Ha de ser un pacto que no se pueda quebrantar ni incumplir bajo ninguna razón o excusa.
Un pacto cariñoso, fraterno y entrañable, alcanzado tras una reflexión sincera acerca de lo que está siendo uno en este momento y en los últimos tiempos, acerca del comportamiento que uno tiene consigo mismo, de los desencuentros y las discordias y, por supuesto, de la inutilidad de persistir y redundar en un tipo de relación que no es el adecuado ni el deseado.
“El enemigo de la vida es la desatención”, se dice.
La desatención, aliada con la rutina, con el desencanto, con el menosprecio, con la insensatez, y con otros aditivos similares, compone un cóctel letal del que cada uno es el principal y más directo perjudicado.
A veces, sin pensarlo pensamos que es mala suerte que nos haya tocado ser como somos. Y nos quedamos en una rendición sumisa, resignada, sin contemplar la posibilidad de hacer modificaciones positivas.
Se nos olvida que somos dueños de nuestra vida, que tenemos la responsabilidad y la obligación de hacer de nuestra vida una vida que sea lo más cercana posible a la plenitud o la perfección –o a la aspiración que cada uno tenga- y a la felicidad.
La excesiva auto-exigencia es otro enemigo arduo y peligroso del que conviene desembarazarse.
NO ES OBLIGATORIO tener que soportar lo que no queremos soportar. Nos creemos predestinados o condenados a cosas de las que, con mayor o menor dificultad, podemos escapar.
Tenemos a nuestro servicio la maravilla de poder tomar decisiones, de escapar de lo que creemos que es el inevitable destino, de eso que sentimos como la conjura de los hados en nuestra contra, o de este presente luctuoso al que seguirá un futuro no más satisfactorio.
Tienes el poder. ¿Eres consciente de ello?, ¿Sabes usarlo?
Tienes la voluntad. ¿Es tu aliada o no te respeta?
Tienes el conocimiento de lo que te pasa, de lo que quieres y lo que no quieres. ¿Qué estás haciendo con ese conocimiento?
Eres humano, y como tal tienes rabia, frustraciones, desengaños y desilusiones; aborreces algunas de tus actuaciones y hay varias o bastantes cosas tuyas que no te gustan… pero lo único que haces es quejarte y nada más.
A la vista de este panorama –si es que te ves reflejado en alguna medida- que es tan poco atractivo y deseable… ¿Qué vas a hacer?
La mejor decisión es ponerte de tu lado y a tu favor, remar contigo en la misma dirección, pasar de la queja a los hechos que aportan soluciones, salirte de la queja y pasarte al amor propio, y hermanarte contigo en un lazo indisoluble mientras te ofreces una hermosa mirada con la que selles ese pacto.
Hazlo como quieras, pero hazlo.
Te lo debes.
Te lo mereces.
Es un pacto que puede cambiar tu vida.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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