la madurez emocional pasa inevitablemente por el autoconocimiento, implica conocer las zancadillas mentales que nos ponemos para no avanzar, los mecanismos que usamos para evadirnos de la realidad y las creencias erróneas que nos mantienen atados a pensamientos y actitudes que no nos aportan nada o incluso nos dañan.

Ese conocimiento es básico para lidiar con los problemas y obstáculos que nos plantea la vida. Por desgracia, hay personas que, como el hombre de la historia, nunca llegan a alcanzar ese nivel de autoconocimiento y terminan creando más confusión y problemas, alimentando la infelicidad y el caos interior. Al fin y al cabo, podemos huir de muchas cosas, pero no podemos huir de nosotros mismos. Y si no solucionamos nuestros conflictos interiores, los reproduciremos allá donde estemos.

Alcanzar la madurez psicológica no implica aceptar pasivamente la realidad asumiendo una postura resignada más parecida a la triste rendición de la indefensión aprendida que a la serenidad, sino ser capaces de mirar con otros ojos lo que sucede, aprovechando ese supuesto golpe para consolidar nuestra resiliencia, conocernos mejor e incluso crecer.

La verdadera madurez emocional llega cuando practicamos la aceptación radical, cuando miramos a los ojos la realidad y, en vez de venirnos abajo, nos preguntamos: “¿Cuál es el próximo paso?”. Eso significa que, aunque la realidad puede ser dolorosa, no nos quedamos atrapados en el papel de víctimas sufriendo inútilmente, sino que protegemos nuestro equilibrio mental adoptando una actitud proactiva.

¿Cómo desarrollar la madurez psicológica? Empieza por reírte de ti mismo

William Arthur Ward dijo: “Cometer errores es humano y tropezar es común; la verdadera madurez es ser capaz de reírse de sí mismo”. Ser capaz de reírnos de nuestros antiguos temores porque ahora nos parecen grotescos, de nuestras preocupaciones magnificadas y de esos obstáculos “insalvables” que en realidad no lo eran, es una enorme muestra de crecimiento.

Un estudio desarrollado en la Universidad de Carolina del Norte reveló que el sentido del humor está relacionado con la resiliencia y el bienestar psicológico. Pero todo tipo de humor no vale, solo el humor que se vierte sobre uno mismo, sobre nuestras experiencias de vida, está relacionado con la madurez psicológica y tiene un enorme impacto en nuestros estados emocionales negativos, aliviando la angustia. De hecho, varias investigaciones han demostrado que el sentido del humor es una pieza clave para recuperarnos de la adversidad.

Reirnos de nuestras viejas actitudes, creencias y reacciones no solo significa que forman parte del pasado, sino que han dejado de tener cualquier influjo emocional sobre nosotros. Esa capacidad para reírnos de nosotros mismos también nos permite adoptar una actitud más desapegada y acostumbrar a nuestro ego a los embates de la vida, de manera que no sea tan susceptible y deje de percibir todo como un peligro ante el cual necesita protegerse.

Al fin y al cabo, la madurez psicológica es un proceso de crecimiento continuo que implica, por una parte, el autodescubrimiento trascendental y por otra, la apertura al mundo. Solo así nos convertimos en personas plenas que han hallado el sentido de su vida.


Fuentes:

Elahi, T. et. Al. (2017) Sense of Humor and Resiliency: Explanatory Components of Psychological Well-being. Int J Behav Sci; 11(1): 38-43.

Cann, A. & Collette, C. (2014) Sense of Humor, Stable Affect, and Psychological Well-Being. Europe’s Journal of Psychology; 10(3): 464-479.

McCrae, R. R., & Costa, P. T. (1983) Psychological maturity and subjective well-being: Toward a new synthesis. Developmental Psychology; 19(2): 243-248.

 Rincón de la Psicología.


jueves, 30 de mayo de 2019

El egoísmo en el amor: dámelo todo a cambio de nada


El egoísmo en el amor origina auténticas catástrofes personales. Hay quien, a pesar de vestir ya su traje de adulto hecho y derecho, se ofrece al otro mediante un ‘yo’ infantil que ve en las relaciones afectivas un vehículo para satisfacer sus propias necesidades. Son tomadores en busca de dadores, son figuras inmaduras que no entienden ni quieren entender el lenguaje de la reciprocidad.


Decía Abraham Maslow que no todos los comportamientos egoístas son malos. No al menos hasta que comprendemos qué motivaciones los guían y definen. Así, y como ejemplo, el hecho de priorizarnos y de invertir de vez en cuando en nosotros mismos responde a una conducta no solo positiva, sino recomendable para la propia autoestima. Ahora bien, en el lado opuesto, en el reverso más oscuro, tenemos al egoísmo insano y dañino.

Erich Fromm fue uno de los primeros autores en hablar precisamente del egoísmo en el amor. Según el autor de El miedo a la libertad o El arte de amar, hay quien concibe las relaciones como un escenario claramente instrumental orientado a tomar y recibir. Son hombres y mujeres incapaces de ver más allá de su preciada esfera personal.

«El egoísmo no es vivir como uno desea vivir, es pedir a los demás que vivan como uno quiere vivir».
-Oscar Wilde-

El egoísmo en el amor, el quinto jinete

Cuando el psicólogo de la Universidad de Washington John Gottman enunció su famosa teoría sobre los ‘cuatro jinetes predictores de la separación‘, pasó por alto la dimensión del egoísmo en el amor. En su enfoque hablaba de que los mayores peligros de una relación son la indiferencia, la actitud defensiva, la crítica y el desprecio.

Podríamos decir por tanto que el egoísmo podría alzarse como un quinto jinete igualmente devastador. No obstante, en realidad, el doctor Gottman no llegó a incluir este elemento como predictor exclusivo de las rupturas afectivas, en cierto modo porque esta dimensión enhebra ya cada una de las dimensiones citadas. La persona que critica, que vulnera, que desprecia al otro o elude responsabilidades supura egoísmo y esto es algo más que evidente.

Ahora bien, por más evidente que parezca, no siempre lo vemos venir. Porque como bien sabemos, hay veces que el amor duele y duele porque en sus inicios suele ser muy ciego. La mayoría de nosotros, en algún momento, lo hemos arriesgado todo por alguien. Nos hemos lanzado con toda la caballería por esa persona en apariencia perfecta y fascinante para acabar en un precipicio emocional. Porque la persona egoísta es sibilina y embaucadora en sus inicios y es fácil caer en su embrujo.

Más tarde, cuando ya ha conseguido a su ‘dador’ se aprovecha de él y revela su auténtico rostro. Se vale del chantaje emocional y de la manipulación para ser como ese agujero negro que todo lo engulle. Y no, no devuelve nada de lo que se traga, porque la personalidad egoísta nada tiene que ofrecernos salvo carencias y decepciones.

Las personas egoístas no aman porque no saben amarse

Esta frase puede parecernos contradictoria, pero vale la pena reflexionar sobre ella unos segundos: el egoísmo en el amor surge como resultado de la incapacidad de amarse a uno mismo. ¿Cómo es posible? Estamos tan acostumbrados a dar por cierta la idea de que el egoísmo, como el narcisismo, responde a ese perfil de personalidad donde uno solo se quiere a sí mismo, que no percibimos a la realidad oculta de este comportamiento.

