¿Para qué sirve el dolor?
El dolor tiene una función adaptativa y de supervivencia. Generalmente el dolor lo asociamos a las enfermedades cuando el cuerpo nos informa que: “algo no va bien”.
El hombre le teme a la muerte y al dolor (Barragán, 2008). Podríamos situar el dolor físico; entre nuestros conflictos personales, la salud y la enfermedad porque también existe el dolor emocional.
Entendiendo el circuito del dolor (es signo de alarma, sufrimiento y en sí mismo es una enfermedad), presenta una dinámica integrada en donde las enfermedades pueden provocar un dolor físico (diabetes mellitus, artritis reumatoide, neuropatía diabética, dolor por cáncer, por ejemplo) y el dolor emocional puede provocar enfermedades (trastornos psicosomáticos). Muy probablemente el efecto más importante en el físico y emocional es el deterioro de la calidad de vida de quién lo padece.
El dolor físico y el dolor emocional es captado por el cerebro en las mismas áreas
Investigaciones en el campo de las neurociencias demuestran cómo el dolor emocional es procesado en el cerebro por la misma área que procesa el dolor físico: la corteza cingular anterior, que se encuentra en la corteza prefrontal, la zona en donde se producen funciones más evolucionadas y humanas (Castro, 2013). Un aspecto esencial en el manejo del dolor emocional es: entenderlo, controlarlo y eliminarlo o aliviarlo.
¿Qué es el dolor emocional?
El dolor emocional es toda sensación de padecimiento o sufrimiento generado a nivel psicológico sin que haya algún aspecto físico de por medio.
Algunas características del Dolor emocional
El dolor se presenta en el cuerpo y en la mente y se puede quedar grabado en ambas partes.
El dolor emocional está mediado por la fuente que lo provoca (eventos de vida), por la intensidad que produce (débil, moderado o fuerte) y por el tiempo de duración (de corta o larga duración). Aunque el dolor emocional es también adaptativo, se convierte en un problema cuando se vuelve crónico.
En los casos más extremos cuando el dolor emocional es crónico o muy agudo, podemos pasar de la tristeza, a la depresión y desafortunadamente también al suicidio. Generalmente cuando esto sucede, se presenta en comorbilidad de otros estados alterados de consciencia acompañado incluso de enfermedades físicas y por supuesto de otros problemas sociales.
En el dolor emocional se presenta por las vivencias que tenemos (separación de los amantes o una dificultad con alguien), pero también en la ausencia de ellas (no quedar en la universidad, no ser correspondido en el amor o no ser aceptado en un trabajo). La lista de eventos de vida que nos puede generar dolor emocional es casi ilimitada: divorcio, separación, muerte, encarcelamiento, accidente, heridas de la infancia (rechazo social, injusticia, traición, abandono y humillación).
Causas del dolor emocional
Las causas del dolor emocional son puramente mentales
Epicteto decía: “No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”. Tu cerebro no distingue entre la realidad y lo que tu imaginas, para él es lo mismo.
Cuando suponemos que no podemos hacer nada ante el dolor emocional es justo por la forma en que nuestros paradigmas analizan la realidad. Si sentimos que no podemos hacer nada nos quedamos detenidos, se llama parálisis paradigmática.
De acuerdo al diccionario de las dolencias y enfermedades, cualquier dolor está relacionado con un desequilibrio emocional o mental y asociado a un profundo sentimiento de culpa o pena (Martell, s/f). Se experimenta angustia por haber hecho algo o por no haberlo hecho como un conflicto de la propia ética personal.
El dolor emocional se puede asociar a los huesos, tengo un dolor muy profundo, metafóricamente hablando. También asociado a otras condiciones como dolor de espalda, vómito, diarrea, cefaleas, fiebre o mareos. Incluso a problemas sexuales como impotencia, disfunción eréctil o pérdida de libido. Puede provocar problemas con el habla o incluso bloqueo en el movimiento de algunas partes del cuerpo (catatonia rígida o flácida). Cualquier impacto emocional pude incluso estar asociado a una muy lenta recuperación de una enfermedad o a la aparición de ella, como ya lo ha demostrado la psiconeuroendocrinoinmunología.
Sugerencias para el cambio
Gestionar el dolor emocional:
No se puede cambiar lo que no se hace consciente
El daño generalmente viene del exterior al interior y la reparación que hacemos es del interior al exterior.
Las emociones están ahí para ser sentidas. Si las dejamos libres se convierten en violencia, si las callamos se convierten en una enfermedad.
Es importante sentirlas para poder analizar el área o el aspecto que necesitamos arreglar.
Generalmente se requiere hacer un trabajo de duelo y adaptarnos a las nuevas condiciones que dejaron los eventos de vida que dejaron secuelas negativas y dolor.
Una muy buena noticia, es que vivir emociones positivas pueden neutralizar a las emociones negativas.
Es importante aprender de las experiencias, si no podemos hacerlo es necesario recurrir a una ayuda profesional.
Referencias
Barragán A. (2008) Vivir con dolor crónico, Editorial Libros de la Araucaria, Argentina.
Castro M. (2013) Las emociones doloras producen dolor físico y con éste una disminución importante de las capacidades cognitivas y ejecutivas, consultado el 7 de enero del 2015, en red: http://asociacioneducar.com/emociones-dolorosas-dolor-fisico
Martell J. (s/f) El gran diccionario de las dolencias y enfermedades, Ediciones
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