jueves, 4 de abril de 2019

UNA RELACIÓN SAGRADA


Una relación sagrada es aquella donde puedes ser tú mismo sin temor a ser juzgado, porque eres aceptado en tu totalidad.

El mantener una relación sagrada es una invitación a vivir en el presente y ser honestos tanto con nosotros mismos como con el otro, es sacar afuera nuestros temores y confiar ciegamente, adquiriendo consciencia de todos nuestros aspectos para que los cambios puedan darse.

En la confianza y respeto mutuo se puede renacer a nuestra verdadera esencia, mostrando lo que somos en plena libertad. Sin importar nuestro pasado, porque se es consciente de que cada día es un nuevo comienzo y el otro me mira sin juzgarme, aceptándome a plenitud, permitiendo que me abra y me rinda ante su presencia.

Atreverse con valentía a embarcarse en una relación sagrada nos lleva a conseguir la más hermosa de todas las joyas, el famoso cáliz sagrado que guarda los grandes misterios de la alquimia transformadora del alma.

Obviamente no hay un manual de instrucciones pero si basas tu vida en este principio y cada día caminas con el estandarte del compromiso personal y la responsabilidad de Amar, te aseguro que tendrás la guía permanente de tu propia sabiduría interna.

Puede que pocos te entiendan, es por ello que el sendero a la espiritualidad ha sido tradicionalmente solitario, pero es hermoso el poder compartirlo con tu pareja, si ambos se comprometen en una alianza sagrada.

Poco a poco todo se empezará a transformar tanto en ti mismo como en tu entorno, consciente el transitar juntos el camino hacia la divinidad, lado a lado, a través de cielo e infierno, a través de brillantes cumbres donde todo se ve claro como cristal, y a través del oscuro valle de la muerte psicológica donde es difícil ver los propios pies uno delante del otro.

Anda por el estrecho camino, ten la plena seguridad que la Luz de tu Amor te guiará en medio de la oscuridad. Recurre a tu sagrado corazón, a tu romance contigo mismo, con el otro y con Dios, con los pilares de tu honradez y amor por el otro.

Fuente: Arquitectura Espiritual

https://consejosdelconejo.com

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