martes, 18 de abril de 2017

Tomando tierra. Por David Topi.


La falta de enraizamiento se asocia normalmente a la sensación de estar “ido”, separado de la realidad física, sin tener los pies en la tierra y con la sensación de no estar conectados ni  afianzados energéticamente en el planeta en el que vivimos. Es un problema común en todos nosotros, ya que hay muchas cosas que nos desconectan del mismo, empezando por un estilo de vida alejado de la naturaleza, y siguiendo por las rutinas y formas que tenemos de evadirnos “hacia arriba”, en vez de afianzarnos “hacia abajo”, para sostenernos y tener una solidez energética que nos ayude a lidiar con las cosas.
Esta falta general de enraizamiento es uno de los problemas que permiten la manipulación mental, algo que mencionamos en el artículo anterior cuando decíamos que:
Como visteis también en el artículo sobre envenenamiento mental, al ser humano se le pueden insertar pensamientos que no son suyos, y se le puede manipular de forma bastante sencilla lo que piensa o cree, ya que el sistema bajo el que vivimos, y diferentes entes con el potencial para ello, pueden ubicar en nuestro cuerpo mental todo tipo de “paquetes” que, a no ser que estemos bastante atentos, y cuestionemos todo lo que se nos pasa por la cabeza (de lo que no estemos seguros si es nuestro o externo), pueden hacernos llegar a creer cosas que nosotros no creíamos, y pueden hacernos pensar o tener, y cambiar de ideas, mediante inserción externa y manipulación energética. Para muchas personas, este es el primer método que tiene el sistema bajo el que vivimos para evitar que hagamos algo, o que nos lancemos a ejecutar cambios potencialmente dañinos para la estructura del sistema, potenciando dudas, pensamientos o, literalmente, insertando ideas que de repente nos parecen que salen de la nada, como “intuiciones”, cuando no son más que burbujas insertadas en nosotros para hacernos dirigir nuestro pensamiento y visión de la realidad hacia un aspecto u otro.
La robustez del elemento tierra

En alquimia, y en todas las enseñanzas esotéricas, mágicas, ocultistas, metafísicas, etc., el elemento tierra nos proporciona esa solidez y esa robustez. La tierra es un elemento que contiene la fortaleza para establecer los cimientos de las cosas y poder así darles un sustrato que permita construirlas y sostenerlas. Cuando nuestro “mundo mental” se nos va de las manos, es cuando hay que echar mano de la ilusión del mundo físico, para volver a tomar control del mismo.
¿Qué significa que nuestro mundo mental se nos vaya de las manos? Significa que, a veces, vivimos metidos en nuestra cabeza, en los problemas, situaciones, eventos y mil cosas que tenemos, nos pasan, creemos que nos están pasando, pensamos que nos van a pasar, etc., pero que aún no tienen un reflejo en la realidad que vamos proyectando y co-creando, sino que, de momento, solo son la idea de la casa que el arquitecto tiene en mente antes de que la casa se haya construido de verdad. Si en nuestra mente nos abruma que tengamos 25 ideas de casas que nos causan todo tipo de vaivenes mentales y emocionales, pero que aún no han pasado de ser más que formas energéticas, entonces hay que bajar al suelo, tomar tierra y parar, antes de que, literalmente, nuestras películas mentales nos lleven demasiado lejos.

Es una ilusión

En Sanación Akáshica tenemos un bloqueo energético que llamamos “ilusión”. Se trata de una disfunción que suele aparecer en el cuerpo mental cuando decodificamos algo que percibimos de forma errónea. El ejemplo más tonto pero sencillo sería como cuando vemos a dos personas que conocemos y creemos que están hablando de nosotros (suposición), y eso nos lleva, sin ningún tipo de cercionamiento por nuestra parte, a montarnos una serie de escenarios mentales en los cuales nos imaginamos de todo respecto a esa supuesta conversación en la que creemos que, supuestamente, están conspirando contra nosotros nuestros amigos.

Esos escenarios mentales son provocados por las rutinas del programa ego que ya explicamos en este otro artículo, ya que siempre está en modo “observación” y “defensa”, procurando que no haya nada que pueda cogernos desprevenidos (al menos en nuestro mundo interior mental). Así, esa generación de supuestos escenarios de algo que supuestamente está pasando nos lleva a otras disfunciones energéticas al generar formas mentales y emocionales negativas que luego causan problemas en cualquier otra parte del sistema energético, al quedarse compactadas en nosotros mismos. Al final, lo más probable, como siempre, es que la causa objetiva del hecho, la conversación entre dos personas que conocíamos, no tuviera nada que ver con lo que nosotros hemos creído que estaba sucediendo, de ahí que, Don Miguel Ruiz, en su libro “Los Cuatro Acuerdos”, un libro de sabiduría tolteca, dice que uno de ellos es “nunca supongas nada”.

Restableciendo contacto con la parte tangible de las cosas

¿Por qué la toma a tierra restablece el contacto con la normalidad de la ilusión en la que vivimos? ¿Por qué no dejamos de hablar de que esta realidad es una ilusión? Esta segunda parte ya la hemos explicado muchas veces, porque la realidad es energía proyectada por nosotros que, al ser decodificada por los sentidos dentro de un rango acotado de frecuencias, nos da la apariencia de ser algo sólido y tangible. Y, como dentro de todos los rangos de frecuencias en los que nos movemos, este plano es el más denso, aunque siga siendo una construcción energética, es en él al que tenemos que anclarnos y enraizarnos cuando nos sentimos algo perdidos, algo fuera de la realidad, o sin saber bien que nos está pasando en el resto de nuestra estructura energética.

Para ello, volver a poner los pies en el suelo exige que estemos presentes en el aquí y en el ahora haciendo cosas que nuestros sentidos consideren tangibles, y que nuestros programas y arquetipos de la mente puedan usar como anclaje frente a las formas mentales o emocionales que pudieran estar, en algunos casos, literalmente haciéndonos vivir en los “mundos de Yupi” (serie de dibujos).

Al focalizar la atención hacia cosas terrenales, y el trabajar también energéticamente con el enraizamiento en la Tierra, nos volverá a dar un poco de estabilidad para lidiar con cualquier otro tema que tengamos que solventar. Finalmente, y volviendo al tema de las manipulaciones mentales o emocionales, tomar tierra es la única forma de “no volverse loco”, en muchos casos, cuando no sabemos distinguir que pensamientos o ideas son nuestros o son insertados y manipulados, o cuando le damos demasiadas vueltas a temas que nos llevan a desconectarnos completamente de la realidad física, que, en estos momentos, es la que sostiene nuestra encarnación y experiencia como humanos.
un abrazo, 

David Topí


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