Como bien nos señalaba Erich Fromm en su libro El arte de amar, la persona egoísta, en realidad, se detesta a sí misma. Carece de amor propio, es alguien frustrado y tan lleno de necesidades que instrumentaliza las relaciones para obtener lo que necesita.

«El individuo egoísta no se ama demasiado, sino muy poco; en realidad, se odia. Tal falta de cariño y cuidado por sí mismo, que no es sino la expresión de su falta de productividad, lo deja vacío y frustrado. Se siente necesariamente infeliz y ansiosamente preocupado por arrancar a la vida las satisfacciones que él se impide obtener».
-Erich Fromm-

La pareja egoísta está vacía de amor propio y reclama de los demás lo que le falta

Hace unos años, el departamento de Psicología de la Universidad Estatal de Nueva York, realizó un estudio muy revelador. Comparaba el comportamiento altruista con el egoísmo. Algo que quedó claro es que las personas altruistas se sienten más realizadas personal y emocionalmente. Dan sin esperar recibir nada cambio. Ofrecen su tiempo y sus recursos a los demás libremente porque ese acto espontáneo les genera bienestar.

Ahora bien, la persona egoísta reclama a los demás lo que no tiene. Nada puede (ni quiere) ofrecer a quienes le rodean porque lo único que tiene son carencias. Le falta la autoestima, el amor propio y la seguridad en sí misma. De ahí que el egoísmo en el amor sea poco más que una trampa para osos donde intentar ‘capturar’ a alguien lo bastante bueno como para servir de devoto donante.

Como vemos, son comportamientos tan tóxicos como dolorosos en materia afectiva. Esto nos recuerda, una vez más, ese principio capital en materia de relaciones: amarse a uno mismo es clave para amar bien a los demás. Aprendamos por tanto a ejercitarlo de manera correcta y saludable, porque los egoísmos insalubres son como barcos sin vela: nunca llevan a buen destino.

Valeria Sabater

Atrévete a ser feliz.


miércoles, 29 de mayo de 2019

¿Cómo hacer una crítica constructiva?


Winston Churchill dijo que “las críticas no serán agradables, pero son necesarias”. Sin embargo, criticar es fácil, realizar una crítica constructiva es un arte que pocos dominan. Criticar por criticar, puede llegar a ser extremadamente dañino. La crítica constructiva, al contrario, puede convertirse en un punto de apoyo para crecer y mejorar.

Sin embargo, el principal problema de las críticas es que desafían nuestro sentido del valor. La crítica suele implicar un juicio – y todos evitamos sentirnos juzgados. Por eso, muchas veces asumimos las críticas como ataques o amenazas a nuestro ego. Y cuando nos sentimos “obligados” a defender nuestro valor, disminuye nuestra capacidad para absorber y aceptar lo que nos están diciendo. Estar a la defensiva nos impide reflexionar sobre el posible valor de la crítica porque solo pensamos en organizar nuestro coontraataque.

A la misma vez, necesitamos retroalimentación para corregir nuestras acciones y pensamientos. Sin esa retroalimentación corremos el riesgo de encerrarnos en una visión con tintes psicóticos de la vida. La solución a esa aparente dicotomía entre el deseo de evitar las críticas y la necesidad de recibir retroalimentación se encuentra en la crítica constructiva.
¿Cómo es la crítica constructiva?

Una crítica positiva – o constructiva – es aquella que llama la atención sobre un aspecto que ignoramos o hemos pasado por alto y que podríamos mejorar. Su objetivo principal es brindarnos una orientación o marco de referencia para mejorar nuestro comportamiento o forma de pensar.

Eso significa que para que una crítica sea positiva o constructiva se deben conjugar dos elementos:
Proporcionar opciones de comportamiento, dejando libertad a la persona para decidir. Una crítica que se limite a señalar el defecto o error no es constructiva puesto que no brinda pautas para cambiar lo que se está criticando. La crítica constructiva debe contener al menos una alternativa de comportamiento, una sugerencia de mejoría.
Posibilidad real de mejoría. Para que una crítica sea constructiva, no basta con tener buenas intenciones, es necesario ponerse en la piel de quien es criticado y preguntarse si esa crítica realmente le hará bien. En otras palabras, si se critica algo que no se puede cambiar o que solo generará más angustia y confusión en la persona, se trata de una crítica destructiva.
Los 3 errores que cometemos al criticar
No comprender que la manera en que decimos las cosas, es tan importante como lo que decimos. Un mensaje valioso puede perderse en el vacío o incluso causar daño si se expresa de manera inadecuada. El tono y las palabras adecuadas, al contrario, pueden predisponer positivamente a la persona criticada, para que sea más receptiva al mensaje.
No tener en cuenta a la otra persona. Incluso las críticas realizadas con las mejores intenciones pueden herir o ser percibidas como un ataque. Criticar sin tener en cuenta la perspectiva, circunstancias y recursos de la otra persona puede hacer más mal que bien.

Asumir que estamos en lo cierto. Criticar pensando que nuestra postura y visión de las cosas es la única posible es un gran error que cometemos a menudo. Necesitamos partir del hecho de que nuestra historia no es necesariamente cierta o más valiosa, sino que es tan solo una interpretación, opinión o sugerencia. No somos poseedores de la verdad.
¿Cómo hacer una crítica constructiva?

1.Ser autocrítico: Antes de señalar la paja en el ojo ajeno, asegúrate de no tener una viga en el propio

Lo primero es lo primero, es difícil aceptar de buen grado una crítica “constructiva” de quien no ha “construido” nada. Por eso, antes de dar un consejo, debemos pensar si estamos cualificados para ello. No podemos criticar a una persona con sobrepeso y explicarle cómo debe perder peso si nosotros mismos padecemos sobrepeso. Simplemente no tenemos credibilidad.

Por tanto, antes de criticar debemos preguntarnos: ¿Estamos criticando un error que nosotros mismos solemos cometer? ¿Vamos a sugerirle a una persona que sea más flexible cuando nosotros no lo somos? Normalmente la crítica es aceptada con agrado cuando proviene de una persona fiable y madura. Esto quiere decir que no podemos criticar partiendo del pensamiento: “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.

2. Criticar resultados y comportamientos, no personas

“La mejor crítica es la que no responde a la voluntad de ofensa sino a la libertad de juicio”, escribió Fernando Sánchez Dragó. Debemos comprender que la crítica no es un juicio, es una opinión. Y también necesitamos comprender que el hecho de que alguien haya hecho algo mal o se haya equivocado – desde nuestra perspectiva – no significa que sea una persona incompetente.

Si queremos que la crítica sea constructiva, debemos asegurarnos de que no genere una reacción defensiva, y para ello debemos centrarnos en el comportamiento o los resultados, no poner en duda a la persona en su totalidad realizando juicios de valor.

3. Utilizar el tono adecuado: Sugiere, no impongas

El objetivo esencial de la crítica constructiva es lograr un cambio favorable que beneficie a todos, por lo que no se trata de vencer, sino de convencer. Por ende, laintimidación intelectual y los aires de prepotencia no funcionan.

