Søren Kierkegaard fue un filósofo danés del siglo XIX cuyas ideas siguen siendo muy actuales y nos invitan a reflexionar sobre la vida o la relación que establecemos con nosotros mismos. Considerado como el padre del existencialismo, se dice que era una persona muy emocional y melancólica, por lo que no es extraño que estas características se dejen entrever en sus ideas filosóficas.
La filosofía de Søren Kierkegaard está profundamente centrada en la persona. De hecho, podríamos resumirla en dos conceptos básicos: el individuo y sus posibilidades. Temas como la libertad personal, la felicidad y la angustia existencial fueron centrales en su obra.
Este filósofo pensaba que la vida consiste en una serie de decisiones que debemos tomar día tras día. A través de esas decisiones vamos desarrollando nuestra existencia y nos convertirmos en la persona que somos o en la que queremos ser. Esas decisiones son inevitables ya que incluso no hacer nada implica decidir.
Lo interesante de su filosofía es que nos empodera y, de cierta forma, se convierte en una brújula que nos marca el camino a seguir para conocernos mejor y vivir de forma más plena.
Las mejores frases de Søren Kierkegaard para madurar y vivir plenamente
1. “La vida no es un problema a ser resuelto sino una realidad que debe ser experimentada”
Una de las frases de Søren Kierkegaard más bellas sienta sus orígenes en el taoísmo, el cual nos dice que la mejor fuente de conocimiento es la experiencia. El propio filósofo explica “las cosas más sublimes y bellas de la vida no se deben escuchar, ni leer, ni ver, se deben vivir”. Nos anima a experimentar, ser proactivos, equivocarnos, volver sobre nuestros pasos y avanzar. No debemos caer en el error de convertirnos en "teóricos de la vida", es mejor vivirla.
2. “Muchos perseguimos el placer con tanta prisa que nos quedamos sin aliento y nos apresuramos en dejarlo atrás”
Esta frase de Søren Kierkegaard es más actual que nunca. Imbuidos en el frenesí del consumismo y de la satisfacción rápida de las necesidades, es fácil caer en una espiral hedónica, un placer inmediato pero precisamente por eso también fugaz, muy alejado del equilibrio emocional que es la fuente del bienestar y la felicidad duradera. Su remedio es muy simple: saborear la vida lentamente.
3. “La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla: si uno empuja, la cierra cada vez más”
Kierkegaard nos habla de que la auténtica felicidad es una decisión personal. La felicidad duradera es aquella que proviene del interior, no la que se obtiene a través de las cosas, la cual es efímera. También nos alerta de que necesitamos un poco de introspección, silencio y soledad para encontrarla. La felicidad es el fruto natural de un estilo de vida equilibrado, no es preciso perseguirla porque mientras más nos empeñemos en alcanzarla, más elusiva será.
4. “Hay dos formas de ser engañado: una consiste en creer en lo que no es cierto y la otra en negarse a creer lo que es cierto”
Esta frase de Søren Kierkegaard nos alerta sobre el engaño, poniéndonos sobre aviso de las creencias erróneas que a veces cultivamos nosotros mismos. Creencias que muchas veces se basan sobre generalizaciones erróneas pero que tomamos como ciertas y verdades que nos negamos a aceptar porque no se corresponden con nuestra visión del mundo o de nosotros mismos y generan demasiada disonancia cognitiva.
5. “Lo que me etiqueta, me niega”
Todas las etiquetas son una reducción, una generalización que apenas contiene un pedazo de una realidad mucho más rica y compleja. Por eso, debemos tener especial cuidado con las etiquetas personales que utilizamos ya que se convierten en límites que nos autoimponemos y nos impiden desarrollar al máximo nuestro potencial. Cada etiqueta implica una negación de lo que podríamos ser.
6. “La angustia es el vértigo de la libertad”
A medida que pasamos de una elección a otra, experimentamos cierto grado de angustia, la cual aumenta a medida que tenemos más opciones debido a la incertidumbre. Kierkegaard piensa que preferiríamos vivir sin tener que elegir constantemente, por lo que aunque clamamos por la libertad, en realidad esta nos genera una angustia existencial. El antídoto consiste en aceptar el grado de incertidumbre, asumiendo que los errores forman parte del proceso de aprendizaje.
7. “La vida solo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante”
Søren Kierkegaard nos anima a comprender cómo somos mirando al pasado, pero también nos alerta que debemos hacer las paces con lo ocurrido para poder mirar hacia adelante. Somos el resultado de nuestro pasado, pero lo que nos impulsa son las metas y sueños que se encuentran en nuestro futuro. Quedarse atrapado en el pasado, en situaciones que ya no podemos cambiar, implica morir lentamente.
8. “El estado más doloroso del ser consiste en recordar el futuro, sobre todo el que nunca tendrás”
Una de las cosas que más nos angustia es la pregunta: ¿Qué habría pasado si nos hubiéramos atrevido a…? Kierkegaard nos alerta del peligro que representa quedarnos de brazos cruzados, resignados a imaginar un futuro que nunca tendremos porque no tenemos el coraje para luchar por él. Es el camino directo a la insatisfacción y la infelicidad. Lamentarse por lo que no tendremos no es la mejor apuesta. La solución consiste en luchar por lo que deseamos o ajustar la mira.
9. “Atreverse implica perder el equilibrio momentáneamente. No atreverse implica perderse a uno mismo”
Kierkegaard anima a la acción. Toda decisión arriesgada implica una pérdida del equilibrio y a veces también significa perder los referentes, lo cual genera ese vértigo al que hacía referencia el filósofo, pero a la larga es mejor desequilibrarse momentáneamente que no atreverse a dar el paso. Cuando dejas atrás tus sueños, te conviertes en la sombra de la persona que habrías podido ser, te pierdes a ti mismo en el camino.
10. “Las personas piden libertad de expresión como compensación por la libertad de pensamiento que rara vez usan”
La libertad de expresión es importante. No hay dudas. Debemos sentirnos libres para expresar nuestras opiniones y sentimientos. Sin embargo, esa libertad también implica una responsabilidad: la responsabilidad de reflexionar sobre el alcance y consecuencias de nuestras palabras.
Rincón de la Psicología
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