Un ejemplo de algo que se necesita
Ya hemos comentado que cuando necesitamos algo se ponen en marcha cientos de mecanismos para que llegue a nosotros, así que, por ese lado, no tenemos que preocuparnos demasiado, pues a menos que haya una interferencia sumamente directa y dirigida contra nuestra realidad particular, en general, solemos recibir rápidamente lo que nos es necesario, aunque sea algo “tonto” o que parezca nimio. Pero si es necesario que llegue, llega.
Por ejemplo, imagina que tienes que ir a un evento o un sitio donde hay una experiencia pendiente, un aprendizaje codificado en tu trama sagrada como importante, un punto de encuentro con otra persona que es muy necesario para tu próximo paso en tu realidad y, sin embargo, el coche te deja tirado el día anterior (o te lo manipulan para que te suceda lo dicho), de manera que te ves sin el medio de transporte que tenias pensado utilizar. Evidentemente, hay miles de recursos alternativos que podemos usar, pero imaginemos que, por el lugar donde vives o el lugar donde tienes que ir, no tener el coche es un problema porque te bloquea una experiencia evolutiva (aunque tu personalidad no lo sepa, si lo que sabe tu YS), por lo tanto, como eso es una necesidad, no un deseo, el tener un coche o un medio para llegar a ese sitio o evento o encuentro, se pondrán rápidamente en marcha cientos de procesos, octavas y sincronicidades para que puedas tener el vehículo o transporte que necesitas, ya que, de lo contrario, algo codificado para sucederte como vivencia o aprendizaje en tu trama sagrada no llegará a sucederte, y habrá que reparametrizar esas vivencias en otro punto del tiempo y del espacio.
Puesto que para suplir este tipo de situaciones si que tenemos toda la ayuda del mundo, a pesar de las posibles manipulaciones que “el sistema de control” pudiera ejercer contra ti (si no les “caes bien”, para decirlo de forma simpática), te llega lo que sea necesario para que puedas estar donde necesitas estar o hacer lo que tengas que hacer. Confío que este ejemplo tan básico sirva para entender que lo que uno necesita, a veces son cosas del día a día, y no tiene porque ser algo “enormemente existencial” para que sea recibido.
Por el otro lado, si ir a ese sitio, evento o encuentro no aporta nada especial a tu “currículo evolutivo”, entonces si te quedas sin coche tienes que ponerte tu a co-crear y poner en marcha los procesos para encontrar una solución alternativa, pues aunque pidamos una solución a nuestros guías y YS, y estos puedan intentar responder en la medida de lo posible, como habíamos dicho antes, esa petición no tiene prioridad alta, y se ejecuta, “cuando se pueda”.
Interferencias con las proyecciones de otras personas
Con esto comprendido, vamos con el segundo proceso que hace que muchas veces no se consiga atraer, materializar o co-crear aquello que se proyecta o se desea, dejando ya de lado el tema de las necesidades y centrándonos en lo que queremos por el anhelo o deseo de tenerlo o conseguirlo.
¿Por qué a pesar de que visualizamos, emitimos, pensamos, intentamos proyectar octavas con el contenido adecuado para manifestar algo en la realidad, esto no termina de llegar o llega distorsionado?
Básicamente porque nuestras octavas de co-creación personal son interdependientes de las octavas de co-creación del resto de personas involucradas en aquello que estamos manifestando. Es decir, que para que algo llegue a tu realidad, puesto que no vivimos solos en el mundo y compartimos una realidad común que hace de sustrato a la realidad personal de cada uno, un montón de los procesos básicos que sirven para que vivamos todos en el mismo “entramado espacio-temporal” están fuera de nuestra capacidad manipulativa, estando programados en la esfera mental preconsciente en el conjunto de reglas comunes que llamamos el “paradigma”.