Al contrario, debemos asumir un tono más amigable y cercano para que nuestras palabras no sean percibidas como un ataque. Tiene más sentido ofrecer una retroalimentación desde la humildad intelectual que intentar imponer una idea, apostar por el diálogo en vez de desarrollar un monólogo y elegir la curiosidad en vez de la certeza absoluta.

4. Ser específico: Profundiza, profundiza, profundiza

Mientras más contextualizada sea la crítica, más probabilidades tendrá de llegar a buen puerto. Hablar en sentido general no suele ayudar, es mejor saber exactamente qué queremos decir y expresarlo de forma concisa y clara.

Cuanto más específicos seamos, mejor, porque menos atacada suele sentirse la persona. Por ejemplo, calificar a alguien como “incompetente” ni siquiera es una crítica, es una ofensa en toda regla. Al contrario, señalar dónde se ha equivocado y explicarle los motivos puede ayudarle a mejorar. Por tanto, debemos evitar generalizaciones como “siempre te comportas así” y ser específicos.

5. Ser empático: Antes de criticar hay que entender

“No juzgues a una persona hasta que no has caminado dos lunas con sus mocasines”, dice uno de los refranes de los nativos americanos. Por desgracia, aplicamos muy poco esa sabiduría ancestral. En su lugar, criticamos desde nuestro punto de vista, sin tener en cuenta las necesidades, problemas o capacidades de la otra persona.

Por eso, antes de hablar, es conveniente hacer una pausa para pensar cómo nos sentiríamos si alguien nos dijera lo que estamos a punto de decir. Antes de criticar, necesitamos abrir nuestra mente y preguntarnos si esa crítica realmente puede aportar algo valioso a la otra persona y si realmente cuenta con los recursos necesarios para obrar el cambio que le estamos sugiriendo. Si no es así, la crítica positiva se convierte en una crítica destructiva.

6. Buscar el momento justo: Las palabras adecuadas en el momento adecuado obran milagros

“La crítica debe hacerse a tiempo; no hay que dejarse llevar por la mala costumbre de criticar sólo después de consumados los hechos”, dijo Mao Tse-Tung. Por desgracia, en la mayoría de los casos la crítica llega una vez que se ha cometido el error, de manera que se limita a ser una especie de llanto sobre la leche derramada. Lo ideal, sin embargo, es que las críticas tengan un carácter preventivo.

Si no es posible, porque los hechos ya están consumados, debemos al menos asegurarnos de que nuestras palabras lleguen en el momento justo. Si la persona ya se ha dado cuenta de su error, por ejemplo, y se siente mal por ello, una crítica adicional sería el equivalente a hacer leña del árbol caído. Si notamos que la persona está desbordada por las emociones, tampoco es el momento de criticar ya que no podrá reflexionar racionalmente sobre nuestras palabras. Por tanto, para que la crítica caiga en terreno fértil, es esencial que llegue en el momento justo.

7. Brindar sugerencias y apoyo: No cerremos puertas sin abrir nuevas posibilidades

Si queremos hacer una crítica constructiva, no solo debemos centrarnos en lo que “NO” se debe hacer sino también en lo que pensamos que “SÍ” se puede hacer. Cuando apuntamos lo que anda mal, pero no brindamos un camino alternativo, provocamos desazón y angustia, de manera que la persona criticada puede sentirse perdida y sin brújula.

Para orientar el comportamiento, las personas necesitan saber lo que está “descartado” y lo que podría funcionar. Si la crítica se refiere solo a un aspecto, ignorando el otro, brinda una información incompleta, que no es muy útil para guiar la acción. En caso de que no tengamos ninguna solución a mano, entonces al menos podemos brindar nuestro apoyo para encontrar juntos una salida.

Frank A. Clark resumió a la perfección el secreto para hacer una crítica constructiva: “Las críticas, como la lluvia, deben ser lo suficientemente suaves para alimentar el crecimiento de un hombre sin destruir sus raíces”.

Rincón de la Psicología.

Los arquetipos de Jung


El ser humano siempre ha tratado de comprender, profundizar y dar explicación a los interrogantes que giran en torno a la personalidad humana. Ya sea definida como “alma”, tal y como se entendía en el pasado, como “psique” o como “patrón de comportamiento”, lo cierto es que las claves que nos hacen ser seres únicos y diferentes los unos de los otros, ha interesado a filósofos, pensadores y científicos durante toda la historia de la humanidad y especialmente, a los psicólogos. Uno de ellos fue Carl Jung, que propuso su propia manera de entender las motivaciones de la personalidad humana a través de los arquetipos.


Contenido

¿Quién fue Carl Jung?

Carl Jung fue un médico psiquiatra muy reconocido por su influencia en el psicoanálisis y su posterior estudio de la psicología humana a través de la psicología analítica.


Jung, comenzó sus andaduras llevando a cabo una gran aportación en las primeras etapas del psicoanálisis. El psicoanálisis es una corriente psicológica que fue muy influyente en el siglo XX, originada a través de las teorías y la figura del popular psicólogo Sigmund Freud y que teoriza sobre los procesos psíquicos inconscientes, afirmando que estos son la base del comportamiento y los problemas psicológicos que pueden sufrir las personas.

Tras trabajar con Freud en sus comienzos, Carl Jung, cuya aportación al análisis de los sueños fue muy destacada, comienza poco a poco a alejarse del psicoanálisis freudiano al considerar que las explicaciones de este eran reduccionistas. Así pues, Jung configuró su propia teoría psicológica, la psicología analítica y amplió sus ideas centrándose en un concepto de inconsciente que iba más allá del noción freudiana: un inconsciente colectivo, heredado, que según él, configura la base de la psique humana y que se forma a través de patrones innatos en todas las culturas: los arquetipos. Aunque estas ideas son discutidas hoy en día, su influencia y popularidad es y ha sido muy notable.
¿Qué son los arquetipos Junguianos?

El término “arquetipo” tiene sus orígenes en la antigua Grecia. “arjé” significa “fuente” u “origen” y “tipos”, significa “modelos”. En combinación su significado se traduce como “modelo original”, es decir, un patrón único que es copiado o derivado hacia el resto de modelos.

Jung, hizo uso de este concepto de “modelo único” incorporándolo a sus teorías psicológicas sobre el inconsciente colectivo. Para este psicólogo y pensador, los arquetipos eran patrones universales que residían en el inconsciente colectivo de todos los seres humanos, de cualquier cultura y momento temporal. Así, los arquetipos Junguianos son conceptos que forman parte de nuestra motivación más básica y a través de los cuales evolucionamos.

El Inconsciente Colectivo

El inconsciente colectivo es clave para las teorías de la mente de Jung, ya que contiene los distintos arquetipos.

En lugar de nacer como tabula rasa (una “pizarra en blanco” en latín) y ser influenciado puramente por nuestro entorno, como creía el filósofo inglés John Locke, Jung propuso que todos nacemos con un inconsciente colectivo. Este inconsciente contiene un conjunto de recuerdos e ideas compartidas, con los que todos podemos identificarnos, independientemente de la cultura en la que nacimos o el período de tiempo en el que vivimos. No podemos comunicarnos a través del inconsciente colectivo, pero reconocemos algunas de las mismas ideas de manera innata, incluidos los arquetipos.

