domingo, 8 de julio de 2018

Demencia digital: ¿Internet nos vuelve tontos?


El cerebro es un sistema único y hermosamente complejo, es además un órgano tremendamente adaptable, en constante aprendizaje y reconstrucción.


Cuando nos pasamos frente a un ordenador durante mucho tiempo, por ejemplo, jugando a videojuegos de acción, el cerebro sabe cómo optimizarse para hacer frente a dicho desafío. Entre otras cosas, es capaz de mejorar en motricidad fina, receptividad y capacidad de toma de decisiones: uno aprende en el verdadero sentido de la palabra. Por otro lado, se ha podido observar que pasar muchas horas en Internet, empeora nuestras habilidades cognitivas y memorísticas.


Contenido 

1 En qué consiste la Demencia Digital
2 ¿Cómo afecta el uso de medios intensivos al cerebro de niños y adolescentes?
3 ¿Son tan peligrosas las nuevas tecnologías?
4 Conclusiones

En qué consiste la Demencia Digital

La demencia digital es el nuevo concepto diagnóstico popularizado por el Dr. Manfred Spitzer, psiquiatra y neurocientífico alemán, que ha centrado su carrera en el estudio del cerebro y lleva años alertando sobre las nuevas tecnologías. Se trata de un trastorno causado por el uso adictivo de los medios digitales.

Según Spitzer, el uso continuado de estos dispositivos provoca que “el rendimiento cognitivo y la memoria disminuyan”. Está convencido de que los medios digitales, incluidas las aplicaciones y programas educativos, reducen el nivel de esfuerzo y trabajo mental.

Él habla de “demencia y decadencia espiritual”. Al parecer, médicos de Corea del Sur reconocieron la existencia de una conexión entre los medios modernos y el declive espiritual en los adultos jóvenes de su país, aunque no hay estudios serios sobre el tema.

Manfred Spitzer

Spitzer está convencido de que pasar mucho tiempo con medios digitales nos pone de alguna forma en riesgo, ya que nos lleva a pensar menos, y si pensamos menos, también almacenamos menos.

Y es que como ya sabemos, Google nos facilita mucho la vida, pero esta maravillosa facilidad que tanto nos gusta, conlleva un menor nivel almacenamiento de conocimiento en nuestro cerebro debido, justamente, a la falta de esfuerzo que requiere localizar cualquier información que busquemos, entre otras cosas.

Al parecer, la poca necesidad de trabajo mental que nos aportan las nuevas tecnologías, reduce nuestras capacidades de concertación, disminuyendo nuestro nivel de análisis y razonamiento general, lo cual a su vez genera otros efectos físicos secundarios no deseados como son la obesidad, diabetes, hipertensión, etc.

Esto es especialmente importante para nuestra salud mental. Como afirma Spitzer, “somos intelectualmente eficientes a través de un cerebro que trabaja”, pero cuando no potenciamos esta capacidad, se reduce la cantidad de células nerviosas, y entonces nos sentimos incompetentes y también más deprimidos.

Spitzer pone ejemplos cotidianos como por ejemplo el uso del GPS en el coche. Explica el caso de un hombre que utilizaba habitualmente este aparato para guiarse y llegar a su destino. Cuando se lo robaron y tuvo que enfrentarse a orientarse en la conducción sin él, se dio cuenta del gran esfuerzo que le representaba llegar a su destino. Al parecer sólo tenía una idea bastante vaga incluso de los trayectos a lugares en los que había estado varias veces. No hacía más que perderse una y otra vez, causándole una gran frustración.

El uso del cerebro genera un crecimiento de las áreas cerebrales que se más utilizan. Por tanto, nuestro cerebro funciona de manera similar a un músculo: si se utiliza crece; si no se utiliza, se atrofia.

¿Cómo afecta el uso de medios intensivos al cerebro de niños y adolescentes?

Para este doctor alemán: “Nuestra capacidad de rendimiento cerebral depende del esfuerzo mental al que nos sometemos”. Si dejamos de memorizar, es porque ya no lo necesitamos, por lo que nos relajamos y nuestras memorias dejan de estar activas, se atrofian.

Los neurólogos se están dando cuenta de que cada vez más jóvenes de entre 20 y 30 años se ven afectados por lo que ellos creen que es un problema de memoria y no es otra cosa que la falta de ejercicio mental que ha sido sustituido por las nuevas tecnologías. Seguramente es por esto que, aunque su libro haya sido número uno en ventas en su país, es odiado por muchos adolescentes.

Todo lo que hacemos, pensamos, etc. cambia nuestro cerebro. Es por eso que el uso intensivo de los medios afecta la estructura de nuestro cerebro. En la mayoría de los casos, sin embargo, estos cambios son tan sutiles e individualmente diferentes, que no pueden ser analizados con los métodos actuales de investigación del cerebro. Esto solo es posible cuando existen con efectos muy grandes o importantes. Resulta visible, por ejemplo, en grandes usuarios de teléfonos móviles, pues se amplían las áreas del cerebro que están involucradas en los movimientos del pulgar.

En los adolescentes, debe tenerse en cuenta que la pubertad es una fase de especial transformación del cerebro. Sin embargo, la investigación del cerebro relacionado con estos temas justo está empezando, por lo que sabemos relativamente poco sobre los cambios estructurales en el cerebro de los adolescentes que usan masivamente los medios.

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Spitzer también muestra poca simpatía por la implantación masiva de las computadoras en las aulas. Según él, “una computadora en la escuela no cambia el rendimiento del alumno en absoluto y una en las aulas para jóvenes incluso lo empeora”, afirma. Se basa para ello en el análisis de datos de un estudio PISA de 250,000 estudiantes de 15 años de edad. La conclusión fue que las computadoras interferían con el aprendizaje.

¿Son tan peligrosas las nuevas tecnologías?


No es su intención demonizar los medios digitales, pero explica que cuando hay un gran impacto cerebral, también hay riesgos y efectos secundarios. Incluso va más allá diciendo que “Si se observa la población total, se puede ver cómo el rendimiento mental ya se ha visto afectado por los medios digitales en la actualidad”.

Pero no nos asustemos, recordemos que en el pasado ya se temió con la invención de la imprenta que los libros y el exceso de lectura pudiera ser perjudicial para la salud, cosa que se ha demostrado que es totalmente falsa. Reacciones similares también ocurrieron con la introducción de la radio y la televisión.

También es interesante comentar en este contexto que el número de casos de demencia ha aumentado dramáticamente durante los últimos años, especialmente en el caso de los ancianos, pero ellos aún no han tenido la oportunidad de modificar sus cerebros a través del consumo masivo de dispositivos digitales.

Conclusiones


Diversas investigaciones han estudiado las posibles consecuencias dañinas del abuso de las nuevas tecnologías sobre el cerebro humano, aunque estos estudios todavía están en una fase muy inicial, dado que son herramientas relativamente nuevas en nuestra sociedad. Incluso la ciencia ya ha sugerido formas de evitar que los efectos cognitivos negativos se produzcan. Sin embargo, no hay pautas que ayuden a los adultos jóvenes a vivir con tecnología, y tampoco hay una guía para evitar que se vuelvan adictos a sus productos electrónicos.

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https://www.psicoactiva.com

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