“Cuando tomamos decisiones pequeñas, es ventajoso
analizar los pro y los contra. En los asuntos vitales, la decisión debe venir
del inconsciente, de un lugar recóndito en nuestro interior”
(Sigmund Freud)
Quizás
te hayan dicho que no sueles pensar antes
de hablar o tomar una decisión,como si fuera
una crítica. Sin embargo, puede llegar a ser una virtud, si aprendes a
usar la inteligencia
intuitiva.
Hasta
hace unos años no se tenían demasiados conocimientos sobre la inteligencia y
solo se sabía que las personas teníamos la capacidad para
resolver problemas lógicos,por
ejemplo. Posteriormente surgió una teoría que dejó a todos boquiabiertos: se
refiere a la “teoría de las las inteligencias múltiples”. Este concepto
ha adquirido una nueva dimensión y se amplía periódicamente.
Esto
quiere decir que los científicos se han dado cuenta de que los seres
humanos tenemos muchas más capacidades o inteligencias que aquellas para
resolver una ecuación o hilar frases. Pero aún hay más, porque en los
últimos tiempos se está trabajando mucho en el concepto de inteligencia
intuitiva. Esta teoría se refiere a la manera en que tomamos nuestras
decisiones.
Como
decía Freud y hemos reseñado al principio, las decisiones que
realmente importan en nuestra vida como aquellas relacionadas con una pareja o
un empleo, debemos dejar que sean gobernadas por las necesidades de la
naturaleza, por nuestras intuiciones.
¿Qué quiere decir esto? Que si nos basamos en la
intuición y no en el pensamiento, si tenemos en cuenta la práctica y no la
teoría y si no dejamos que los miedos e inseguridades nos gobiernen… entonces,
no hay nada correcto o erróneo en nuestras decisiones.
Muchas
veces hacemos oídos sordos a las emociones que se generan en lo más profundo de
nuestro ser porque preferimos hacerle caso a lo que dice la razón.
¿Por qué la mente tiene que tener razón?, ¿es
posible que el corazón no se equivoque?
La
inteligencia intuitiva, pensar con el sentimiento
La
teoría de las inteligencias múltiples surgió gracias a un sociólogo de origen
canadiense llamado Malcolm Gladwell.
Este profesional afirma que los hombres y
mujeres tenemos la capacidad de aplicar cierto sentido a las situaciones,
siempre basándonos en nuestras experiencias, que son
realmente efímeras y subjetivas. Pero también somos capaces para determinar, en
un lapso muy corto de tiempo como un abrir y cerrar de ojos, qué es lo más
importante. Esto es la inteligencia intuitiva.
Si
la usamos, podremos resolver problemas y decidir en poco tiempo. Este
concepto sin dudas va en contra de nuestras ideas o tradiciones, donde se nos
inculca desde pequeños que para tomar buenas decisiones lo tenemos que pensar
bien, “meditar con la almohada”, dejar pasar unos días, etc.
A
diferencia de lo que venimos haciendo hasta ahora (no apresurarse y analizar lo
bueno y lo malo de cada situación), este sociólogo nos “invita” a que
decidamos sin pensarlo tanto. O mejor dicho, que tomemos
decisiones basándonos en nuestras emociones y experiencias, no en el raciocinio
o conceptos que ya tenemos incorporados.
Tener
más datos no siempre es bueno para tomar decisiones. Puede
que analicemos las cosas 20 veces, busquemos información, preguntemos a los
demás, hagamos una investigación o nos vayamos al medio del campo a pensar.
Pero esto no nos garantiza el éxito ni
tampoco acertar.
Según
la teoría de la inteligencia intuitiva el tiempo o el análisis profundo nos
pueden jugar una mala pasada al
confundirnos o incluso, podemos llegar a aburrirnos del proceso. Así es como
tomamos una decisión errónea porque el cerebro sufre un “desbloqueo”.
Podríamos
comparar nuestra mente con un ordenador, ¿qué ocurre si abres muchas ventanas y
quieres hacer decenas de tareas al mismo tiempo? Exacto, colapsa. Lo
mismo le ocurre al cerebro al estar inmerso no sólo en tanta cantidad de
información, sino también de presión.
Otro
ejemplo muy claro que nos ayudará a entender la teoría de la inteligencia
intuitiva es cuando tenemos ganas de comer algo
dulce y vamos hasta la tienda y vemos una gran cantidad de golosinas y
chocolates. Podemos pasarnos horas eligiendo… En cambio, si abrimos la nevera
en casa y (con suerte) tenemos dos opciones de dulces, tardaremos mucho menos
en decirnos y disfrutar del postre.
Es
bueno para poder poner en práctica los principios de la inteligencia intuitiva
que estés dispuesto a tener una “mente más abierta”,
que aprendas a leer los mensajes o señales que te brindan los sentimientos y
que, de vez en cuando, te dejes llevar por ellos.
http://lamenteesmaravillosa.com/
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