Por ejemplo, muchas culturas han cultivado mitos similares independientemente unos de otros, que presentan personajes y temas similares, como la creación del universo.

Los 12 arquetipos de personalidad de Jung

Jung define a partir de aquí doce arquetipos primarios con diferentes significados, valores y personalidades que simbolizan las motivaciones más básicas de los seres humanos. Estos doce arquetipos son:

1. El Inocente

Aquellos que se identifican con el arquetipo inocente a veces son criticados por ser soñadores ingenuos. Sin embargo, su actitud positiva y personalidad despreocupada puede elevar a otros como un soplo de aire fresco. El inocente siempre trata de ver lo bueno en el mundo y busca el lado positivo en cada situación.

Meta: ser feliz.
Miedo: ser castigado por hacer algo malo.
Debilidad: confiar demasiado en los demás.
Talento: fe y apertura mental.

2. El amigo

El arquetipo amigo representa a aquellos que son confiables, realistas y honestos. Algunas personas pueden describirlos como un poco negativos a veces. El amigo siempre está buscando pertenencia en el mundo y puede unirse a muchos grupos y comunidades para encontrar un lugar donde encajar.

Objetivo: pertenecer.
Miedo: quedarse fuera o sobresalir de la multitud.
Debilidad: puede ser un poco demasiado cínico.
Talento: honesto y abierto, pragmático y realista.

3. El héroe

El héroe se esfuerza ser fuerte y defender a los demás. Pueden sentir que tienen un destino que deben cumplir. Los héroes son valientes en su búsqueda de justicia e igualdad y se enfrentarán incluso a las fuerzas más poderosas si piensan que están equivocados.

Objetivo: ayudar a los demás y proteger a los débiles.
Miedo: ser percibido como débil o asustado.
Debilidad: arrogancia, siempre necesitando otra batalla para luchar contra ella
Talento: competencia y coraje.

4. El cuidador

Aquellos que se identifican con los arquetipos del cuidador están llenos de empatía y compasión. Desafortunadamente, otros pueden explotar su buena naturaleza para sus propios fines. Los cuidadores deben prestar más atención a cuidarse a sí mismos y aprender a decir no a las demandas de los demás.

Meta: ayudar a los demás.
Miedo: ser considerado egoísta.
Debilidad: ser explotado por otros.
Talento: compasión y generosidad.

5. El explorador

El explorador nunca es feliz a menos que experimente emociones nuevas de forma más o menos constante. Puede disfrutar visitando diferentes países o puede estar feliz de aprender sobre nuevas ideas y filosofías. Sin embargo, le resulta difícil establecerse en un trabajo o una relación durante demasiado tiempo, a menos que el trabajo o la relación le permita conservar su libertad para explorar.

Objetivo: experimentar la mayor cantidad de vida posible en una vida.
Miedo: quedar atrapado o verse obligado a conformarse.
Debilidad: deambular sin rumbo e incapacidad para aferrarse a las cosas.
Talento: ser fiel a sus propios deseos y una sensación de asombro.

6. El rebelde

Cuando el rebelde ve algo en el mundo que no funciona, intenta cambiarlo. A los rebeldes les gusta hacer las cosas de manera diferente. Sin embargo, a veces los rebeldes pueden abandonar algunas buenas tradiciones solo por un ansia de reforma. Los rebeldes pueden ser carismáticos y animar fácilmente a otros a seguirlos en su búsqueda de la rebelión.

Meta: derribar lo que no funciona.
Miedo: ser incapaz de lograr un cambio.
Debilidad: llevar su rebelión demasiado lejos y obsesionarse con ella.
Talento: tener ideas grandes e indignantes e inspirar a otros a unirse a ellos.

7. El amante

El amante busca la armonía en todo lo que hace. Le resulta difícil lidiar con los conflictos y puede tener dificultades para defender sus propias ideas y creencias frente a personas más asertivos.

Objetivo: estar en una relación armónica con las personas, el trabajo y el entorno que aman.
Miedo: sentirse no deseado o no amado.
Debilidad: deseo de complacer a otros en riesgo de perder su propia identidad.
Talento: pasión, aprecio y diplomacia.

8. El creador

El arquetipo creador ha nacido para crear algo que aún no existe. Odia ser un simple consumidor pasivo, prefiriendo crear su propio entretenimiento. Los creadores suelen ser artistas o músicos, aunque se pueden encontrar en casi cualquier área de trabajo un estímulo para sacar a la luz su talento innato.

Objetivo: crear cosas de valor duradero.
Miedo: no crear nada importante.
Debilidad: perfeccionismo y bloqueos creativos causados ​​por el miedo de no ser excepcional.
Talento: creatividad e imaginación.

9. El bufón

Al bufón le encanta animar una fiesta con humor y trucos, sin embargo, tienen un alma profunda. Quieren hacer felices a los demás y con frecuencia pueden usar el humor para cambiar las percepciones de las personas. A veces, sin embargo, el bufón usa el humor para cubrir su propio dolor.

Objetivo: aligerar el mundo y hacer reír a los demás.
Miedo: ser percibido como aburrido por los demás.
Debilidad: frivolidad, perder el tiempo y ocultar emociones bajo un disfraz humorístico.
Talento: ver el lado divertido de todo y usar el humor para un cambio positivo.

10. El sabio

El sabio valora las ideas por encima de todo. Sin embargo, a veces se sienten frustrados por no poder saber todo sobre el mundo. Los sabios son buenos oyentes y, a menudo, tienen la capacidad de hacer que las ideas complicadas sean fáciles de entender para otros. A menudo se pueden encontrar en los roles de enseñanza.

Meta: usar la sabiduría y la inteligencia para entender el mundo y enseñar a otros.
Miedo: ser ignorante o ser percibido como un estúpido.
Debilidad: no puede tomar una decisión porque cree que nunca tiene suficiente información.
Talento: sabiduría, inteligencia y curiosidad.

11. El mago

El mago suele ser muy carismático. Tienen una creencia verdadera en sus ideas y desean compartirlas con otros. A menudo son capaces de ver las cosas de una manera completamente diferente a otros tipos de personalidad y pueden usar estas percepciones para aportar ideas y filosofías transformadoras al mundo.

Objetivo: comprender las leyes fundamentales del universo.
Miedo: consecuencias negativas no deseadas.
Debilidad: convertirse en un manipulador o egoísta
Talento: transformar la experiencia cotidiana de la vida de las personas al ofrecer nuevas formas de ver las cosas.

12. El gobernante

Al gobernante le encanta tener el control. A menudo tienen una visión clara de lo que funcionará en una situación determinada. Creen que saben lo que es mejor para un grupo o comunidad y pueden frustrarse si otros no comparten su visión. Sin embargo, generalmente tienen los intereses de los demás en el corazón, incluso si en ocasiones sus acciones son erróneas.

Meta: crear una familia o comunidad próspera y exitosa
Miedo: el caos, ser socavado o derrocado
Debilidad: ser autoritario, incapaz de delegar
Talento: responsabilidad, liderazgo



Descubre cuál es tu arquetipo con nuestro TEST DE ARQUETIPOS DE JUNG

Según Jung, cada persona posee un conjunto organizado diferente de estos arquetipos, pero suele ser uno de ellos el que domina la personalidad total del individuo.

