Demencia y vida sedentaria son dos conceptos que mucha gente todavía desconoce que van de la mano en mayor medida de lo que parece. Solemos asociar solamente la inactividad a enfermedades cardiovasculares, a engordar, a perder flexibilidad… Sin embargo, la inactividad física, gracias a los avances de la ciencia, se ha descubierto que la relación entre la aparición de una demencia y vida sedentaria puede ser más estrecha de lo que parece.
A lo largo del artículo se abordará el concepto de demencia y de vida sedentaria. Así como los beneficios del ejercicio físico y, sobre todo, el papel de la neurogénesis en el papel de la prevención de demencias. De esta forma, se indagará en la importancia de la actividad física para un correcto funcionamiento cerebral y se manifestarán las consecuencias negativas del sedentarismo.
Según la Asociación Americada de Psiquiatría (APA) la demencia se define como un “trastorno caracterizado por un deterioro cognitivo adquirido de suficiente gravedad como para afectar al funcionamiento social y/o profesional“. Cuando se habla de demencia hay que distinguir entre dos conceptos. Como describe el equipo de Menéndez-González (2013):
Por un lado, encontramos el Deterioro Cognitivo Asociado con la Edad (DECAE). En este tipo de deterioro, “la puntuación en los test neuropsicológicos está próximo a la media de los sujetos de la misma edad y nivel educacional”.
Por otro lado, tenemos el Deterioro Cognitivo Leve (DCL). Se refiere “a alteraciones cognitivas que, sin cumplir criterios de demencia ni afectar significativamente la capacidad funcional,representan un deterioro respecto a lo esperado por la edad, e identifica a un grupo de personas con riesgo de desarrollar una demencia en un futuro“.
Así pues, la diferencia entre uno y otro, es que el primero (DECAE) es el deterioro que se asocia con el paso de los años. Mientras que el segundo (DCL) es un deterioro no esperado a la edad cronológica del sujeto. Diferenciar entre estos dos tipos de deterioros es importante para tener una idea sobre los factores influyentes. Por ejemplo, no es lo mismo comenzar a padecer cierto nivel de demencia con 90 años que con 60. En este caso, quizá podrían estar influyendo algunos factores ambientales, esto es, modificables.
Vida sedentaria y beneficios de la actividad física
¿En qué consiste llevar una vida sedentaria? Básicamente en pasarnos el día sentados y sin hacer ningún tipo de actividad física específica. Los factores pueden ser varios, entre los que destacan, largas jornadas laborales, demasiadas ocupaciones diarias o simplemente la inapetencia hacia el ejercicio. Si bien es cierto que una gran cantidad de sujetos carece de tiempo para practicar un poco de deporte, otro tanto, sencillamente, muestra su pereza hacia él.
“La vida no es lo que uno vive sino como lo recuerda y como lo recuerda para contarlo”.
-Gabriel García Márquez-
Dicho esto, en el caso del Deterioro Cognitivo Leve, diferentes estudios concluyen que llevar una vida sedentaria, podría influir en desarrollar una demencia temprana. Como destaca el equipo de Menéndez-González, la actividad física beneficia a la salud cognitiva a través de:
Beneficios en el sistema cardiovascular y sistema cerebrovascular.
Incremento de la neurogénesis.
Mejora de la citoarquitectura cerebral (vasos sanguíneos, dendritas y microglia).
Plasticidad neuronal y propiedades electrofisiológicas.
Aumento de factores de crecimiento cerebrales.
Disminución de la formación de las placas amiloides de la Enfermedad de Alzheimer.
Neurogénesis, ¿por qué es tan importante?
Neurogénesis
El equipo de investigación de Peter S. Eriksson, en 1998, demostró en humanos que producimos células nuevas durante la etapa adulta. Es por ello, tan importante fomentar su creación para prevenir y/o ralentizar las demencias. La creación de nuevas células es un proceso denso y complejo, así que en este apartado abordaremos el concepto de neurogénesis y el papel de la actividad física. Por lo que, poco a poco, se irá relacionando el papel de una vida sedentaria con este proceso tan importante.
La neurogénesis, dada su gran importancia, merece un apartado propio en este artículo que versa sobre la relación entre la vida sendentaria y demencia. ¿Por qué es tan importante este concepto? Hasta hace relativamente pocos años, se pensaba que las neuronas dejaban de producirse a cierta edad. Sin embargo, gracias a la investigación se halló que el cerebro genera nuevas células durante toda su vida adulta. Esta generación de nuevas células es lo que se conoce como neurogénesis.
Cómo fomentar la neurogénesis: el papel de la actividad física
Como afirma el equipo de Arias-Carrión (2007), “se sabe que la actividad física, los ambientales enriquecidos, la restricción energética y la modulación de la actividad neuronal, entre otros factores, actúan como reguladores positivos de neurogénesis“. Dicho esto, los autores destacan otro aspecto importante. Primero citaremos sus palabras y después se irán desmenuzando para un mayor entendimiento.
“La memoria es el diario que llevamos con nosotros a todas partes”.
-Oscar Wilde-
El equipo de Arias-Carrión sostiene que “las alteraciones en el eje hipotalámo-hipófisis-suprarrena, inducidas por situaciones persistentes de estrés durante el desarrollo, disminuyen la generación de nuevas células en el giro dentado. Así, se conoce que la proliferación celular del giro dentado disminuye por el efecto de los glucocorticoides, los cuales se liberan en respuesta al estrés“.
La conclusión de estás palabras, es que a través del estrés liberamos glucocorticoides, más conocidos como cortisol, la famosa hormona del estrés. La aparición de cortisol en el organismo disminuye la generación de nuevas células, es decir, bloquea la neurogénesis. Ahora bien, ¿cómo podemos hacerle frente? ¡Exacto!
Beneficios del ejercicio físico
El ejercicio físico reduce los niveles de cortisol y por lo tanto aumenta la producción de células nuevas. Por ello, una vida sedentaria, en la que el cuerpo no participa en ningún tipo de actividad física es más propenso a no eliminar cortisol, impidiendo, de esta forma, la generación de nuevas células y pudiendo “adelantar” la aparición de demencias.
Por otro lado, el equipo de Olivares Hernández (2015), afirma que “la relación entre la neurogénesis hipocampal y el aprendizaje y la memoria es evidente, las nuevas neuronas generadas en el hipocampo proporcionan el substrato anatómico que procesa y codifica la nueva información adquirida”. Así pues, esta investigación pone de manifiesto la relación entre la neurogénesis, el aprendizaje y la memoria. Es decir, pone de relieve que fomentar el proceso de creación de nuevas neuronas puede prevenir y/o retrasar la manifestación de demencias.
Bibliografía
Arias-Carrión, O., Olivares-Bañuelos, T. y Drucker-Colín, R. (2007) Neurogénesis en el cerebro adulto. Revista de neurología, 44 (9), 541-550.
Menéndez, M., Martínez, M., Fernández, B. y López-Muñiz, A. (2011). Estilo de vida y riesgo de padecer demencia. Archivos de Medicina, 7 (31), 1-7.
Olivares, J., Juárez, E. y García, F. (2015). El hipocampo: neurogénesis y aprendizaje. Revista Médica de la Universidad Veracruzana, 20-28.
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