¿Has tenido alguna vez una sensación de vacío difícil de explicar en la que absolutamente nada te llena, todo está mal o las cosas no salen como esperabas? ¿Y ese sentimiento de enorme soledad aunque estés rodeado de gente? Lo cierto es que aunque pensemos que esto sólo nos ocurre a nosotros, la mayoría de las personas hemos tenido al menos alguna vez en nuestra vida esa sensación en la que incluso sin “encontrar explicación”, sentimos tristeza, miedo, frustración, vacío. Un sentimiento que poco se acerca a lo que podemos catalogar como felicidad.
En una sociedad en la cuál todo va demasiado deprisa, en la que estamos cargados de responsabilidades, donde los telediarios y periódicos están llenos continuamente de noticias desagradables, en la que existe una enorme presión de consumir continuamente, en la que abundan las relaciones superficiales, y en la que la incertidumbre por la crisis económica y el miedo a perder nuestro trabajo (si no eres de los que están en paro) nos acecha en cada momento, no es difícil explicar el porqué de este tipo de sentimientos.
La pregunta es, a pesar de todas las circunstancias externas, ¿realmente es posible ser feliz?
La respuesta es que aunque es imposible evitar tener días malos o que nos ocurran cosas que no deseamos, si se pueden hacer cosas para cambiar nuestra forma de ver la realidad, subirnos el ánimo y crear oportunidades que nos permitan cambiar aquellas cosas que de manera consciente o inconsciente influyen negativamente en nuestro bienestar y no nos gusta. No se trata de ignorar lo que existe y no querer verlo, ni tampoco de querer ser Superman o Superwoman y salvar el mundo. Se trata de hacer lo posible por estar bien contigo, buscar la forma de conseguir tus objetivos, y ayudar a otras personas a ser más felices. Piensa que si cada uno de nosotros hiciéramos eso. ¿No sería todo mucho más fácil?
Está claro que no podemos obligar a otras personas a actuar como nosotros desearíamos que actuasen, pero si ser esa pequeña ruedecilla que está inserta en ese enorme engranaje que es el mundo y que se mueve. Aunque esa ruedecilla sea muy pequeña, irá moviendo poco a poco otras ruedas más grandes, dando lugar a un cambio que por pequeño que sea, producirá situaciones y experiencias diferentes.
Ahora bien, ¿cómo podemos lograr mover esa pequeña ruedecilla? Aquí tienes 8 claves:
- Haz una lista de aquellas cosas que quieres cambiar en tu vida y que te van a llevar a ser más feliz, visualízate consiguiéndolo y busca la manera de lograrlo. Da igual tu edad o situación personal, nunca es tarde para el cambio.
- Come sano, cuida tu aspecto físico y haz deporte, generarás endorfinas que te harán sentir bien contigo y con tu cuerpo.
- Mantén orden y limpieza en tu casa y lugar de trabajo. Esto nos genera sensación de bienestar y confort.
- Búscate un hobby y ponte a practicarlo.
- Viaja, y si no tienes dinero para viajar, sal de tu barrio o ciudad y explora nuevos lugares.
- Cuida tus relaciones, tanto pareja como amistades y nunca pares de conocer gente, tengas la edad que tengas. Saldrás de tu zona de confort y abrirás tu forma de ver el mundo.
- Escucha y ayuda siempre que puedas a las personas que te rodean. Te sentirás mejor y harás sentir bien a los demás.
- Agradece, valora y cuida lo que tienes ya que no siempre lo has tenido y si no lo cuidas puede que no lo vuelvas a tener.
Que tengas un gran día.
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