Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores
y los sabios; ahora también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los
que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo.
“Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el
entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones
superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene
lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde
valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar
decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro
cerebro emocional.
Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se
lo acaba mostrando”. Hay que entrenar esa mente.
“Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid. Estoy casado y
tengo tres niños. Soy cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital
de Madrid. Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se
puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas. Soy católico.
Acabo de publicar Madera líder (Empresa Activa) IMA SANCHÍS – 18/10/ 2004 “
- Más de 25 años ejerciendo de
cirujano. ¿Conclusión?
-Puedo atestiguar que una persona ilusionada,
comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría
esperar por su trayectoria.
-
¿Psiconeuroinmunobiología?
-Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe
entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano.
Una conexión que desafía el paradigma tradicional.
El pensamiento y la palabra
son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de
forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos
muy profundos.
- ¿De qué se trata?
-Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto
entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación
delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente,
produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la
constelación hormonal.
- ¿Qué tipo de cambios?
-Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria
y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad
intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más
necesarias para tomar decisiones adecuadas.
- ¿Tenemos recursos para
combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios?
-Un valioso recurso contra la preocupación es llevar
la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de
producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la
serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los
dos hemisferios.
- ¿Cambiar la mente a través
del cuerpo?
-Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos
pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación,
y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado.
Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la
respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.
- ¿Dice que no hay que ser
razonable?
-Siempre encontraremos razones para justificar nuestro
mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento.
Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza,
aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué que el cómo. Lo que
el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.
- Exagera.
-Cuando nuestro cerebro da un significado a algo,
nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo
es una interpretacion de la realidad.
- Más recursos….
-La palabra es una forma de energía vital. Se ha
podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas
que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente
personas con transtornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su
estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas
enfermedades.
- ¿Podemos cambiar nuestro
cerebro con buenas palabras?
-Santiago Ramon y Cajal, premio Nobel de Medicina en
1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era
metáforica. Ahora sabemos que es literal: “Todo ser humano, si se lo propone,
puede ser escultor de su propio cerebro”.
- ¿Seguro que no
exagera?
-No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos
moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La
transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos
el mundo que es, vemos el mundo que somos.
- ¿Hablamos de filosofía o de
ciencia?
-Las palabras por sí solas activan los núcleos
amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman
las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harward han demostrado que
cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el
silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.
- ¿Cuál es el efecto de las
palabras no dichas?
-Solemos confundir nuestros puntos de vista con la
verdad, y eso se transmite: la percepción va más allá de la razón. Según
estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93%
del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.
- ¿Por qué nos cuesta tanto
cambiar?
-El miedo nos impide salir de la zona de confort,
tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos.
Para crecer hay que salir de esa zona.
- La mayor parte de los actos
de nuestra vida se rigen por el inconsciente.
-Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido
incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya
espontaneidad primero ha de haber preparación, sino sólo hay automatismos. Cada
vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la
mente.
- Deme alguna pista.
- Deme alguna pista.
-Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad
honrando su propia palabra. Cuando decimos “voy a hacer esto” y no lo hacemos
alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la
conciencia.
- Ver lo que hay y aceptarlo.
-Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no
somos, podemos cambiar.
Lo que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo
de la transformación.
http://memoriaemocional.com/
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