El
concepto de depuración nos resulta familiar. Somos conscientes de que las
toxinas se pueden acumular en nuestro organismo y, con el paso de los años,
incluso puede provocar daños a los órganos o a las células, afectando su
funcionamiento. Por eso, cada vez nos preocupamos más por lo que comemos y nos
informamos sobre las sustancias añadidas que pueden contener los alimentos.
Sin
embargo, la toxicidad no es un fenómeno que se limita al plano físico, también
existe una toxicidad mental. Cuando todos los días acumulamos tensión y estrés,
cuando mantenemos estilos de afrontamiento negativos, cuando alimentamos las
preocupaciones sin fundamento y cuando nos regodearnos en los estados
emocionales negativos, estamos generando y manteniendo patrones relacionales y
de pensamiento tóxicos, que terminarán pasándonos factura. Por eso, también es
importante que de vez en cuando recurramos a la depuración emocional.
emociones
Las
5 emociones más tóxicas que acumulamos día tras día
Ante
todo, es importante ser conscientes de que las emociones no son positivas o
negativas en sí mismas. Las emociones son simplemente una reacción y, como tal,
nos indican algo. El problema surge cuando no somos capaces de manejarlas y se
convierten en estados emocionales permanentes. Entonces tienen un efecto
acumulativo que llega a ser altamente tóxico para nuestra salud mental.
1.
Ira. La ira tiene un lado positivo ya que es una emoción que nos infunde la
fuerza que necesitamos para protegernos y sobrevivir. Sin embargo, es
particularmente negativa cuando se convierte en nuestra forma de reaccionar
habitual. De hecho, ¿sabías que la ira aumenta hasta en un 75% el riesgo de
sufrir un infarto? La ira es una emoción que mantiene nuestro cuerpo en
continua ebullición, que nos impide encontrar la paz y la tranquilidad que
necesitamos.
2.
Resentimiento. El resentimiento es la incapacidad para perdonar, para pasar
página. Cuando experimentamos resentimiento nos quedamos atados a un hecho del
pasado, al cual le conferimos tal importancia que sigue determinando nuestra
conducta presente y continúa provocando un dolor a nivel emocional. Si
alimentamos ese resentimiento, con pensamientos recriminatorios, este crecerá
hasta quitarnos la paz por completo, nos convertiremos en personas amargadas y
permanentemente enfadadas con el mundo.
3.
Culpa. La culpa es una de las emociones más negativas que existe porque no
permite avanzar sino que nos sume en un círculo vicioso de lamentaciones y
auto-reproches. Cuando damos rienda a los pensamientos negativos sobre nuestras
capacidades, cuando nos autocompadecemos sintiendo lástima o cuando sacamos
conclusiones completamente fuera de contexto, que nos convierten en los únicos
culpables, estamos alimentando unas emociones que pueden llevarnos al punto del
colapso nervioso.
4.
Insatisfacción. Cierto grado de insatisfacción puede ser positivo ya que nos
empuja a cambiar y mejorar. Sin embargo, cuando la insatisfacción se convierte
en un estado crónico, cuando no hallamos placer en nada y nada nos satisface,
perdemos la capacidad de disfrutar de la vida. En ese momento, la desesperanza
puede sentar casa. Cuando una persona se centra siempre en lo que le falta,
pierde la capacidad para disfrutar del presente y, por tanto, se le escapa la
vida entre las manos.
5.
Miedo. El miedo es una emoción que nos alerta ante un peligro y nos mantiene a
salvo. No obstante, cuando se convierte en una respuesta común ante las
situaciones más disímiles, se convierte en un obstáculo que nos impide avanzar
y limita nuestras potencialidades. Hay personas que le tienen miedo a la vida,
que no se atreven a dar un paso por temor a fracasar, en esos casos, el temor
se convierte en una limitación que nos impide disfrutar plenamente y nos
mantiene en un eterno estado de zozobra.
El
proceso de depuración emocional
El
proceso de depuración emocional es muy simple. No se trata de bucear en el
pasado y ni siquiera es necesario buscar las causas o los detonantes de
determinadas emociones porque el objetivo es hallar un estado de paz interior
dejando ir las emociones que se han acumulado por diversos motivos. En el
proceso de depuración emocional simplemente te conviertes en un observador
consciente de las emociones que experimentas.
-
Concientizar las emociones. La vida cotidiana es tan agitada que a menudo
simplemente vamos acumulando emociones, sin darnos cuenta de ello. Obviamente,
hay algunas que hacen más daño que otras, que se enquistan en el inconsciente.
Por eso, el primer paso de la depuración emocional consiste en detectar esas
emociones. Para ello, no es necesario adoptar una postura especial o estar en
un lugar tranquilo, simplemente debes prestarle atención a tus reacciones.
¿Sueles reaccionar con enojo ante la mayoría de las situaciones? ¿Te sientes
permanentemente insatisfecho? ¿Experimentas culpa o resentimiento?
Si
te ayuda, incluso puedes llevar un diario emocional, un cuaderno en el que
apuntes las emociones que has experimentado a lo largo del día y donde también
indiques su intensidad. Te asombrará descubrir cuántas emociones negativas
experimentas a diario. Lo interesante es que ese proceso de búsqueda y
etiquetación de las emociones ya es de por sí terapéutico ya que al mirar
dentro de ti y reflexionar sobre lo que estás sintiendo, le restas impacto a la
emoción.
