“No te enojes”, “¡No grites!” “¡No pegues!”
¿Te has fijado cuánta energia gastas en gritar? ¿Cuánto tiempo gastas en tratar de convencer al otro? ¿Cuánto poder se te va al esperar de los demás?
Estas frases y otras semejantes son las que casi todos escuchamos mientras crecíamos. Y aprendimos, con el tiempo, a tratar de no enojarnos, de no gritar, de no sentir violencia, de esconder lo que sentíamos, etc.. Y aprendimos a juzgar el enojo. Pensamos que está mal enojarnos, que no debemos vernos molestos, y muchas veces cuando nos irritamos o algo no nos gusta solemos guardar los sentimientos de irritación para no causar caos o para que los demás no se enfaden con nosotros.
Sin embargo, conforme nos guardamos el enojo, este se va acumulando hasta que un buen día sentimos que no podemos contenerlo y explotamos, decimos todo lo que sentimos y hasta agraviamos o somos violentos con los demás, luego, la culpa.
El enojo es una emoción que no puede guardarse por mucho tiempo, este se va acumulando como una energía en nuestro cuerpo y vida que nos bloquea y no nos deja fluir, y si no lo entendemos y aprendemos de él puede causar a la larga no sólo problemas severos con las personas que nos rodean, sino sentimientos de frustración y hasta odio, emociones que no nos permiten que las cosas nuevas y grandiosas lleguen a nuestra vida, y que, además, nuestro cuerpo comience a enfermarse.
Puede que la persona con la que nos enojamos este en Hawai disfrutando la vida, ni se acuerda de lo que nos hizo, esta muy contento o contenta viviendo su vida, mientras nosotros padecemos y sufrimos las consecuencias de lo que sentimos.
Aprende de tu Enojo
Paso uno: El enojo es una emoción profunda y en verdad muy interesante, y quizá la primera cosa que hay que aprender es que no esta mal enojarnos, al contrario, es importante hacer contacto con esta emoción y aprender a escucharla. El enojo es una mensajera de las cosas que más necesitamos aprender. Si observas, todas las cosas que te hacen enojar lo hacen porque tu estas esperando mucho de la persona, la experiencia o la circunstancia.
Paso dos: La expectativa en los demás genera mucho estrés que se convierte en enojo. Cuando alguien te hace algo “muy malo”, es porque a final de cuentas tu estabas esperando que esa persona actuara o fuera de otra forma. Tu pudiste haberte sentido muy mal, pero quizá la persona seguro pensaba que estaba haciendo algún bien o almenos seguía lo que su comprensión le alcanzaba en ese momento. Aprender a no esperar de los demás, sino de uno mismo, es una de las cosas que podemos empezar a aprender. Esperamos de los padres, de los hijos, de los que nos rodean. Y hay mucho estrés en nuestro cuerpo y mente cuando estamos tratando de que las cosas sean de el modo en que creemos “esta bien”. El exceso de control de pondra muy estresado e irritable, intenando que todos sean como tu esperas.
Paso tres: renuncia a tener la razón: si te pones a pensar, puede que este bien para ti algunas cosas, pero para el otro habrá otras cosas que estén bien, y que no sean exactamente las que tu piensas o crees. Nunca acabaras de convencerlos de lo que tu piensas o eres. Te la pasarás la vida discutiendo, defendiendo tus criterios o enfadado sólo porque los demás se comportan, piensan o te dan cosas que te irritan o disgustan. Desperdiciaras una gran cantidad de energia en esto, en lugar de permitir, y empezara enfocarte en lo que si quieres.
Sabia solución al Enojo:
En lugar de esperar o querer convencer a los demás, empieza por darte lo que más pides. Observa las cosas que te gustaría que los demás te dieran y empieza por dártelas. Por ejemplo: si sientes que te faltó atención de niño, o que tu padre prefirió a tu hermano, entonces empieza tú por ser tu preferido, y date la atención y la preferencia que sientes te faltó.
Si sientes que alguien no te da lo que quieres, o te decepcionas o frustras fácilmente con los demás, es porque en verdad necesitas ponerte atención y aprender a darte lo que quieres, o encontrar en tu vida lo que te hace sentir feliz. ¿Lo ves? El enojo es tuyo, no de los demás.
Si estás en carencia irás a pedirle a los demás. Y si no te lo dan, te enfadarás más, y si no te lo dan ni con gritos ni enfados, podrías sentir incuso violencia. Perderás el control cuando sientas que el otro no es lo que tu estás esperando.
Cuando te sientes muy enfadado o irritable no lo descargues con los demás, ve y descarga el enojo pegándole a un cojín, caminando, pateando alguna pelota, etc. Sin dañar a nadie más ni a ti mismo. Descarga el enojo y luego observa lo que necesitas darte. Poco a poco verás que entre más te enojas, más necesitas hacerte feliz.
*Fuente: vivirsabiamente
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