domingo, 2 de abril de 2017

El Angel de la Claridad. Por Juan Angel Moliterni.


Ya sabemos que a causa de la mente de autoestima, seguimos por el momento, en la rueda de la reencarnación sin librarnos del sufrimiento. Sin embargo, si desarrollamos el amor hacia los demás podremos liberarnos de la rueda y cortar el sufrimiento de raíz. En cualquier caso, si por el momento no nos es posible practicar la estima hacia los demás de forma directa, debemos al menos aspirar a que en un futuro próximo podamos experimentarla. 

Si uno no dedica la energía necesaria para lograr intercambiarse con los demás, esto no ocurrirá, naturalmente. En cambio, si uno se familiariza con esta práctica, es muy posible llegar a conseguirlo.
El último punto de los que están relacionados con el desarrollo de la mente superior a través de cambiarse uno mismo por los demás es el que trata sobre la práctica de dar y tomar

Esto se relaciona con el Amor (dar) y la Compasión-Misericordia (tomar). Por el poder de la Compasión tomamos el sufrimiento de los demás seres y por el poder del Amor les damos toda felicidad. Tal como suelen hacer los Grandes Maestros. Este es el poder que tiene un Cristo o un Buda y, siendo así, ha de surgir en nosotros el deseo de alcanzar ese estado para el beneficio de todos los seres. Esta actitud es precisamente la preciosa mente superior. Observa cómo el reino vegetal realiza esta tarea de dar y tomar el aire del planeta. En este planeta hay innumerables seres vivos, pero muy pocos saben ponerse en el lugar de los demás. 

Esta práctica les acerca más a ustedes y a los demás seres sensibles a la Iluminación. El mayor de los obstáculos a la Iluminación es la actitud egocéntrica. La práctica de dar y tomar es la más esencial e importante del trabajador de la luz, del discípulo en el sendero hacia la Nueva Tierra.

“Según sea la profundidad del deseo hacia las cosas materiales, así es el grado de sufrimiento que se experimenta. Mientras que siga existiendo el ansia por las cosas y las personas (como también el de fama, fortuna y poder), uno permanece en su cuerpo causal. Esos instintos y ansias vuelven a tirar de él para que se vuelva a encamar en un cuerpo físico” –Kapila.


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