Estos 12 arquetipos nos ofrecen una guía que puede ayudarnos a comprender nuestras motivaciones y aprovechar nuestras propias fortalezas mientras trabajamos en nuestras debilidades. Comprender cuál de los 12 arquetipos domina nuestra personalidad puede ayudarnos a comprender lo que es realmente importante para nosotros. Este conocimiento nos ayuda a mejorar nuestro enfoque y alcanzar nuestros objetivos.
Principales arquetipos junguianos del Yo

Algunos de los principales arquetipos que, según Jung, conforman nuestra personalidad y se expresan en nuestro lenguaje, nuestros comportamientos, reacciones y sueños son:

1. El Ánima y el Ánimus

Es la representación del género opuesto al que la persona tiene. Según Jung el ánima es, para el hombre, el lado femenino que queda en la psique de este, así como el ánimos es para la mujer, su lado masculino. Este arquetipo se expresa en una gran emocionalidad y nos pone en contacto con aspectos que reprimimos en nuestra personalidad así como conforma el vínculo entre el individuo y el inconsciente colectivo.

2. La persona

La persona es, para el autor, esa identidad que deseamos proyectar, algo así como la máscara de un actor, aquellos rasgos que adoptamos por influencia del ambiente o los roles que nos impone la sociedad y que adoptamos como imagen pública, a pesar de que nuestra verdadera personalidad pueda ser diferente.

3. La sombra

“Tomada en su sentido más profundo, la sombra es la cola saurí invisible que el hombre todavía arrastra detrás de sí. Amputada con cuidado, se convierte en la serpiente curativa de los misterios”

La sombra es el arquetipo junguiano que refleja aquellos elementos que consideramos negativos. Son las características que tratamos de no mostrar a los demás porque esto podría causarnos vergüenza o ansiedad. Es derivada de un pasado animal en la que se incluyen los instintos.

Dentro de la sombra, se hallan pensamientos o ideas reprimidas que, según Jung, deben resolverse para conseguir nuestra individualización total. Aunque aquello que está en la sombra puede ser considerado negativo, quizás no siempre lo es y pueden existir cualidades positivas que queremos esconder por algún motivo.

4. El sí mismo

Es el arquetipo central del inconsciente colectivo, la imagen de la totalidad de la persona que confiere sentido a la vida, así como el centro de la psique humana. Así pues, es la coherencia y la organización que confiere el equilibrio de la personalidad.

5. La gran madre

Es el arquetipo que abarca las cualidades maternales idealizadas: el cuidado, la compasión y el amor, así como la guía a seguir. Está simbolizado por la madre original o la madre tierra, así como se ha adaptado a diferentes religiones en nombres como María, Hera o Juno.

6. El gran padre

Este arquetipo representa a un guardián del orden y la cordura en un mundo caótico.

Conclusiones

Los arquetipos que acabamos de exponer en este artículo son solo algunos de los que Jung cree que pueblan nuestro inconsciente colectivo.

Se pueden reconocer muchos más arquetipos, que poseen cualidades no exclusivas y que pueden ser mantenidas por múltiples arquetipos en diferentes grados.

Actualmente las teorías se discuten en menor medida que el enfoque psicodinámico de Freud, las ideas de Carl Jung tienen una influencia cuyos efectos todavía se pueden sentir en la actualidad.

La idea de que proyectamos a las demás personas no siempre muestra nuestra verdadera personalidad, sino que es una versión aspiracional e idealizada de quién nos gustaría ser.
Enlaces de interés

Carl Jung https://www.simplypsychology.org/carl-jung.html

Carl Jung – What are the Archetypes? https://academyofideas.com/2017/02/carl-jung-what-are-archetypes/

Carl Jung: Archetypes and Analytical Psychology. https://www.psychologistworld.com/cognitive/carl-jung-analytical-psychology

https://www.psicoactiva.com

¿Por qué nada es plano, recto o lineal? Por David Topí.


Ahora que hemos visto que la visión del mundo que se tiene en algunos movimientos culturales o sociales viene determinada por la activación de los paradigmas ancestrales presentes en la psique humana, por parte del sistema de control a través del IC33, si alguna vez alguien te preguntara ¿por qué la Tierra es redonda? ¿Cuál es la respuesta?

La Tierra, y por extensión, todos los planetas y estrellas dentro del plano físico, así como todos los objetos celestes que percibimos en el universo que podemos observar, tiene forma esférica porque es la única manera o geometría que se adapta al movimiento de la energía en el entramado del espacio-tiempo de forma perfecta. Esto, así dicho, no tiene mucho sentido, pero si se comprende cómo se mueve la energía de las octavas desde el plano mental hacia el etérico y luego hacia el físico, lo que veríamos serían ondas senoidales, como ya sabéis, portando la información y la energía que forma la creación de la realidad desde el evento mental hacia el evento físico.

Bien, si desde planos superiores todo lo que existen son ondas, campos “cuánticos”, y formas energéticas que se desplazan en forma de onda con una determinada amplitud, los entramados y sustrato para el desplazamiento de esas ondas tienen que adaptarse a ese movimiento. Esto, en el plano mental o en el etérico no es un problema, pues son planos fluidos, pero en el plano físico si que lo es, ya que al ser el aspecto materia tan rígido y denso, no se podría adaptar una energía senoidal a un entramado material que no fuera curvo.

Entonces, si es necesario un entramado espacio-temporal curvo para poder mover energías de un punto a otro del universo, a través del espacio, a través del "éter", a través del campo "cuántico" de la Creación, ese entramado a la hora de llegar a manifestar el último paso de la octava para la creación de la realidad sólida y perceptible a los sentidos, tiene que ser curvo también, de lo contrario, la onda senoidal, ya en el plano físico, que está detrás del movimiento y condensación de todas las partículas, no podría colapsarse en algo "sólido" y material a nuestros sentidos.

Así, el espacio es curvo, el tiempo incluso es curvo a la vez que simultáneo, aunque eso quizás lo veremos con más detalle en futuros artículos, y los elementos dentro del espacio tienen que ser curvos. Como los espacios y elementos materiales se forman a partir de formas mentales primero y etéricas segundo, cuando la materia toma forma a nivel de planetas o de estrellas, toma forma según los moldes etéricos y mentales, acumulándose materia en las corrientes energéticas senoidales que llevan las partículas que formarán, solidificándose, el entramado material para la vida consciente en el plano físico.

De aquí que la única forma aceptable para sostener una realidad física "palpable" consistente con una realidad etérica, mental y superior donde todo es pura energía en movimiento constante, pero movimiento en forma de onda, es una esfera, pues no hay forma de que una onda etérica pueda crear un planeta cuadrado, por ejemplo, o un planeta plano. No tiene como reducir su vibración para que algo senoidal, millones de ondas senoidales, formen un entramado que no sea curvo, esférico y circular.

