lunes, 2 de julio de 2018

SI NO RECONOCES TU APORTE, EL MUNDO QUEDA NECESITADO DE ÉL Por Laura Foletto


La semana pasada, estuve en una radio hablando sobre Diseño Humano. En un momento, describiendo a los Tipos (Manifestadores, Generadores, Proyectores y Reflectores), la locutora me preguntó si se puede “progresar”, cambiar de uno a otro porque se es excelente en el propio. Fue muy interesante, porque ese es un planteamiento muy del ego: siempre hay algo mejor ahí afuera, que no es uno mismo.


En principio, ser uno mismo YA es un gran logro. Vivimos condicionados por la familia, la sociedad, los grupos, el consumismo, de forma que nos cuesta muchísimo conectar con lo que es verdaderamente nuestro. Es más, nos engañamos con que deseamos determinados éxitos (que harían feliz al ego), solo para darnos cuenta al conseguirlos que no llenan el vacío, que no tocan ese núcleo que demanda atención, propósito, autenticidad, dirección.


Solo conocernos y aceptarnos tal cual somos es una labor inmensa. Presionados por los modelos imperantes, esto nos lleva un tiempo que muchos no nos damos, lo que nos lleva a explotar en algún momento mediante una enfermedad, un accidente, una pérdida mayor, algo que nos conduzca al interior, a la existencia real de nuestra integridad.


Luego de la aceptación, viene un tiempo de exploración y sustento que nos da la satisfacción, el reconocimiento, la paz, la felicidad de ser nosotros mismos, de poner en práctica nuestros dones y cualidades, de resolver nuestros desafíos. Al hacerlo, comenzamos a reconocer el aporte que traemos y que es nuestra contribución a la comunidad.


El núcleo de esta cuestión es que, si no nos reconocemos, esa colaboración no se produce, el mundo queda carente de lo que pudimos dar. Una verdadera pena. El otro problema es que, aun admitiéndola, tendemos a subvalorarla. Acostumbrados a la magnitud de la cultura del ego en la que vivimos, nuestro aporte debe ser mayúsculo, reconocido, valorado. Hay que hacer algo grande. Una verdadera tontería.


Solo ser profundamente lo que somos, contribuir con lo que podemos es suficiente y necesario. Muchas veces, “el camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones”. Si la buena acción proviene del ego, suele ser equivocada. En la conexión sincera con Todo Lo Que Es, generalmente hay intenciones, pequeños gestos, caricias, presencias, acciones desinteresadas y pertinentes, que son más consecuentes y beneficiosas que las enormes o las que imaginamos.



Por ello, es imprescindible la tarea de conocernos desde la esencia, saber cuál es nuestro aporte individual, actuar desde el desapego, fluir con nuestra energía y la del Universo. Estamos siendo limpiados, liberados del karma, renovados, reconectados. Es muy fuerte y estresante pero es inevitable. Colaboremos para que sea más simple. Aquí estoy para acompañarte.




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