Así, si por nuestra voluntad de proyectar cualquier deseo usando los recursos, habilidades y potencial que tenemos, emitimos algo que, primero, choca o no concuerda con las reglas básicas del paradigma en el sustrato común (es decir, no es “lógico” que “eso” pueda llegar “de esa manera” para el común de los mortales), tus proyecciones personales al “unirse” al entramado “cuántico” de la realidad común de donde aquello que quieres materializar tiene que venir, no cuadra con las “reglas” normales que el resto de personas están emitiendo inconscientemente. Por ende, tu proyección mental no tiene sustrato energético para materializarse fácilmente en aquello que pides porque el resto de componentes energéticos y mentales de las personas involucradas en hacerte llegar algo lo diluyen, lo bloquean (sin darse cuenta, simplemente una onda puede cancelar otra onda emitida sobre algo por dos personas diferentes) y lo retrasan, distorsionan o alteran.
Así que, a veces, estamos intentando manifestar “X” y llega a nosotros de forma distorsionada o diferente simplemente porque todos los procesos energéticos de aquello que hemos proyectado ha sido intervenido y a interactuado con otra multitud enorme de proyectores inconscientes (el resto de personas) que han podido cambiar o alterar los parámetros y contenido de tu proyección sin saberlo.
Básicamente, y para que se entienda la explicación anterior, todo el mundo influencia la realidad de todo el mundo con aquello que emite y proyecta, por lo tanto, muchas de las cosas que emitimos salen “disparadas” energéticamente a la piscina cuántica que es la realidad común y ahí se convierten en proyecciones alteradas, canceladas o distorsionadas por la interacción con el resto de proyecciones del resto de seres humanos.
La importancia del nivel de realidad al que estás conectado
Esto es lo que hace que, cuando estamos haciendo el trabajo de co-crear algo, no llegue, llegue diferente, llegue muy alterado, se quede a medias o se retrase, en muchos casos, mientras que, en otros, llegue estupendamente, rápidamente, directamente y sin ninguna distorsión.
¿Cual es la diferencia entre una situación y la otra?
La diferencia es el nivel frecuencial en el que te encuentras y sobre el que proyectas. A mayor vibración, tus proyecciones acceden a campos de energía más “elevados” para trabajar sobre ellos en la materialización de lo emitido, de manera que hay menos distorsión y menos interferencia de las proyecciones de las otras personas. Esto nos viene a decir que si tu estás, con tu cuerpo mental, en un sub-nivel determinado de la línea 42 más elevado que el sub-nivel de la persona que tienes al lado, tus proyecciones holocuánticas tendrán “más espacio libre de interferencias” por estar vibrando en una frecuencia superior para manifestarte aquello que estás emitiendo.
Si por el contrario, tu cuerpo mental (que es el principal responsable de la proyección de la realidad), se encuentra en la línea 33 o en un nivel bajo de la línea 42, estás compitiendo con “ondas” de bajo nivel y alta densidad energética que hacen complicado, lento y dificultoso manifestar aquello que se desea co-crear, por saturación del “espectro energético” en el que todas las proyecciones de todas las personas de ese nivel de la línea temporal se encuentran.
Vivir en pronoia
Es por esta razón que a veces, para hacer la analogía, hemos dicho que cuando estás en un nivel muy alto de vibración, especialmente cuando tu “punto de anclaje” está sintonizado en un subnivel de la 42 lo suficientemente elevado para que haya poca gente en él, puedes llegar a vivir en un estado de “pronoia”, que habíamos explicado en un artículo anterior, mientras que cuando estás en un nivel del espectro energético humano donde hay mucha saturación de realidades individuales coexistiendo, es tremendamente complicado no verse arrastrado en la tuya por la realidad común del entorno.
Confió en que veáis así la importancia de la sanación y limpieza del sistema energético para que todas y cada una de tus partículas se encuentren sintonizadas con el nivel de realidad más elevado posible, a la vez que entendamos porqué no se llega a manifestar todo aquello que uno trata de hacer llegar hacia si mismo, ya que no solo depende de nuestras ondas y capacidad proyectiva, sino del sustrato común que nos une a todos y del que dependen parte de los procesos para que “eso” pueda aparecer en nuestra vida.
un abrazo,
David Topí
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