El mundo es su escenario, él es el flamante protagonista y los aplausos no deben cesar. No necesita esforzarse por acaparar los flashes, dado que es difícil no fijarse en alguien tan extraordinario. Nació para ser admirado, adorado y puesto en un pedestal desde el que contemplar con tolerancia mal fingida el resto de la raza humana. Como ya os estaréis imaginando, en este artículo vamos a prestar especial atención a una personalidad igual de curiosa que compleja, la viva imagen del amor propio. Os presentamos el narcisista.
Factores de riesgo para el trastorno narcisista
Los factores de riesgo para el desarrollo de rasgos narcisistas todavía no han sido estudiados en profundidad, sin embargo los datos apuntan a que estarían relacionados con la falta o exceso de refuerzo parental. Así, las ideas de grandeza y superioridad personal surgirían a raíz de cuidados y adulaciones excesivas por parte de los padres. O por el contrario, serian una forma de compensar el déficit de interés, reconocimiento y recompensas por parte de los mismos. En ambos casos, el estilo educacional parece determinante en su aparición.
Otro factor de riesgo importante es el abandono emocional que suele darse cuando las necesidades de afecto, aprobación y pertenencia del hijo no están satisfechas. Se trata de padres que sin descuidar las necesidades materiales del niño, se muestran emocionalmente inaccesibles, no escuchan, no participan en sus actividades y manifiestan un escaso interés y comprensión por sus sentimientos. En definitiva, el hijo acaba criándose en un desierto emocional y desarrolla una estructura de personalidad narcisista como mecanismo compensatorio.
¿Cómo reconocer a un narcisista?
Así, la falta o exceso de cuidados pueden dar lugar a personalidades que se caracterizan por estar extremadamente centradas en sí mismas, por la falta de empatía, la percepción del propio ser como único y magnifico y por un egoísmo que va más allá de la mera defensa de los derechos básicos. Dado que conceden mucha importancia a todo lo que tiene que ver con la imagen, la reputación y el dinero se convierten en algunos de sus principales objetivos y pilares que sostienen su estima.
Partiendo de la creencia que es alguien especial, el narcisista exige un trato especial y prefiere relacionarse con gente selecta, normalmente, personas de éxito. Pretencioso y difícil de influenciar, de valores versátiles, no es raro que infrinja las normas, dado que estas son para la muchedumbre y él está por encima. En este sentido, puede acabar siendo infiel reiteradamente, mentir, manipular o incluso cometer actos ilegales sin remordimientos. A la hora de emitir juicios se muestra radical: es blanco o negro. La escala de grises no existe.
En definitiva, el narcisista se caracteriza por una personalidad rígida, donde la importancia del ¨yo¨ y los propios logros se exageran a ojos de los demás, plasmando una imagen de excelencia personal. No obstante,su autoestima suele ser bastante frágil y como consecuencia, prefiere rodearse de gente que le va a halagar y reafirmar la idea de su valía. Es decir, si eres una persona sincera y directa, es poco probable que formes parte de su círculo de amistades: interpreta la falta de reconocimiento como un ataque personal.
Suele ser extremadamente sensible a las críticas y reaccionar con ira y desprecio ante los juicios negativos acerca de su persona. Normalmente, los entiende como muestras de envidia, una emoción con la que está muy familiarizado, dado que suele aflorar en su interior cada vez que se habla de éxitos ajenos. Tiende a ser muy exigente y competitivo, le encanta compararse con otras personas y desacreditarles para sentirse superior. Aunque consiga causar una buena primera impresión, su arrogancia y falta de consideración no suelen tardar mucho en rebatirla.
Precisamente debido a que se percibe como más competente y experimentado que los demás, le encanta dar órdenes, consejos, organizar y brillar en el papel de líder. A menudo, autoproclamado, pero líder al fin y al cabo. Sus dudosas habilidades sociales y falta de empatía, hacen que a menudo acabe solo, una situación que suele explicarse con la mediocridad y falta de criterio ajena. Dado que él es extraordinario, les corresponde a los demás buscar su compañía y manifestar interés. Situación que rara vez se prolonga.
Además, tiene una baja tolerancia a las emociones desagradables y una escasa capacidad de regulación emocional, lo que hace que a menudo sus reacciones sean desproporcionadas a la situación. Y las contadas muestras de empatía son reservadas para sus seres más cercanos que a menudo cumplen la función de asistentes o sirvientes. Se trata de relaciones parasitarias que deben satisfacer su necesidad de admiración y suelen caracterizarse por la ausencia de intimidad y un afecto un tanto superficial. En general resultan extremadamente dañinas para la otra parte.
Como es de imaginar tampoco suele asumir la culpa de nada. Retuerce los hechos hasta que él parezca una víctima y el insensato que ha osado ponerle en evidencia, un indeseable que intenta destruir su imagen. Tal y como mencionamos anteriormente, este es su punto débil y por ello evita personas o situaciones donde podría enfrentarse a una evaluación negativa. Y esta en ocasiones tiene que ver con sus grandes sueños y planes que rozan la fantasía y que fracasan por condiciones totalmente ajenas a él, por supuesto.
Una de las cosas que facilitan su reconocimiento es que procura que la conversación gire en torno a sus increíbles dotes y extraordinarios logros. Suele envolver en grandeza todos sus actos y cualidades, pero si quitas la chapa y pintura, te darás cuenta de que sus capacidades se asemejan a las de cualquier otra persona. Normalmente. Es importante destacar que en ocasiones las personas que presentan fuertes rasgos narcisistas brillan por encima de los demás en algunos aspectos lo que dificulta su posible identificación dado que el autoestima parecería justificado.
Esperamos que el artículo sobre la personalidad narcisista y sus características os haya resultado interesante y útil a la hora de identificar este perfil. Es importante puntualizar que la manifestación de rasgos narcisistas no convierte necesariamente a su propietario en merecedor del diagnóstico clínico. Dichos rasgos pueden estar presentes en mayor o menor medida en cualquier persona, sin llegar a lo patológico. Sin embargo, si empiezan a interferir en su vida personal o/y laboral lo más recomendable es buscar ayuda psicológica.
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