En el mundo encontramos ritmos que se repiten y sistemas periódicos en los que todo existe en un estado de vibración, oscilación y pulsación continuos, ritmos que el hombre puede observar no sólo en el latir del corazón, en la circulación de la sangre y en el proceso de la respiración sino también en la formación repetida de células y tejidos, en el movimiento rítmico de los océanos, en el movimiento de las ondas sonoras y de las vibraciones hipersónicas y, por último, en el vasto Universo, que va desde los sistemas cósmicos de los soles y las galaxias hasta el mundo infinitesimal de las estructuras nucleares y atómicas.
Los patrones geométricos formados en una fina base de arena, depositada sobre una placa de vidrio o metal, vibrando a frecuencias diferentes, son llamados “figuras sonoras de Chladni”.
Historia De La Cimática
Ernst Chladni fue un físico alemán. Por su trabajo sobre vibración, y el cálculo de la velocidad del sonido para diferentes gases, es considerado el fundador de la acústica. Dedicó gran parte de su experimentación a los fenómenos de resonancia. A la manera de los experimentos de Hooke, en los que se extiende arena fina sobre una placa de acero suspendida y luego se inclina el borde de la placa. Los patrones intrincados formados con la arena que migra lejos de las áreas de mayor vibración y se establecen a lo largo de las líneas nodales, o las áreas de mínima vibración dentro de la placa. Hizo extensos dibujos de estos patrones, que llegaron a ser conocidos como figuras de Chladni.
El 8 de julio de 1680, el filósofo experimental Inglés, Robert Hooke, rompió la barrera del sonido visible cuando extendió harina en un plato pequeño de vidrio y paso un arco de violín a lo largo del borde. Mientras continuaba, se dio cuenta de que la harina, en lugar de simplemente volar fuera del plato, configuraba en sí misma una forma ovalada, que se re-orientaba a lo largo de la superficie, dependiendo sobre cómo se inclinaba el plato.
Las estructuras hexagonales de un líquido puesto a vibrar por ondas sonoras de alta frecuencia son iguales a un nido de abejas.
En 1831, el gran científico experimental, Michael Faraday, publicó un artículo que describe sus observaciones de geométricas “formas nodales” que aparecen en sólidos granulares bajo el efecto de vibración. A pesar de que estaba fascinado por estos fenómenos, pronto se trasladó a otras áreas (como el electromagnetismo) al no poder encontrar ninguna aplicación práctica para este fenómeno.
En 1885, una estadounidense, Margaret Watts Hughes, una cantante y congregacionalista devota, comenzó a experimentar con el ‘Eidophono’, un pequeño instrumento como el saxofón con una membrana extendida con fuerza sobre la campana, sobre la cual extendía varios polvos y líquidos. Al cantar, tonos sostenidos en este dispositivo, fue capaz de crear imágenes de gran detalle reflejo de la estructura de las plantas y el agua que fluye, así como las increíblemente complejas formas de pétalos de flores.
Cuando se hace vibrar una burbuja de jabón común y corriente en un diafragma pueden ocurrir cosas muy extrañas. Se podría decir casi que la burbuja empieza a «respirar» al ir cobrando fuerza dentro de su superficie una serie de pulsaciones rítmicas.
En 1960, en el pequeño pueblo de Dornach en los Alpes suizos, el Dr. Hans Jenny construyó un dispositivo similar, que llamó tonoscopio, para transformar la voz humana en visuales “figuras de sonido”. Jenny se asoció con el sistema de enseñanza “Escuela Waldorf”, que se especializó en la educación de los niños con impedimentos físicos, esto lo llevo a emplear este ‘juguete’ para enseñar a los niños sordos a hablar. Aunque un niño sordo podría no ser capaz de oír la diferencia entre un bien pronunciado “oh” gutural, y un mal articulado “uhh”, utilizando el tonoscopio podían ver la diferencia.
Aunque este dispositivo muy simple fue similar al creado por la señora Hughes más de medio siglo antes, Jenny no quiso parar allí. Luego pasó a conectar un generador de frecuencias y un amplificador de sonido, para utilizarlos de una forma diferente, utilizó placas de acero, polvo de licopodio (un polvo fino, esférico, muy sensible a la vibración), así como una variedad de pastas y líquidos más densos.
Eidofono (Eidophone)
Esto le permitió un mayor grado de control sobre los parámetros de los fenómenos, incluyendo la capacidad de repetir patrones específicos a voluntad. También él fue capaz de producir una variedad de estructuras similares a los encontrados en el mundo natural. Los patrones resultantes y las formas de flujo que observaba eran amplia-mente documentados en películas y libros que compilan más de 14 años de investigación detallada.
Cimática Y La Medicina Energética
La investigación sobre la Cimática nos revela que el “sonido” es un ejemplo de los principios de la medicina vibracional o energética. Durante experimentos con cimatica, en el que se oye un sonido y al mismo tiempo se observa un patrón en formación, por ejemplo una sustancia colocada en una membrana vibratoria o tal vez una placa de acero, que comienza como una “burbuja” inerte de arena o agua, sin movimiento, entonces el pulso, instantáneamente la transforma en una forma animada, tan pronto como la placa o membrana fuera excitada por la vibración. Todo esto sería generado por el campo vibratorio creado por el oscilador.
Ahora supongamos que, por alguna razón sólo se pueda “ver” el aspecto estático de la forma y por lo tanto se entiende que es sólido. entonces la idea de que la forma se genera por un campo vibracional y solo haciendo un sonido parecería absurda.
Ahora imaginemos que alguien barre sin saberlo, la arena de la placa y la forma se altera, pero luego, la vibración en cuestión de unos pocos segundos la vuelve a su forma original. ¿Cómo explicarlo?. El ejemplo anterior ilustra las diferencias básicas entre la medicina convencional y la medicina energética o vibracional.
La “Medicina energética” busca entender a la gente como campos de energía unificada o en palabras del Dr. Jenny, “como un todo”. Metafóricamente, nuestro cuerpo físico, las emociones y los procesos de pensamiento son como formas cimáticas que son organizadas por campos vibratorios subyacentes, el más denso (el físico), está animada por las vibraciones más sutiles (emociones y pensamientos).
Las formas esculpidas por las vibraciones en una materia viscosa simulan el brote de las yemas de una planta o el crecimiento del coral.
Hoy en día, algunos científicos han demostrado que el cuerpo humano es un sistema de energía dinámico y que nuestras células, órganos y tejidos tienen su propia naturaleza vibratoria o resonante.
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