Está claro que hay aspectos de la existencia sobre los cuales no tenemos control. No obstante, la mayoría de los acontecimientos de nuestra vida son generados a partir de aquello que somos, o sea, de la forma en cómo reaccionamos a los que nos ocurre.
Atraemos y somos atraídos por situaciones según el ser en que nos hemos convertido. Nuestra naturaleza esencial es determinante en la manera en cómo habrá de desarrollarse nuestra vida.
Muchos se quejan, sin darse cuenta de que la mayor parte de su tiempo no lo gastan en cosas que les proporcionen placer o con sus seres queridos. Las obligaciones impuestas por el mundo externo acaban dominando totalmente sus vidas.
Desarrollar plenamente las habilidades naturales por medio del estudio, interesarse por las diversas formas de expresión artística del ser humano, ser capaz de percibir la belleza presente en toda la naturaleza, son algunas de las maneras con que darse a uno mismo regalos diarios, que enriquecen la vida y la hacen mucho más feliz.
Cuanto más satisfechos y en paz nos sentimos, mayores serán las probabilidades de atraernos las situaciones benéficas. Confiar siempre en que, en el momento oportuno, la vida responderá de forma amorosa a nuestras necesidades, es el paso esencial para que la energía se trasmute de negatividad en excelencia.
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