Abrir las puertas del corazón y afrontar nuestros miedos, nos permite expresar desde el corazón aquello que nuestro espíritu desea que pulsemos, el amor de nuestro corazón. A priori no parece algo fácil, porque nos han educado desde el miedo prácticamente en todos los aspectos, y sino, sólo hace falta poner la TV unos minutos para que se nos encoja el corazón.
Apelar por un nuevo cambio de paradigma dónde nuestra comunicación se erija como eje vertebrador desde el amor, no es una utopía, es una necesidad. Nadie nos ha enseñado a amarnos, a cuidarnos, a respetarnos como seres divinos que somos. Parece que el amor es algo que se encuentra en el compartir con otro, y que la fuente de la felicidad está fuera de nuestro alcance a no ser que tengamos a alguien a quien amar y la responsabilidad del otro es llenar nuestro vacío emocional y hacernos felices. Esto es falso…
Comunicar desde el corazón es un aprendizaje que la vida nos invita a vivir, ponerse al servicio del espíritu y comunicar desde el amor incondicional, es algo que realmente es un reto, para el tipo de sociedad en el que vivimos y del modo en el que nos relacionamos. No es algo fácil eso de amarse a uno mismo, a veces es mejor poner la atención en el exterior y vender nuestra felicidad a la primera persona que nos toque levemente el corazón.
Es nuestro deber como seres conscientes y amorosos, dar muerte a estos arquetipos sociales que destruyen el poder personal e individual, que enmascaran la verdad en pro de propósitos materiales vanos y que lo único que hacen a diario es “vendernos la moto”.
Hagamos un viaje hacia nuestro interior conectemos con la esencia del amor incondicional, pongámonos al servicio de nuestro Ser, y convirtamos nuestra comunicación en amor incondicional, agradeciendo la oportunidad que se nos ofrece desde “arriba” por estar viviendo estos momentos convulsos de cambio para todos nosotros y el modo en que vivimos. Poner la intención en despertar el amor de nuestro corazón, es clave para realizarnos como seres evolutivos, para recuperar el poder personal, para hacer que se caigan los velos de la mentira y así poder recuperar la magia de la vida, comunicar desde nuestro niño interior la alegría, la felicidad de estar vivos con una misión clara y concisa de lo que tenemos que aportar.
Quizás, y sólo quizás, amarse a uno mismo significaría que cada vez somos más seres de luz que anclan las frecuencias de luz en la Tierra, para desterrar de una vez por todas la oscuridad en todas sus formas. Es el momento de despertar al llamado del corazón, es el momento de empezar a respetar la vida y sin amor incondicional eso es difícil de conseguir. El cambio y la intención del cambio está servido, ahora sólo falta preguntarnos, ¿queremos seguir viviendo desde el miedo…?
Seamos faros de luz en esta tormenta de oscuridad, seamos amor y afrontemos el miedo.
Despierta el amor de tu corazón y comunica el amor que emana de tu Ser, yo soy otro tú.
Daniel Pellicer de Carli
http://espejomagnetico.com/
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