Luego, dentro del entramado planetario, las curvas se hacen mucho más pequeñas, las octavas proyectivas de la realidad se reducen a tamaños muy pequeños, y la onda senoidal puede parecer casi plana en su proyección, pero solo porque su amplitud ha disminuido lo bastante para no presentar crestas y valles en su parte mental y etérica que necesiten de formas esféricas para manifestarse siempre, lo cual hace que, en pequeña escala, podamos tener objetos o elementos en el mundo sólido que aparenten ser rectos al 100%, aunque sea solo en nuestra percepción, porque luego, a nivel atómico, los átomos siguen siendo esferas, y las partículas que forman los átomos siguen siendo esferas, y las partículas cuánticas de esas partículas son esferas, y así hasta el nivel de la mónada que es una esfera también para permitir el movimiento de rotación y cambio entre ejes y vectores que nos den todas las posibles combinaciones para la creación de todos los posibles niveles frecuenciales, dimensionales, evolutivos, energéticos, etc.

Por lo tanto, aunque sea complejo, esta es la razón por la que nada es “plano”, recto o completamente lineal, aunque a nivel “terrenal” muchos elementos nos lo parezcan. La energía no se desplaza de forma recta y no puede colapsarse y condensarse en nada que tenga esa forma.

Un abrazo,

David Topí


martes, 28 de mayo de 2019

El Yoga de Síntesis por Swami Sivananda


Los cuatro senderos del Yoga

Los cuatro principales caminos espirituales para la realización de Dios son el Karma Yoga, el Bhakti Yoga, el Raja Yoga y el Jnana Yoga. El Karma Yoga es adecuado para un hombre de temperamento activo, el Bhakti Yoga para un hombre de temperamento devocional, el Raja Yoga para un hombre de temperamento místico, y el Jnana Yoga para un hombre de temperamento racional y filosófico, o un hombre de indagación.
El Mantra Yoga, el Laya Yoga o Kundalini Yoga, el Lambika Yoga y el Hatha Yoga, son otros yogas. Yoga, en realidad, significa unión con Dios. La práctica del yoga lleva a la comunión con el Señor. Cualquiera que sea el punto de partida, el final alcanzado es el mismo.

El Karma Yoga es el camino del servicio desinteresado. 

El trabajador desinteresado se llama karma-yogui. El Bhakti Yoga es el camino de la devoción exclusiva al Señor. El que busca la unión a través del amor o devoción se llama bhakti-yogui. El Raja Yoga es el camino del autocontrol. El que busca tener unión con el Señor a través de la mística se llama raja-yogui. El Jnana Yoga es el camino de la sabiduría. El que busca unirse a sí mismo con el Ser Supremo a través de la filosofía y la indagación se llama jnana-yogui.

Karma Yoga (El Deber por el Deber)

El Karma Yoga es el camino de la acción. Es el camino del servicio desinteresado. Es el camino que lleva a la consecución de Dios a través del trabajo desinteresado. Es el Yoga de la renuncia a los frutos de las acciones.
El Karma Yoga nos enseña a trabajar por el bien del trabajo sin ataduras, y cómo utilizar de la mejor manera la mayor parte de nuestras energías. "Deber por el deber" es el lema de un karma-yogui. El trabajo es adoración para los practicantes del Karma Yoga. Cada obra se convierte en una ofrenda al Señór. El karma-yogui no está limitado por los Karmas, ya que consagra los frutos de sus acciones al Señor. Yogah karmasu Kausalam ― el Yoga es destreza en la acción.
En general, una obra (o acción) trae como efecto o fruto ya sea el placer o el dolor. Cada obra añade una atadura a nuestra esclavitud al Samsara y genera nacimientos repetidos. Esta es la ley inexorable del Karma. Pero, a través de la práctica del Karma Yoga, los efectos de los karmaspueden ser eliminados. El Karma se vuelve estéril. El mismo trabajo, cuando se hace con la actitud mental correcta, el espíritu correcto y la voluntad correcta a través del yoga, sin apego ni esperanza del fruto, sin la idea de agente o hacedor, con una mente equilibrada en el éxito y el fracaso (Samatvam Yoga Uchyate), no agrega ninguna atadura a nuestra esclavitud. Por el contrario, purifica nuestro corazón y nos ayuda a alcanzar la salvación a través del descenso de la luz o el amanecer de la sabiduría divina.
Una disciplina moral rígida y el control de los sentidos son indispensables para la práctica del Karma Yoga.
La moderación (brahmacharya) es, de hecho, esencial. El cultivo de virtudes como la tolerancia, la adaptabilidad, la simpatía, la misericordia, la visión equitativa, el equilibrio de la mente, el amor cósmico, la paciencia, la perseverancia, la humildad, la generosidad, la nobleza, el autocontrol, el control de la ira, la no violencia, la veracidad, la moderación en el comer, el beber y el dormir, la vida simple y la resistencia, son muy necesarios.
Todo hombre debe hacer sus deberes de acuerdo con su propia Varna y Asrama, la casta y la estación, así como la etapa en la vida. No hay ningún beneficio en abandonar el propio trabajo prefiriendo el trabajo de otro.
Algunas personas piensan que el Karma Yoga es un tipo inferior de Yoga. Ellos piensan que el transporte de agua, la limpieza de platos, servir la comida a los pobres y barrer el piso son trabajos de baja categoría. Este es un triste error. Ellos no han entendido la técnica y la gloria del Karma Yoga. El Señor Krishna, el Señor de los tres mundos, actuó como auriga de Arjuna. También actuó en el papel de un vaquero.

Bhakti Yoga (El Amor por el Amor)

Bhakti es intenso amor de Dios. El Bhakti Yoga es el camino de la devoción. Hace un llamamiento a la mayoría de la humanidad. El "Amor por el Amor" es el lema o la fórmula de un bhakti-yogui. Dios es una encarnación del Amor. Usted tendrá que alcanzarlo amándolo. Dios sólo puede realizarse por medio de un amor tan ardiente y absorbente como la pasión conyugal. El amor a Dios debe ser cultivado gradualmente.
El que ama a Dios no tiene deseos ni tristezas. Él no odia a ningún ser u objeto. Nunca se deleita en los objetos sensuales. Incluye a todo el mundo en el cálido abrazo de su amor.
Kama (deseos mundanos) y Trishna (antojos) son enemigos de la devoción. Mientras hay algún rastro de deseo en tu mente por los objetos sensuales, no puedes tener un intenso anhelo de Dios.
Atma-Nivedana es la generosa auto-entrega absoluta y total al Señor. Atma-Nivedana es el peldaño más alto en la escala de la Nava-vidha Bhakti, o nueve modos de devoción. Atma-Nivedana es Prapatti o Saranagati. El devoto se vuelve uno con el Señor a través Prapatti. Obtiene la gracia divina o Prasada.
El amor de Dios y el éxtasis que se disfruta en comunión con Dios, no se puede describir adecuadamente con palabras. Es como si un hombre mudo, que ha probado un poco de comida sabrosa, no pudiera hablar de ello. Podría ser revelado sólo para unos pocos elegidos. Quien ha experimentado alguna vez el amor verá solo eso, escuchará solo eso y hablará solo de eso, ya que constantemente piensa solo en eso.