-
Experimentar las emociones. Nuestra sociedad no nos ha enseñado a manejar las
emociones sino a ocultarlas y negarlas. Sin embargo, la depuración emocional
implica experimentar las emociones que nos están dañando. De esta forma,
aprendemos a no temerles, a sentirnos relativamente cómodos con ellas, a
asumirlas como propias y, como resultado, le restamos parte de su impacto.
En
este paso es recomendable concentrarse en una emoción a la vez, utilizando la
técnica de visualización “las hojas del río”, gracias a la cual no solo
aprenderás a vivenciar la emoción sino también a dejarla ir. En este sentido,
un estudio particularmente interesante realizado en la Universidad de Harvard
desveló que cuando experimentamos experiencias dolorosas que no hemos asumido,
se activan zonas como la amígdala, el núcleo del miedo, y la corteza visual.
Sin embargo, cuando las personas han procesado la experiencia, se produce una
mayor activación en el área de Broca, lo cual significa que la vivencia se ha
transformado en una experiencia narrativa que deja de causar dolor y
sufrimiento.
Por
eso, experimentar las emociones y etiquetarlas, nos ayuda a asumirlas y
restarles su impacto negativo. Lo ideal es que hagamos ese proceso de búsqueda
interior una vez al día, o al menos una vez a la semana. Recuerda que la dieta
“emocional” es tan importante como la dieta alimentaria porque las emociones
negativas, cuando se acumulan, pueden hacer mucho daño, tanto a nivel
psicológico como físico.
Visualización
las hojas del rio
Técnica
de visualización “Las hojas del río”
La
visualización es una de las técnicas más potentes de la Psicología que se puede
aplicar para enfrentar disímiles situaciones pero, sobre todo, para propiciar
un estado de tranquilidad y calma interior. Lo mejor de todo es que se trata de
una técnica relativamente fácil de poner en práctica por lo que una vez que
hayas adquirido la experiencia suficiente, podrás aplicarla cada vez que lo
necesites.
En
esta ocasión te propongo una técnica de visualización muy sencilla que podrás
usar cuando te sientas mal o simplemente cuando desees experimentar emociones
positivas porque estás aburrido o estresado.
1.
Entrar en un estado de relajación
Antes
de poner en práctica la técnica propiamente dicha, será mejor que apliques
alguna técnica de relajación para que te concentres en tus pensamientos y te
liberes de las principales preocupaciones. También puedes aplicar la técnica de
respiración diafragmática.
2.
Liberarse de los pensamientos o emociones negativos
Cierra
los ojos e imagina un río cuya agua fluye rápidamente y se extiende a lo lejos,
arrastrando consigo diferentes hojas. Visualízate al lado de ese río o, si lo
prefieres, sumergido en él. No pases a la siguiente fase hasta que no hayas
visualizado bien el río y su entorno, hasta que no sientas que estás allí.
Puedes recrear todos los detalles que necesites para hacer que la experiencia
sea más real.
Ahora
imagina ese pensamiento o emoción del cual deseas liberarte. Por ejemplo, si
quieres deshacerte de la tristeza, puedes imaginar cómo sale de tu interior y
adquiere una forma. Puedes darle la forma y el color que desees. Puedes
imaginarla como una esfera negra pero recuerda que mientras más detalles le
des, más eficaz será el ejercicio. Imagina su textura, tamaño y peso.
Ahora
tómala entre tus manos y deposítala en una de las hojas que están flotando en
el río. Déjala allí y observa cómo la corriente la arrastra, cada vez más lejos
de ti, hasta que la veas desaparecer por completo. Mientras se pierde de tu
vista, siente cómo la tristeza (o el pensamiento u emoción que hayas elegido)
te va abandonando.
3.
Atraer emociones o pensamientos positivos
Una
vez que te hayas liberado de esa pesada carga, todo lo que tendrás que hacer es
imaginar el proceso inverso. Es decir, visualiza cómo las hojas que discurren
por el río te traen felicidad o tranquilidad. Una vez más, imagina cómo sería
esa felicidad, puedes visualizarla como una esfera blanca y luminosa. Cuando
esté cerca, tómala entre tus manos y deja que entre en ti, siente cómo su luz y
calor te abrazan infundiéndote una agradable sensación.
¿Cuándo
usar esta técnica de visualización?
Puedes
usar esta técnica para eliminar todo tipo de pensamientos negativos, indeseados
o dañinos pero también para mantener bajo control numerosas emociones negativas
como el miedo, la ira, la ansiedad, la tristeza y los celos. También la puedes
usar para enfrentar todo tipo de enfermedades imaginando cómo el río arrastra
consigo los síntomas y te trae a cambio, salud y bienestar.
Recuerda
que uno de los factores clave para que esta técnica sea eficaz es imaginar todo
con la mayor cantidad de detalles posibles. Mientras más imbuido estés en el
cuadro que has creado, más poderoso será su efecto. Es normal que durante las
primeras sesiones no logres visualizarlo todo de manera muy nítida, no te
desesperes, con un poco de práctica lo lograrás y cada vez las imágenes que
generes serán más lúcidas.
Vale
aclarar que cuando las emociones y pensamientos que deseas eliminar son muy
intensos (o en el caso de las enfermedades) tendrás que repetir la técnica
varias veces.
Fuente:
Rincón de la Psicología
http://www.shurya.com/
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