Los primeros años de la vida de los niños y niñas son una etapa decisiva para establecer unas buenas pautas de conducta alimentaria pero con bastante frecuencia observamos problemas relacionados con la comida, como la aversión a determinados alimentos o la falta de apetito. A veces estas conductas son indicativas de alguna enfermedad por lo que es importante prestarles atención. El origen puede ser muy diverso, puede ser una patología alérgica o digestiva que provoque ciertas molestias al consumir determinados alimentos y esto produzca un rechazo, o que el menor tenga dificultades para establecer el ritmo de hambre y de saciedad, también puede ser indicativo de otras enfermedades, en todo caso es necesario descartar que existan enfermedades orgánicas y para ello es necesario la visita al pediatra. Por ejemplo, los niños con espectro autista suelen tener problemas con la alimentación que muchas familias desconocen.
Los trastornos más comunes en los primeros años
Los trastornos alimentarios que suceden a niños antes de los 6 años, son diferentes a los que se pueden desarrollar en edades más tardías, en esta etapa más temprana a menudo tiene relación con la interacción que tiene el menor con su madre y la influencia de la familia o los cuidadores sobre el niño.
Algunos de los problemas que podemos encontrarnos son:
Negación a tomar alimentos
Es bastante frecuente que los niños pequeños se nieguen a tomar alimentos sólidos y que lo quieran todo triturado ya que es más cómodo para ingerirlo, este rechazo suele coincidir con el paso de la alimentación triturada a la solida y con la salida de los dientes. Grandes dosis de paciencia y que el niño vaya descubriendo las nuevas texturas a su ritmo suele ser suficiente para que el menor se vaya acostumbrando a masticar los alimentos.
Otro problema es la falta de apetito o emplear un tiempo excesivo en comer, las causas pueden ser diversas, desde el rechazo a ingerir el alimento por no gustarle el sabor o la textura, a no querer comer solo o tener excesivas distracciones a la hora de la comida, como pueden ser la tele, móvil, etc. Es importante implementar buenos hábitos; motivarle a que pruebe cosas nuevas, que nos vea comer a nosotros verdura, pescado y otros alimentos “menos atractivos” y eliminar las distracciones en la mesa, convirtiendo la comida en un momento para disfrutar en familia.
Todos estos son problemas menores en la alimentación infantil que suele reconducirse con bastante facilidad si se trabajan a tiempo.
La obesidad
Cada vez vemos más niños obesos menores de 5 años y la cifra, al parecer, no para de aumentar. La obesidad conlleva mayores riesgos de padecer otras enfermedades asociadas como la diabetes tipo II, tensión arterial alta, trastorno del sueño.
La obesidad muchas veces tiene relación los malos hábitos que hemos adquirido respecto a la alimentación. Hoy en día se come demasiado azúcar, mucha grasa, mucha sal, esto unido a una vida cada vez más sedentaria repercutirá en problemas de sobrepeso en los niños. En estos casos es importante educar a los padres para que respeten el apetito de los niños. Hay padres muy preocupados porque su hijo o hija “come poco” y por ese motivo retrasan la introducción de los alimentos sólidos, ya que parece que comen menos o que cada vez que lloran los bebés les dan de comer porque piensan que es por hambre.
Anorexia y bulimia nerviosa
Aunque no es un trastorno propio de los primeros años de la infancia sí que se pueden sentar las bases para que se instaure cuando el niño o la niña sean más mayores. La anorexia se caracteriza por el rechazo a mantener el peso sano con un miedo intenso a engordar debido a la distorsión de la imagen corporal, en la bulimia hay episodios de descontrol alimentario seguidos de métodos compensatorios purgativos, dietas extremas o ejercicio excesivo y existiendo el peso adecuado o incluso por encima del recomendable.
Es un problema que lo vemos en personas cada vez más jóvenes, ya que los niños están expuestos constantemente a la publicidad y esta influye en su percepción del entorno y de su propio cuerpo. Para no caer en este tipo de trastornos es fundamental implementar desde muy pequeños unos buenos hábitos alimentarios, así como fomentar las relaciones sociales, comer en familia y trabajar la autoestima de los más pequeños. Es fundamental la detección precoz y para ello es imprescindible la colaboración entre padres y profesiones.
La pica
Otro trastorno que podemos encontrar en la infancia es la pica, esta se caracteriza por la ingesta de sustancias no consideradas alimentos. Se conoce casos de ingesta de pinturas, tiza, jabón plastilina, insectos, heces. La pica se considera una conducta inapropiada a partir de los 18-24 meses puesto que en edades más tempranas lo hacen habitualmente como modo de exploración del mundo que les rodea. Suele asociarse con enfermedades del espectro autista, el TOC o el trastorno por Evitación/ restricción.
Conclusión
Aunque siempre debemos descartar la existencia de un origen orgánico, una parte importante detrás de estos problemas tiene que ver con los aspectos educacionales, por ejemplo, hay padres que no saben poner límites a sus hijos. Si un niño tiene problemas para alimentarse lo primero seria acudir al pediatra que descartara si este comportamiento es conductual o hay algo orgánico de base. Si el problema es conductual, el profesional dará unas pautas a los padres. Lo imparte es que seamos conscientes de la salud de los menores y que una intervención a tiempo puede ahorrar muchos problemas futuros.
Referencias
Organización Mundial de la Salud (OMS). Sobrepeso y Obesidad. [Internet] [Acceso 15 de Octubre de 2019] Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight
https://www.psicoactiva.com
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