El Bhakti es una de las principales ciencias espirituales. En verdad es rico aquel que tiene amor por el Señor. No hay dolor que no sea la falta de devoción al Señor. No hay camino correcto excepto el amor del devoto por el Señor. El Nombre, cualidades y Lilas del Señor son las cosas principales para ser recordadas. Los pies de loto del Señor son los principales objetos de meditación. El devoto bebe el néctar de Prema o amor divino.
No hay distinciones de casta, credo, familia, color o raza entre los devotos. Dios no tiene en cuenta estas cosas. Él mira la pureza del corazón de los devotos. Cualquiera puede convertirse en un devoto del Señor. Nanda, un intocable; Rai Das, un zapatero; Kannappa, un cazador; Sena, un barbero; Kabir, un tejedor musulmán; y Sabari, una asceta eran todos devotos del Señor, y eran grandes santos. Kannappa, un bárbaro analfabeto que vertió agua de su boca sobre el Linga de Shiva y le ofreció carne de cerdo, se convirtió en el mejor entre los Bhaktas. Los Alvars Vaishnava y Nayanars Saiva, del sur de la India, eran de diferentes clases sociales.

Raja Yoga (La Disciplina de la Mente)

El Raja Yoga es el camino que lleva a la unión con el Señor a través de la moderación y el control de la mente. El Raja Yoga enseña cómo controlar los sentidos y los Vrittis mentales u ondas de pensamiento que surgen de la mente, cómo desarrollar la concentración y la forma de estar en comunión con Dios. En el Hatha Yoga hay disciplina física, mientras que el Raja Yoga hay disciplina de la mente.

El yoga de ocho miembros

Yama, Niyama, Asana, Pranayama, Pratyahara, Dharana, Dhyana y Samadhi son los ocho miembros del Raja Yoga.
Yama y Niyama constituyen la disciplina ética que purifica el corazón. Yama consta de Ahimsa (no-violencia), Satya (veracidad), Brahmacharya (continencia), Asteya (no robar) y Aparigraha (no recibir regalos conducentes al lujo). Todas las virtudes están arraigadas en Ahimsa.
Niyama es observancia. Comprende Saucha (pureza interna y externa), Santosha (satisfacción), Tapas (austeridad), Svadhyaya (estudio de las escrituras y la repetición del Mantra) y Isvara-pranidhana (auto-entrega a Dios). Quien se establece en Yama y Niyama tendrá un rápido progreso en la práctica del yoga.
Asana, Pranayama y Pratyahara son accesorios preliminares al Yoga. Asana es una pose firme. Pranayama es la regulación de la respiración. Esto produce serenidad y estabilidad de la mente y la buena salud. Pratyahara es la abstracción o la retirada de los sentidos de sus objetos. Debes practicar Pratyahara. Sólo entonces puedes mirar hacia adentro y tener introversión.
Dharana es la concentración de la mente en cualquier objeto, o Chakra interno, o Ishta-Devata o deidad tutelar. Luego viene Dhyana, meditación o un flujo incesante de ideas relacionadas con un objeto. Esto lleva a Samadhi, donde el meditador y lo meditado se convierten en uno. Todos los Vrittis u ondas de la mente desaparecen. La mente deja de funcionar. Todos los Samskaras, impresiones y vasanas (tendencias y deseos sutiles) se queman en su totalidad. El yogui se libera de los nacimientos y muertes; alcanza Kaivalva o la Liberación final (Absoluta Independencia).

Concentración - La clave del éxito

¡Qué poderoso es el reflector! Cuando los rayos del sol se concentran a través de una lente, pueden quemar el algodón. Aun así, cuando se recogen los rayos disipados de la mente, puedes hacer maravillas. Puedes conocer todos los secretos de la naturaleza a través del potente reflector de la mente.
Un científico se sienta en su laboratorio, concentra todos los poderes de su mente, los concentra en un solo foco y los arroja a los objetos de su investigación. Obtiene todo el conocimiento acerca de los elementos, etc. Todo el conocimiento oculto de la naturaleza se le revela como la fruta Amalaka en la palma de su mano. El astrónomo hace lo mismo. Se concentra en las estrellas y los planetas a través de su telescopio y alcanza el conocimiento de las estrellas. La radio, la telegrafía inalámbrica, la televisión, el gramófono, el teléfono, la máquina de vapor, etc., son todas cosas inventadas a través de la profunda concentración.

Sin la concentración, no puedes tener éxito en ningún camino de la vida o búsqueda espiritual. Un cocinero puede preparar cosas de manera eficiente si tiene concentración. Si no hay concentración, echa a perder las preparaciones. Un cirujano en el quirófano necesita una concentración perfecta. El capitán de un barco a vapor debe poseer una gran concentración. Un sastre, un profesor, un abogado, un estudiante, todos deben tener concentración. Entonces solo ellos pueden tener éxito en su profesión. Todas las grandes almas, todas las mentes maestras que han hecho un gran trabajo en este mundo, tenían una concentración perfecta.

En un hombre mundano, los rayos de la mente están dispersos en varias direcciones. Su mente está saltando como un mono. Siempre está inquieta. Piensa en el dinero, la esposa, los hijos, las propiedades, las casas, etc. Su mente siempre está ocupada en ganar dinero y poseer los objetos de sus deseos. No tiene un poco de concentración. No puede mirar hacia adentro introspectivamente. Su mente está llena de tendencias extrovertidas.
El yogui se concentra en los chakras, la mente, el sol, las estrellas, los elementos, etc., y alcanza el conocimiento sobrehumano. Obtiene el dominio sobre los elementos. El poder de la concentración es la única clave para abrir el tesoro del conocimiento.
La concentración no puede venir dentro de una semana o un mes. Se necesita algún tiempo. La regularidad en la práctica de la concentración es de suma importancia. Brahmacharya, un lugar fresco y agradable, la compañía de los santos y la dieta Sáttvica son auxiliares en la concentración.

La concentración y la meditación conducen a Samadhi o Experiencia Superconsciente, que tiene varias etapas de ascenso, como atender o no atender con deliberación (Vitarka), análisis (Vichara), alegría (Ananda) y autoconciencia (Asmita). Así de este modo se alcanza Kaivalya, o la Independencia Suprema.

La concentración y la meditación conducen a Samadhi o Superconscious Experience, que tiene varias etapas de ascenso, como asistido o no asistido con deliberación (Vitarka), análisis (Vichara), alegría (Ananda) y autoconciencia (Asmita). Kaivalya, o Independencia Suprema, es, así, alcanzada.

El obstáculo de los siddhis o poderes sobrenaturales

Los Siddhis o poderes sobrenaturales se manifiestan cuando el Yogi avanza en sus prácticas de yoga. Estos Siddhis como la clarividencia, clariaudiencia, etc., son obstáculos en su camino. Debería rechazarlos despiadadamente y marchar hacia adelante directamente hacia su objetivo, es decir, Asamprajnata o Nirvikalpa Samadhi. La verdadera espiritualidad no tiene nada que ver con estos poderes, que son subproductos de la concentración. El que corre detrás de estos Siddhis es un gran hombre mundano o un gran cabeza de familia. Puede tener una caída, si no es prudente.

