La leche materna
comunica al bebé, como una especie de feromona, importante información sobre
los niveles de energía que recibirá y le permite ajustar su crecimiento.
Sabemos que la leche materna es el alimento
perfecto de la naturaleza para el desarrollo de un bebé. Además de nutrientes
como calcio y proteína, la lecha materna ayuda a establecer el sistema inmune
de un recién nacido –el cual es un sistema adquirido post-parto. Es también la
vía por la cual ingresan los microorganismos que colonizarán el intestino del
bebé y ayudarán a digerir y absorber alimentos. La leche incluso tiene una
azúcar especial que sirve como fertilizante para que crezcan las bacterias
comensales que participan en diversas funciones vitales.
Por
si esto fuera poco un nuevo estudio sugiere que la leche es algo más que sólo
comida, es el vehículo de un importante mensaje hormonal. El periodista
científico Carl Ziimmer reporta en el New York Times sobre esta investigación
realizada con un grupo de monos y publicada en el jornal Behaviour Ecology en
la que se encontró la presencia de cortisol en la leche materna y se estudió
sus efectos en el desarrollo. Los monos bebés dependen del cortisol para
detectar información sobre el estado de sus madres y así ajustar su
crecimiento, administrar su energía e incluso modificar su temperamento,
concluyó el estudio.
Según el neuroendocrinólogo Jeffrey French, “la
leche actúa como una feromona, una señal química de un individuo a otro”. El
cortisol en la madre se transmite a través de la leche y hace que los infantes
rápidamente desarrollen receptores en sus intestinos para detectar el cortisol,
algo que no ocurre si se bebe leche en fórmula. Esto es importante ya que
aunque el cortisol es llamada la “hormona del estrés”, cumple un importante
mensaje y permite reaccionar en una situación apremiante. En este caso avisa a
los bebés qué recibirán una cantidad limitada de leche materna y deberán de darle
el mejor uso posible.
Las madres más jóvenes de los monos rhesus suelen
abastecer en menor cantidad a sus hijos de leche, misma que contiene niveles
más elevados de cortisol, al parecer algo que sirve como advertencia para que
ahorren energía. Los bebés de alto cortisol desarrollan un temperamento
nervioso y enfocan su energía en ganar peso y crecen más rápido pese a recibir
menos energía de sus madres.
Los
autores del estudio advierten que los resultados que obtuvieron no
necesariamente se repetirán en humanos, ya que se cree que existe una mayor
complejidad en la relación entre una mujer y su hijo. Sin embargo, es posible
que también exista dentro de la leche materna humana un mensaje hormonal
importante que seguramente no se está transmitiendo en la leche de fórmula.
http://www.mamanatural.com.mx/2014/11/la-leche-materna-es-mas-que-un-alimento-contiene-un-mensaje/
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