Como lector
habitual de saludnutricionbienestar.com que es usted, tengo que prevenirle
sobre el riesgo de que su médico le considere víctima de una nueva enfermedad:
la ortorexia.
Esta nueva
“patología” se ha colado entre las preocupaciones de las autoridades
sanitarias. Así la define ahora mismo el Ministerio de Sanidad, Servicios
Sociales e Igualdad en su página web:
“Es un trastorno de la conducta alimentaria (…) por
comer sano”.
La Comunidad de
Madrid, por ejemplo, también se ocupa de ello al hablar sobre los trastornos de
la alimentación y, entre otras cosas, asegura:
“Se entiende por ortorexia la obsesión patológica
por la comida biológicamente pura. Las personas que padecen esta enfermedad
tienen una preocupación excesiva por la comida sana que les lleva a consumir
exclusivamente alimentos procedentes de la agricultura ecológica, es decir, que
estén libres de componentes transgénicos, sustancias artificiales, pesticidas o
herbicidas”.
Lo compara con
“otro” trastorno de la alimentación, la anorexia:
“La diferencia entre anorexia y ortorexia es que la
primera está relacionada con la cantidad de comida ingerida y la segunda hace
referencia a la calidad de los alimentos que se toman”.
En
Francia van más allá. Y, por ejemplo, el Centro de Investigación e Información
Nutricionales de Francia (el CERIN, de las siglas de “Centre de recherche et d’information nutritionnelles”),
da todo el protagonismo a esta “enfermedad” en uno de sus boletines semanales.
Ojo al dato al explicar quiénes son estos “enfermos”:
“se preocupan por variar su alimentación en las
tres comidas diarias. Por ejemplo, no repiten fuentes de glúcidos o proteínas.
Si por alguna razón se ven obligadas a hacer una excepción por una comida
especial, en los días posteriores ponen en marcha un estricto mecanismo de
compensación: hacen deporte, aumentan el rigor de su dieta, ayunan…”. Y
todavía peor: “Para algunas
personas, en el lado de lo saludable se suele encontrar la gama completa de
productos ‘naturales’, integrales, no refinados: pastas integrales, harina
integral, azúcar de caña no refinada, etc. Y en el lado de lo que no lo es se
encuentra lo industrial, lo que está refinado (azúcar, harina blanca), lo
clásico (pasta, arroz blanco). En resumen, todo aquello que ha sufrido
modificaciones y se ha alejado de lo ‘natural’, por tanto, de lo ‘saludable’.
La Organización
Mundial de la Salud (OMS) lo ha cuantificado (¡agárrese a la silla!): un 28 por
ciento de la población de los países industrializados padecería esta
“enfermedad”. Vamos, que más de una cuarta parte de ustedes, lectores de
saludnutricionbienestar.com, están enfermos… (empezando por mí mismo, claro
está).
Si
hubieran dicho que lo sufre un 0,05 por ciento de la población, pongamos por
caso, podría tomarse en serio que realmente es una patología (como puede serlo
la obsesión por la higiene, cuando en sí mismo tener una buena higiene es algo
positivo, o cualquier otro comportamiento obsesivo compulsivo), pero el hecho
de cuantificarlo en un 28% me impide dar credibilidad a esa información
oficial.
¿Qué están haciendo las fuerzas del orden?
Esos individuos
“peligrosos” que prestan atención a lo que tienen en el plato, que hacen
deporte, que se saltan una comida para compensar los excesos cometidos tras una
comilona o que compran productos ecológicos preocupan a nuestros gobernantes,
que se sienten obligados a intervenir.
Los
medios de comunicación también han tratado el tema, sin faltar en algunos casos
el tono alarmista. Europa Press recogió unas declaraciones de un nutricionista,
que luego reprodujeron muchísimos medios, donde aseguraba que se trataba de un
fenómeno “en
aumento” y que quienes lo padecen “tienden a la autodestrucción”.
Auguraba también para los afectados el “aislamiento
social”. (1)
También
el aislamiento social es el triste futuro que les espera según la Unidad de
Trastornos de la Alimentación del Hospital Universitario La Paz de Madrid, al
igual que también afecta a sus “relaciones
sociales o incluso a su vida laboral, ya que todo su esfuerzo se dirige a
llevar una dieta que consideran sana, dejando de lado otras esferas de su vida”.
(2)
Así que ya sabe:
según esos informes, se empieza intentando comer sano y se acaba inmerso en un
completo aislamiento social, víctima de la autodestrucción.
¿Y los
psiquiatras qué hacen? ¿y la policía? ¡Que vengan los antidisturbios y vayan
sacando las porras y los gases lacrimógenos!
¡Rápido! ¡Un medicamento!
¿De verdad es
una patología la preocupación por alimentarse bien y tener ideas propias
respecto a lo que debe ser nuestra dieta y la de nuestras familias? A mí me
resulta cuanto menos sospechoso. Y me hace pensar si no será un primer paso
hacia la creación de un nuevo medicamento…
La
ortorexia fue descrita por primera vez en 1996 por un médico americano, el Dr.
S. Bratman, como “una
obsesión o fijación patológica en torno a la alimentación sana”.
Y como bien
sabemos, ahí donde se da una “patología”, debe existir también un tratamiento y
un medicamento. Tiempo al tiempo. Vamos a esperar entonces a que las
autoridades sanitarias inventen pronto un medicamento contra la preocupación
por comer de forma saludable y que haya que pasar por caja para adquirirlo o
esperar que lo financie la Seguridad Social (el medicamento, aclaro, porque lo
que no financia es la alimentación sana…)...
Fuentes:
1.
Citado, entre otros, por Muy Interesante
(21.02.2011).
2.
Diario “La nueva España” (18.03.2014).
http://www.saludnutricionbienestar.com/intenta-comer-sano-no-estara-usted-enfermo-de-ortorexia/
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