Jnana Yoga (El Camino de la Comprensión Espiritual)

El Jnana Yoga es el camino del conocimiento. Moksha se alcanza a través del Conocimiento de Brahman. La liberación se logra a través de la realización de la identidad del alma individual con el Alma Suprema o Brahman. La causa de la esclavitud y el sufrimiento es Avidya o la ignorancia. El pequeño Jiva (ser humano) imagina tontamente, a causa de la ignorancia, que está separado de Brahman. Avidya actúa como un velo o pantalla e impide que el Jiva conozca su verdadera naturaleza divina. El conocimiento de Brahman o Brahma-Jnana quita este velo y hace que el Jiva descanse en su propio Sat-Chit-Ananda Svarupa (Naturaleza esencial como Existencia-Consciencia-Felicidad Absolutos).

La comprensión espiritual y el conocimiento intelectual

El jnana-yogui se da cuenta de que Brahman es la Vida de su vida, el Alma de su alma. Siente y sabe que Dios es su propio Ser. Se da cuenta de que es uno con el Eterno a través del discernimiento o intuición espiritual, Aparoksha Anubhuti o percepción divina, pero no a través del mero estudio de libros, dogmas o teorías. La religión es la realización para él ahora. No es mera charla. Se sumerge en lo profundo de su corazón a través de la constante e intensa meditación, Nididhyasana, y obtiene la maravillosa perla del Atman, un maravilloso tesoro mucho más valioso que todas las riquezas del mundo.

Jnana no es mero conocimiento intelectual. No es escuchar ni reconocer. No es un mero consentimiento intelectual. Es la realización directa de la unidad con el Ser Supremo. Es Para Vidya. La convicción intelectual por sí sola no le llevará a Brahma-Jnana (Conocimiento del Absoluto).

El estudiante de Jnana Yoga primero se equipa con cuatro medios, a saber, discriminación (Viveka), desapasionamiento (Vairagya), las seis virtudes (Shat-Sampat) ―a saber, tranquilidad (Sama), moderación (Dama), saciedad o renuncia (Uparati), resistencia (Titiksha), fe (Sraddha) y concentración (Samadhana)― y un gran anhelo de liberación (Mumukshutva). Luego escucha las Escrituras sentándose a los pies de loto de un Gurú, que no solo ha aprendido de las Escrituras Sagradas (Srotriya), sino que también está bien establecido en Brahman (Brahma-Nishtha). Posteriormente, el alumno practica la reflexión, que disipa por completo todas las dudas. Luego practica la meditación profunda en Brahman y alcanza Brahma-Sakshatkara. Se convierte en un Jivanmukta o sabio liberado. Él se libera incluso mientras está en este cuerpo.
Hay siete etapas de Jnana o Conocimiento: a saber; Aspiración por lo Correcto (Subhechha), indagación Filosófica (Vicharana), Sutileza de la mente (Tanumanasi), Logro de la Luz (Sattvapatti), Desapego Interno (Asamsakti), Visión Espiritual (Padarthabhavana) y Libertad Suprema (Turiya).

La analogía de los dos pájaros

Hay dos pájaros en el mismo árbol. Uno está posado en la parte superior y el otro debajo. El pájaro que está en la parte superior está perfectamente sereno, silencioso y majestuoso en todo momento. Es siempre dichoso. El otro pájaro, que se posa en las ramas inferiores, come las frutas dulces y amargas por turnos. Baila de alegría a veces. Es desgraciado en otros momentos. Se regocija ahora y llora después de un tiempo. A veces saborea una fruta extremadamente amarga y se disgusta. Mira hacia arriba y contempla al otro pájaro maravilloso con un plumaje dorado que está siempre dichoso. También desea llegar a ser como el pájaro con plumaje dorado, pero pronto se olvida de todo. Nuevamente comienza a comer las frutas dulces y amargas. Come otra fruta que es extremadamente amarga y se siente muy desgraciado. Intenta volver a ser como el pájaro superior. Gradualmente, abandona comer las frutas, y se vuelve sereno y feliz como el pájaro superior. El pájaro superior es Dios o Brahman. El pájaro inferior es el Jiva o alma individual que cosecha los frutos de sus Karmas, es decir, placer y dolor. Recibe golpes y golpes en la batalla de la vida. Se levanta y vuelve a caer mientras los sentidos lo arrastran. Gradualmente, desarrolla Vairagya (desapasionamiento) y discriminación, dirige su mente hacia Dios, practica la meditación, alcanza la Realización del Ser y disfruta de la dicha eterna de Brahman.

El Yoga de Síntesis

Algunos sostienen que la práctica del Karma Yoga por sí sola es el único medio de salvación. Algunos otros sostienen que la devoción al Señor es la única manera de liberarse. Algunos creen que el camino de la sabiduría es la única manera de alcanzar la bienaventuranza final. Todavía hay otros que sostienen que los tres caminos son igualmente eficaces para lograr la perfección y la libertad.
El hombre es una mezcla extraña y compleja de voluntad, sentimiento y pensamiento. Quiere (tiene voluntad de) poseer los objetos de sus deseos. Tiene emoción y por eso siente. Tiene razón y por eso piensa y raciocina. En algunos, predomina el elemento emocional, mientras que en otros es el elemento racional el que puede dominar. Así como la voluntad, el sentimiento y el pensamiento no son distintos ni están separados, así también el trabajo, la devoción y el conocimiento no son excluyentes entre sí.
El Yoga de Síntesis es la forma más adecuada y potente de Sadhana. En la mente hay tres defectos, a saber, Mala o impureza, Vikshepa o agitamiento y Avarana o velo. La impureza debe ser eliminada por la práctica del Karma Yoga. El agitamiento debe ser eliminado por la adoración o Upasana. El velo debe ser destruido por la práctica del Jnana Yoga. Solo entonces es posible la realización del Ser. Si deseas ver tu cara claramente en un espejo, debes quitar la suciedad del espejo, mantenerlo estable y quitarle también la cubierta. Puedes ver tu cara claramente en el fondo del lago solo si se elimina la turbiedad, si el agua agitada por el viento se mantiene inmóvil, y si se retira el musgo que está sobre la superficie. Lo mismo ocurre con la realización del Ser.
Solo el Yoga de Síntesis traerá consigo el desarrollo integral. Solo el Yoga de Síntesis desarrollará la cabeza, el corazón y la mano y le llevará a uno a la perfección. Lograr un equilibrio armonioso en todas las direcciones es el ideal de la religión. Esto se puede lograr mediante la práctica del Yoga de Síntesis.

Contemplar el Ser Universal en todos los seres es Jnana, sabiduría; amar a este Ser es Bhakti, devoción; y servir a este Ser es Karma, acción. Cuando el jnana-yogui alcanza la sabiduría, está dotado de devoción y actividad desinteresada. El Karma Yoga es para él una expresión espontánea de su naturaleza espiritual, ya que él ve al único Ser en todo. Cuando el devoto alcanza la perfección en la devoción, posee sabiduría y actividad. También para él, el Karma Yoga es una expresión espontánea de su naturaleza divina, ya que contempla al único Señor en todas partes. El karma-yogui obtiene sabiduría y devoción cuando sus acciones son totalmente desinteresadas. Los tres caminos son en realidad uno, en el que los tres temperamentos diferentes enfatizan uno u otro de sus componentes inseparables. El Yoga suministra el método por el cual el Ser puede ser visto, amado y servido.